El futuro gobierno de Javier Milei apunta a eliminar progresivamente los subsidios. El informe da cuenta del valor real de la energía y releva las zonas del país con las facturas más caras y las más bajas.
Los subsidios en general, y los que rigen para las tarifas de luz y gas en particular, están en la agenda en estos días de cambio de gobierno.
El presidente electo Javier Milei asumirá el próximo 10 de diciembre con un objetivo primordial que asoma a la vez como un duro desafío. Se propone avanzar «sin gradualismo» hacia el déficit cero en el Estado y para eso tiene en carpeta realizar un fuerte ajuste del gasto, lo cual involucra -justamente- el esquema de subsidios que hereda de la actual gestión.
Entre ellos están los que se destinan a financiar parte del consumo energético de los hogares y que hacen que los usuarios no paguen el “verdadero precio” de la energía.
Lo cierto es que eliminarlos de cuajo no será sencilla y en el último tramo de una larga campaña electoral, incluso, el propio Milei advirtió que sería un proceso en etapas.
En el debate final con su oponente en la contiencda electoral, Sergio Massa, el líder libertario incluso cuestionó «la campaña del miedo» que le atribuyó al actual Ministro de Economía por la difusión de algunos supuestos valores en caso de que se eliminara la asistencia estatal, como un posible boleto de colectivo a mil pesos que Milei calificó como una falsedad.
Más allá de cálculos y especulaciones en plena disputa electoral, lo cierto es que, en un escenario de alta inflación y congelamiento de precio en las facturas domiciliarias, el atraso tarifario llega, en algunos casos hasta el 400%.
Así se desprende de un informe elaborado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el que se indica que los mayores atrasos se presentan en el segmento eléctrico y en la región del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Javier Milei prometió llevar el déficit fiscal a cero y para eso prepara una batería de medidas para ajustar el gasto público. Los subsidios son uno de los puntos a atacar.
De acuerdo con ese estudio, los usuarios N1 de altos ingresos tienen un atraso en sus tarifas del 67%, los N3 del 299% mientras que en el caso de los N2 (bajos ingresos), el atraso tarifario llega al 407%.
“El virtual congelamiento de tarifas desde mayo, en conjunto con la aceleración de la dinámica inflacionaria, implicó que se acumule atraso tarifario no solo por el concepto energía sino también por lo correspondiente al Valor Agregado de Distribución (VAD) para el AMBA”, señala el informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA.
De este modo, la factura promedio de energía eléctrica para los usuarios N1 y N2 cayeron en términos reales un 44% y 38% respecto de la factura previa a la segmentación de los subsidios, una política que se suponía venía a normalizar las tarifas.
En cuanto al gas natural, entre enero de 2019 y febrero de 2023, mes de inicio de la segmentación de subsidios, la tarifa residencial para un consumo promedio de gas natural se redujo en términos reales.
A partir de entonces, y hasta noviembre de 2023, hubo una reducción real adicional para todos los niveles con mayor magnitud observada en los N1. Por último, en noviembre la factura promedio de gas para los usuarios del Nivel 1, Nivel 2 y Nivel 3 cayeron en términos reales un 27%, 63% y 58% respecto de la factura pre-segmentación, respectivamente.
Tarifas de luz y gas, por zona
La factura promedio total país -según el estudio de la UBA- es de 12.430 pesos para un hogar de altos ingresos (N1); de 5.248 pesos para un hogar de ingresos medios (N3) y de 4.869 pesos para un hogar de ingresos bajos (N2).
La comparación de los cuadros tarifarios entre jurisdicciones indica que, ante igual consumo, las facturas finales más bajas se encuentran en Edesur y Edenor (AMBA) para los N1, Edelap y La Rioja para los N2 y Edesur, Edenor y La Rioja para los N3.
Por otra parte, las facturas más altas se registran en Neuquén y Río Negro para los N2 y N3 y en Neuquén y Misiones para los N1.
Por otro lado, el informe marca que los subsidios a la Energía, que representan el 76% de los subsidios totales, cayeron un 19,9% en términos reales durante el acumulado anual en comparación con 2022.
En el desagregado, se observa que Enarsa recibió un 34,1% más de fondos en términos reales, explicado fundamentalmente por la compra de barcos de GNL.
A su vez, las transferencias más relevantes son a Cammesa, aunque disminuyeron un 39,6% interanual en términos reales. En tanto, las transferencias por el Plan Gas.Ar (incentivos a la producción de gas natural) aumentaron 79,8% en términos reales.