En total, la construcción demandará cerca de 2.200 millones de dólares, que en su mayoría llegarían con créditos alemanes. Desde su licitación en 2014 el proyecto espera las divisas para comenzar las obras.
A mediados de la década pasada se conocieron los resultados de la licitación para construir la represa Chihuido I sobre el río Neuquén con el objetivo de disminuir las inundaciones, mitigar los riesgos de rotura en el dique de Portezuelo Grande y proveer energía eléctrica. Desde entonces, la iniciativa ha tenido muchas idas y vueltas, pero nunca pudo avanzar.
El proyecto, tasado en 2.250 millones de dólares, se vio demorado por situaciones de escalas variadas que van desde cambios en la gestión política hasta trabas administrativas de la UTE a cargo. En el medio rumores de financiamiento de origen ruso, chino y alemán que nunca llegó. Sin embargo, ahora las empresas adjudicadas empezaron a moverse para activar la obra. Las respalda un argumento de peso: las crecidas del río.
La central tendrá una potencia de 637 Mw y generará una energía media anual de 1750 Gwh, la mitad de lo que produce hoy la Represa de El Chocón.
Estas condiciones evidencian el potencial de la represa y generan un escenario más favorable para su puesta en marcha. A ese marco, se le suma la resolución del conflicto relacionado con el ingreso de Voith Hydro a la Unión Transitoria, lo que destrabaría el arribo de créditos alemanes.
De todas maneras, aún hay obstáculos que detienen el proyecto, siendo el más evidente la situación macroeconómica del país y su impacto en las importaciones. Otro, y quizás el más importante, tiene que ver con el incremento de las tasas de interés a nivel internacional que encareció el costo financiero del proyecto.
En concreto, la propuesta contempla una tasa Euribor (3,98%) más un 1,5% adicional y una prima de seguro en torno al 22% que termina disparando la tasa efectiva anual al 9%. Para tener un marco de referencia, la prima de las represas de Santa Cruz o del crédito del Belgrano Cargas estuvo en el 7% y desde Economía sostienen que para Chihuido no debería superar el rango del 10% al 12%.
Técnicamente, la propuesta alemana sigue siendo más barata que la tasa de mercado a la que Argentina podría acceder de manera voluntaria, el límite normativo obligatorio a cumplir. Pero no se debe soslayar que este año hay elecciones y, según los plazos mínimos proyectados desde la firma del contrato, las divisas ingresarían recién a mediados del año que viene.
Sin ese incentivo, desde la cartera económica no dan señales que auguren la llegada a un acuerdo. Según tracendió, el objetivo del Gobierno es equiparar el costo de financiamiento a la propuesta original rusa y que los alemanes acepten esas condiciones, para que la construcción pueda comenzar este mismo año.
La obra
La obra de Aprovechamiento Multipropósito Chihuido I consiste en la construcción de una represa y una central ubicada en el tramo medio del río Neuquén en la zona central de la provincia, 5,5 km aguas abajo de la confluencia con el río Agrio. Tendrá una potencia de 637 Mw y generará una energía media anual de 1750 Gwh, la mitad de la que produce hoy la Represa de El Chocón.
Además, tendrá una altura de 105 metros y 1.100 metros de longitud. La central generadora contará con cuatro turbinas tipo Francis. Adicionalmente a la generación eléctrica, la presa aportará mayor seguridad tanto a las poblaciones de Alto Valle ubicadas aguas abajo, como a las instalaciones de extracción petrolífera y gasífera, incluyendo las cabeceras de bombeo y conducción de hidrocarburos.
El camino del proyecto
En diciembre de 2014 se abrieron los sobres y se conoció que la UTE que componen Helport, Panedile Argentina, Jose J Chediack, Eleprint e Hidroeléctrica Ameghino resultó ganadora del proceso licitatorio. En aquel entonces se hablaba de que la mayor parte del financiamiento llegaría desde Rusia. Sin embargo, tras el cambio de gestión en 2015, los capitales rusos se alejaron del proyecto.
En ese marco, el consorcio empresario liderado por la constructora de Eduardo Eurnekian se dispuso a buscar nuevos socios. En 2018 apareció la posibilidad de PowerChina, pero no prosperaron las negociaciones y, finalmente, el reemplazo elegido fue la alemana Voith Hydro, que ofreció hacerse cargo del financiamiento a través de entidades bancarias como Santander y Credit Suisse.
En ese momento surgió una nueva problemática que radicaba en la figura que iba a tener esta proveedora de turbinas alemana. Ya que, en principio, la firma estaba impedida por el pliego licitatorio de ingresar en la UTE adjudicada al no haber formado parte del esquema original.
Finalmente, se acordó que la firma extranjera tenga un rol “supervisor-coordinador” del consorcio y que reciba todos los fondos en una cuenta en Alemania para luego ir girando los desembolsos a medida que se certifican los avances de obra, un método muy similar al que se utiliza con los créditos chinos.