La Agencia Internacional de la Energía prevé que el volumen de los insumos para el desarrollo de autos eléctricos y energías renovables estará muy cerca de lo que requieren los compromisos internacionales ante el cambio climático.
La demanda de los minerales necesarios para el desarrollo de tecnologías sostenibles registra altos históricos con el litio a la cabeza. La tendencia fue confirmada por la primera revisión anual del mercado de minerales críticos presentada ayer por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Según el documento, el segmento alcanzó los 320.000 millones de dólares en 2022 situándose en el centro del escenario de la industria minera mundial, en opinión de la AIE. Además, la inversión en proyectos productivos relacionados con estos minerales aumentó un 30% el año pasado, llegando a un total de 41.000 millones de dólares.
Uno de los aspectos que genera preocupación es la poca diversidad en la oferta ya que la participación de los tres principales productores de estos insumos se mantuvo sin cambios o aumentó aún más.
De concretarse las distintas iniciativas, algunas previstas y otras ya en marcha, la AIE proyecta que la oferta de este tipo de materiales alcance las 420.000 toneladas métricas en 2030. Así, se ubicará apenas por debajo de la demanda estimada en 443.000 toneladas para cumplir con los compromisos internacionales relacionados al cambio climático.
«En un momento crucial para la transición energética en todo el mundo, nos alienta el rápido crecimiento del mercado de minerales críticos, que son cruciales para que el mundo logre sus objetivos energéticos y climáticos», dijo el director ejecutivo de la IEA, Fatih Birol, destacando el desarrollo de la actividad.
Si bien el panorama es optimista, su consolidación está supeditada a que no se registren retrasos o postergaciones en los proyectos ya establecidos. Uno de los aspectos que genera preocupación es la poca diversidad en la oferta ya que la participación de los tres principales productores de estos insumos se mantuvo sin cambios o aumentó aún más, especialmente para el níquel y el cobalto.
En cuanto a la demanda de baterías de iones de litio, registró un aumento del 65% en el sector de la automoción durante 2022, y llegó a los 550 GWh. En esa línea, las matriculaciones sumadas el año pasado fueron un 55% superiores a las del 2021.
Asimismo, el mercado de almacenamiento de energía en baterías también experimentó un crecimiento notable, con un tamaño de mercado que casi se duplicó hasta los 80 GWh (combinados a escala de servicios públicos y detrás del contador), marcando uno de los mayores aumentos anuales de despliegue jamás vistos.
Oportunidades y desafíos del litio en América Latina
Por otro lado, en otro informe reciente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se refirió al escenario para la extracción e industrialización del litio que presenta la región con las mayores reservas de litio a nivel global.
En el documento presentado se analizó el papel de los principales países productores de este mineral, como Argentina y Chile.
La presentación estuvo a cargo del secretario Ejecutivo de la comisión regional de las Naciones Unidas, José Manuel Salazar-Xirinachs, e incluyó segmentos como el alcance de las baterías de iones de litio en la cadena de valor global, el principal uso actual del material, y los regímenes de gobernanza, normativo y fiscal que determinan el funcionamiento de la explotación en el “triángulo del litio”.
El informe detalla que esa zona compuesta por los salares de Bolivia, Chile y Argentina concentra el 56% del recurso a nivel mundial. Además, es posible encontrar litio en menores cantidades en Brasil, México y Perú, elevando los recursos de la región a casi 60% del suministro total.
En cuanto a los precios del mineral, el documento de la CEPAL señala que estos incrementaron casi nueve veces entre 2021 y 2022. Y destaca que actores como China, Estados Unidos y la Unión Europea lideran la electromovilidad y cuentan con una serie de políticas que buscan asegurar el suministro de minerales considerados críticos para la transición energética.
En contraste, determina que en América Latina existe un atraso respecto a las posibilidades de industrialización del litro, fundamentalmente con la fabricación de baterías para los vehículos eléctricos.