Las primeras perforaciones en el shale empiezan a mostrar señales de declilve y la técnica aparece como opción para reactivarlas, incrementando la producción entre 1,5 y 3 veces con menor inversión e impacto ambiental.

El boom productivo del shale de Vaca Muerta reemplazó de manera contundente a la actividad convencional marcada por la madurez de sus pozos. Ahora, con operaciones que acumulan cerca de diez años, las primeras perforaciones de la Cuenca Neuquina empiezan a mostrar señales de declive propias.

En ese marco, empiezan a aparecer metodologías y estrategias para maximizar la evacuación en estos yacimientos. La refractura surge como una herramienta clave en este sentido, ya que permite extender la vida útil de los pozos maduros no convencionales, recuperando la productividad con menor inversión y menor impacto ambiental.

Cientos de pozos horizontales perforados entre 2015 y 2019 muestran un declino progresivo.

La técnica consiste en volver a estimular un pozo existente, mejorar la conectividad hidráulica del reservorio y aumentar la producción sin necesidad de perforar nuevos pozos. Desde el punto de vista económico, la refractura representa entre 20% y 60% del costo de un pozo nuevo, con incrementos de producción estimados entre 1,5 y 3 veces respecto al nivel actual.

Además, el período de repago es más corto y se reducen significativamente las emisiones de CO₂, hasta unas 600 toneladas por intervención, al reutilizar infraestructura existente.

La selección de los pozos candidatos es fundamental. Se consideran típicamente aquellos de primera generación, con declino pronunciado, pero presión superior al 70% de la original, y con diseños de fractura insuficientes que dejaron zonas del reservorio sin producción.

La conectividad y la geografía operativa también influyen, evitando interferencias con pozos vecinos y mejorando la eficiencia del desarrollo.

Tipos de refractura para Vaca Muerta

Esta práctica cobra relevancia en una etapa de madurez productiva de los campos: cientos de pozos horizontales perforados entre 2015 y 2019 muestran un declino progresivo y operan por debajo del 20%–30% de su producción inicial.

Morales, representante de Calfrac, explicó que “darle una segunda vida al pozo puede resultar más rentable que perforar uno nuevo”, especialmente cuando los diseños originales no aprovecharon completamente el potencial del reservorio.

Vaca Muerta, refractura, pozos maduros, hidrocarburos, CAPEX, eficiencia, sostenibilidad, Calfrac, producción, innovación, SPE,
Refractura, la herramienta clave para los pozos maduros de Vaca Muerta.

Las técnicas de refractura varían en complejidad y control. La opción más básica, conocida como “pump and pray”, es económica pero poco precisa. El aislamiento químico mediante divergentes redistribuye el caudal sin intervención mecánica, mientras que los métodos mecánicos con packers o tapones permiten estimular zonas específicas, ofreciendo un control comparable al de un pozo nuevo.

Para pozos estratégicos, se utiliza el recompletado con liner adicional, la alternativa más costosa, pero con mayor probabilidad de obtener respuesta sostenida. Cada intervención requiere un análisis detallado y monitoreo continuo, utilizando herramientas como trazadores, microsísmica y fibra óptica para medir la producción incremental y ajustar futuros diseños.

La técnica fue presentada en la 2ª Jornada Técnica de la SPE Patagonia Section, celebrada el 23 de octubre en Neuquén, en el marco del programa SPE 2025/2026 sobre metodologías para mejorar la productividad en Vaca Muerta. Morales destacó que la refractura representa una fase evolutiva dentro del desarrollo no convencional, combinando eficiencia operativa y aprendizaje técnico.

Impacto ambiental

Entre 2015 y 2025, la cantidad de etapas de fractura mensuales en Vaca Muerta creció de 50 a más de 2.000, consolidando la cuenca como uno de los principales centros de producción no convencional del hemisferio sur.

La refractura se perfila como un instrumento para aumentar el factor de recobro sin multiplicar el CAPEX, contribuyendo a la sostenibilidad económica de los proyectos. Los beneficios ambientales son notables: al reducir la necesidad de perforar pozos nuevos, cada refractura evita la emisión de CO₂ y aprovecha la infraestructura existente.

Este enfoque contribuye a los objetivos de descarbonización del sector y refuerza la viabilidad de los desarrollos a largo plazo. Con un retorno estimado de entre 1 y 3 por cada dólar invertido y una reducción de hasta 50% en CAPEX frente a un pozo nuevo, la refractura se consolida como una herramienta estratégica y sustentable para la próxima década de Vaca Muert

Comentarios

Por si acaso, tu email no se mostrará ;)