La reciente formalización de un acuerdo marco entre Southern Energy (SESA) y Securing Energy for Europe (SEFE), la compañía energética del gobierno de Alemania, marca un hito de gran significado económico pero también simbólico para la proyección energética argentina.

Este contrato para el suministro de dos millones de toneladas anuales de GNL durante ocho años, con inicio proyectado en 2027, no solo consagra a SESA como líder en la exportación de gas argentino, sino que refleja las razones que impulsan esta confianza alemana.

Que Alemania, una de las potencias industriales más grandes y exigentes del mundo, elija a la Argentina como proveedora de GNL no debería sorprender, y va más allá de un simple análisis de costos.

La confianza se asienta en tres pilares fundamentales que la crisis energética europea exacerbó, de las cuales la más elemental es la seguridad de suministro y diversificación post-Rusia.

Tras la invasión a Ucrania, Alemania sufrió la interrupción casi total del suministro de gas ruso, su fuente histórica. La premisa actual de Berlín es la diversificación y la seguridad de abastecimiento, y la Argentina, con la segunda reserva de gas no convencional más grande del mundo en Vaca Muerta, ofrece una fuente geográficamente remota y geopolíticamente estable en comparación con Oriente Medio o las regiones conflictivas de África.

licuefactor Hilli Episeyo
El buque licuefactor Hilli Episeyo comenzará a producir en el segundo semestre de 2027.

A la vez, el proyecto de Southern Energy se basa en buques licuefactores (FSRU como el Hilli Episeyo y e MKII), una tecnología de licuefacción flotante disponible que permite un tiempo de implementación más rápido que una planta en tierra tradicional.

Para Alemania, que necesita asegurar volúmenes en el autoimpuesto mediano plazo (2027-2028), la rapidez es un factor clave, tal como se reconoce en el consorcio integrado por Pan American Energy (PAE), YPF, Pampa Energia, Harbpur Energy y la noruega Golar, en el que sus directivos destacan que la aceleración del proceso permitió «coronar» la estrategia con un contrato millonario.

El ultimo factor son los volúmenes iniciales y los escalables. El proyecto de SESA apunta a llegar a 6 millones de toneladas anuales con la entrada del segundo buque (MK II) en 2028.

El crecimiento constante de la producción de Vaca Muerta, que redujo drásticamente las importaciones argentinas, es una garantía de que habrá gas disponible para cumplir estos compromisos a largo plazo.

El contrato con SEFE es un triunfo de gestión empresarial que consolida la expectativa de la Argentina como un nuevo actor en el mapa global del GNL, un mercado que, como señalan expertos, ya no es solo de «largo plazo y muy grandes volúmenes», sino también de mercados flexibles y de pequeña/mediana escala como el Caribe, y con un creciente interés en Asia.

El impacto de la salida de Shell del programa GNL

En medio de este hito que significó el primer contrato en firme de venta de GNL de la Argentina, el reciente anuncio sobre la salida de Shell de la sociedad que tenía con YPF para desarrollar una de las etapas del Argentina LNG, introduce un anunciado contratiempo, y abre una etapa de negociaciones para la búsqueda de un nuevo socio.

El CEO de Shell, Wael Sawan, dijo que el GNL será el pilar central de la estrategia de la compañía.

La salida de una «Major» global como Shell es un golpe de efecto. Si bien las razones exactas no se hicieron públicas, la medida ratificó los rumores de su salida de los últimos meses, y la ansiedad de YPF por lograr algunas definiciones de la sucesora de la petrolera malaya Petronas, que abandonó el mismo proyecto en diciembre de 2024.

Distintas fuentes consultadas consideraron que la velocidad que YPF pretendía darle al proyecto, ante el espejo de lo que viene llevando a cabo con la italiana Eni y la emiratí Adnoc, no se condecía con la filosofía de trabajo de Shell, ni con sus prioridades en el mercado global de GNL en el cual es uno de los mayores jugadores con la operación más integrada y extensa del mundo.

La angloholandesa no sólo es el mayor trader o comercializador de GNL global -y como tal despachó más de 70 millones de toneladas de GNL en 2024, un volumen que supera a cualquier competidor y refuerza su dominio en el movimiento del producto-, sino que su cartera de proyectos en marcha también competía con el desarrollo en la Argentina.

Así, Shell cuenta con proyectos de suministro de GNL, tanto en operación como en construcción, en 10 países, entre ellos Qatar, Canadá, Nigeria y Australia. También tiene importantes participaciones en plantas de regasificación en India, el Reino Unido y Gibraltar, y acceso a largo plazo a capacidad en varias otras plantas en Europa, Oriente Medio y Norteamérica.

: una torre de perforación colapsó mientras era movilizada dentro del bloque Sierras Blancas, uno de los más activos del norte neuquino.
El bloque Sierras Blancas, el activo más importante de Shell en Vaca Muerta.

Más aún, la compañía busca consolidar su liderazgo frente a BP, TotalEnergies y ExxonMobil y definió meses atrás su nueva hoja de ruta global con el gas natural licuado en el centro de su estrategia para la próxima década.

El gas será la principal contribución de la compañía a la transición energética en valor como en mitigación de emisiones, reemplazando al carbón en grandes mercados como China e India.

Pero más que un adiós, el anuncio de Shell fue un «hasta luego» ya que la compañía sigue siendo socia de YPF en Vaca Muerta y en la exploración de los bloques offshore, además de llevar adelante una inversión que se espera para 2026 en unos US$600 mill y de seguir siendo uno de los cinco mayores productores y exportadores de shale oil de la Argentina.

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