La incorporación de nuevas modalidades de pago, que ya cubren el 30% de los viajes, es uno de los razones que explican el crecimiento registrado en en junio, tras un largo período de caída sostenida.

Después de varios meses de caída sostenida, el subte porteño cortó la racha en junio: el número de pasajeros transportados aumentó un 9% en comparación con el mismo mes del año pasado, según datos oficiales de Emova, la empresa a cargo de la operación del servicio. También hubo una mejora respecto de mayo, con un alza del 2%.

Según los datos, los fines de semana fueron los que más empujaron el repunte: los sábados creció un 12% y los domingos, un 11%.

Aun así, el sistema sigue lejos de recuperar los niveles de uso que tenía antes de la pandemia. En promedio, el volumen actual ronda el 70% de los pasajeros de 2019, aunque en algunos meses incluso cae por debajo.

Aunque junio marcó un giro en la curva descendente, el escenario todavía está lejos del pico histórico de 2019, cuando el subte porteño superó los 325 millones de pasajeros en todo el año.

En términos absolutos, durante junio se movilizaron 17.012.729 pasajeros, frente a los 14.713.387 de junio de 2024.

Traducido a días hábiles, fueron 749.108 personas por jornada, un salto frente a los 689.961 del año pasado. Los sábados promediaron 341.744 viajes, y los domingos 196.101, cifras que también superan las de 2024.

Detrás de la recuperación hay múltiples factores, pero uno resulta clave, según explican desde Emova: la incorporación de nuevas modalidades de pago.

Desde diciembre, al menos un molinete por estación permite abonar con tarjeta de crédito, débito, o mediante billeteras virtuales con tecnología NFC o QR, además de la tradicional tarjeta SUBE. Estos nuevos medios ya representan el 30% de las transacciones.

Ese importante crecimiento refleja a la vez un factor que tendría fuerte incidencia en la merma de pasajeros de los últimos tiempos: los importantes aumentos en la tarifa del subte. En Emova advierten que el uso de medios de pago alternativos a la SUBE, que ofrecen importantes descuentos, evidencia una búsqueda de los usuarios de aminorar el costo que implica actualmente viajar en subterráneo.

Subte vs colectivo: la diferencia de precio también pesa

El pasaje en subte cuesta hoy $996, mientras que el mínimo en colectivo en el AMBA está en $488,70.

La diferencia impacta directamente en las decisiones de viaje de los usuarios, especialmente en un contexto de crisis y caída del poder adquisitivo, según se analiza en el informe de la concesionaria.

Además, el boleto del subte se ajusta todos los meses según una fórmula que combina el Índice de Precios al Consumidor con un recargo del 2% mensual.

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Detrás de la recuperación del junio hay múltiples factores, pero uno clave, según explican desde Emova, es la incorporación de nuevas modalidades de pago.

Ese efecto se sintió con fuerza en abril, cuando la caída interanual fue del 23%. Ese mes viajaron 16.270.851 personas, contra los 21.132.709 de abril de 2024. Si la comparación se hace con 2019, la baja trepa al 39%.

¿Se puede volver a los niveles récord de 2019?

Aunque junio marcó un giro en la curva descendente, el escenario todavía está lejos del pico histórico de 2019, cuando el subte porteño superó los 325 millones de pasajeros en todo el año, según datos del Instituto de Estadísticas de la Ciudad.

En 2022, ya sin restricciones sanitarias, la cifra fue de 221,6 millones. En 2023 subió a 236,4 millones, pero en 2024 -cuando se porodujo el salto más pronunciado en el precio del viaje- volvió a caer muy fuerte, hasta 199,1 millones.

Parte de esa baja se explica también por el cierre temporal de la línea D, que estuvo casi tres meses fuera de servicio por obras en su sistema de señalamiento. Se trata de la segunda línea con más tráfico de la red.

Sin embargo, los factores estructurales que limitan la recuperación son más profundos. Entre ellos, el cambio de hábitos postpandemia, como el crecimiento del home office o el cierre de oficinas céntricas durante la pandemia que ya no volvieron a abrir.

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En términos absolutos, durante junio se movilizaron 17.012.729 pasajeros, frente a los 14.713.387 de junio de 2024.

A eso se suma la diferencia tarifaria con el colectivo y la caída general de la actividad económica.

La tendencia tampoco es exclusiva de Buenos Aires. En otras ciudades de la región, los sistemas de subterráneos no han recuperado el 100% de los pasajeros prepandemia. En promedio, el retorno ronda el 80% respecto de 2019, explicitan en el informe.

Qué opinan los usuarios del servicio

Más allá de los vaivenes del uso, desde Emova difundieron un índice de satisfacción cercano al 80%, según una encuesta propia.

El 90% de los usuarios calificó el servicio entre “muy satisfactorio” y “algo satisfactorio”, destacando «la rapidez con la que se viaja, la frecuencia y la comodidad» como principales atributos.

El índice de disposición a recomendarlo llegó al 91% y el de continuidad de uso fue del 95%. Sin embargo, también hubo críticas.

Los mayores cuestionamientos se concentran en la línea B, que todavía opera con unidades muy antiguas. Los Nagoya japoneses superan los 60 años, mientras que los CAF 6000, comprados usados al metro de Madrid, datan de los 90 y los 2000. La línea E también cuenta con material rodante viejo.

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