Periodista especializada en minería

Litio y cobre son un primer paso en la industria de transición. En el país hay poca exploración, pero la variedad geológica y los primeros datos dan buenos augurios.

Los países industrializados del mundo iniciaron una carrera para dar con los minerales que harán falta para cambiar los autos con combustibles fósiles a alternativas eléctricas. En este escenario, la geología argentina ya dio dos batacazos: hay proyectos de litio y cobre en cantidad y calidad tanto en el NOA como en Cuyo.

Pero la necesidad de materias primas no termina ahí. Si bien la demanda creció en estos dos metales muy rápidamente, el mundo está buscando al menos nueve minerales críticos para poder asegurar la producción, distribución y almacenamiento de energía eléctrica.

El primer paso, asegurar la producción de baterías

En el escenario de transición, la electromovilidad es una de las primeras prioridades del primer mundo, debido al acuerdo de París y los objetivos planteados. Y para la fabricación de autos híbridos o eléctricos, uno de los saltos fue el desarrollo de las baterías de ion litio, que permiten más autonomía y seguridad.

Pero en paralelo, el salto de la cantidad de minerales necesarios es enorme. Según un informe de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), en los autos tradicionales se necesita de forma intensiva de cobre, manganeso y cobalto. Para un eléctrico o híbrido son necesarios, en orden decreciente, grafito, cobre, níquel, manganeso, cobalto, litio, tierras raras y zinc.

Electromovilidad, litio, minería transición energética
El litio es utilizado en vehículos eléctricos, turbinas eólicas y otras tecnologías de energía limpia.

En un análisis del futuro de la minería ligada a la industria automotriz hay que tener en cuenta qué minerales se usarán más y de cuáles crecerá más su demanda. El litio, por ejemplo, es el que deberá aumentar más su producción en los próximos 20 años según el informe, de 13 a 42 veces más. Esto explica el boom internacional: pasó de ser un metal con valor bajo a tener un crecimiento sostenido y una demanda cada vez mayor.

Si bien la demanda creció en litio y cobre muy rápidamente, el mundo está buscando al menos nueve minerales críticos para poder asegurar la producción, distribución y almacenamiento de energía eléctrica.

Del otro lado está el cobre, otro metal para el que Argentina ya demostró que tiene potencial geológico con al menos 20 proyectos en distintos niveles de avance. El conductor por excelencia debería aumentar entre 1,7 y 2,7 veces su producción, pero es el segundo recurso mineral más utilizado en un auto eléctrico, con más de 50 kg necesarios por unidad.

A su vez, la puesta en marcha de un proyecto de cobre desde el inicio de la construcción puede demorar más de 4 años. Y las posibilidades de tener una cadena producción estable se complican más porque la industria automotriz deberá competir con los requerimientos de metal de todo el resto de los sectores productivos.

La carrera por los minerales críticos y el rol argentino

Cobre mineral
La minería de cobre tiene alta demanda mundial, y empieza su desarrollo en el país.

Las baterías necesarias para la electromovilidad están compuestas por un ánodo, generalmente de grafito, un cátodo de cobalto o níquel y una solución de sales de litio. El cableado es de cobre, el manganeso se usa para alivianar la estructura y las tierras raras para los componentes eléctricos.

En Argentina hay reservas confirmadas y estratégicas que llevaron a una creciente inversión en las minerías del cobre y el litio. Y el grafito también se produce en la actualidad en el país. Este mineral está asociado a la extracción del carbón y es el segundo con mayor potencial de crecimiento según el CEPAL, ya que para satisfacer la demanda debería aumentar la producción entre 8 y 25 veces hasta 2040.

En el país hay reservas confirmadas y catalogadas en Catamarca, Córdoba, La Rioja y San Luis, debido a que el mineral estaría asociado a las sierras pampeanas centrales. Pero hoy la producción de grafito, que tiene potencial para convertirse en el próximo litio, no impacta en la economía mundial. El principal productor en la actualidad sigue siendo Turquía y hace poco se sumó Brasil.

La situación es similar en otros de los mineraless críticos para la transición energética: potencial por la extensión y variedad geológica del país, pero pocos estudios que detallen cuánto mineral y en qué concentración. El director del Instituto de Geología y Recursos Minerales del SEGEMAR, reconoció en declaraciones a la prensa en 2020 esta falta de información.

Pero a pesar de la baja inversión, hasta esa fecha se habían cuantificado 1.500 toneladas de cobalto, 10.000 toneladas de níquel, 170.000 toneladas de elementos de tierras raras y 11.000 toneladas de vanadio.

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