La distribución eléctrica y las telecomunicaciones tienen en la actualidad un rol central en el funcionamiento de la sociedad, y su convergencia representa una oportunidad para transformar las operaciones, mejorar el acceso a servicios esenciales y promover el desarrollo social y económico en la Argentina y la región.
La compartición de infraestructura pasiva (como postes, ductos y derechos de vía) entre las empresas prestadoras de servicio de distribución eléctrica y las empresas de Tecnología de Información y Comunicaciones (Tics) facilita la rápida expansión, la evolución de ambas redes y especialmente la mejora en la prestación de los servicios de cada una de ellas, tal como se destaca en el documento de la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica Latinoamericanas (ADELAT) sobre estas nuevas sinergias.
Este modelo permite a las empresas de distribución eléctrica y telecomunicaciones aprovechar los activos existentes para reducir significativamente los costos iniciales de despliegue de nuevas tecnologías. Desde el punto de vista técnico, el uso compartido implica el desarrollo de soluciones compatibles que permitan a ambos sectores utilizar la misma infraestructura sin interferencias.
En el ámbito regulatorio, los acuerdos sobre la compartición de infraestructura requieren marcos claros y detallados que definan los derechos, responsabilidades y obligaciones de cada parte involucrada.
Esto incluye la distribución equitativa de costos operativos, como el mantenimiento de postes, ductos y otros activos compartidos, así como los costos asociados a la reparación de daños o renovaciones necesarias.
Analizar la relación entre las infraestructuras de la distribución eléctrica y los sistemas de telecomunicaciones permiten indagar cómo su interconexión puede representar una oportunidad clave para allanar el camino hacia la transformación energética de la región.
En algunos países de América Latina han ocurrido avances normativos dirigidos a armonizar los intereses y simplificar los procesos para que las empresas de telecomunicaciones accedan a postes de distribución eléctrica, con facilitación del acceso a derechos de vía y ductos subterráneos.
A pesar de estos avances, en muchos casos, la falta de estándares técnicos y la ausencia de armonización regulatoria generan retrasos en los proyectos y conflictos entre actores.
El acceso a electricidad es un prerrequisito indispensable para la operación de redes de telecomunicaciones. La falta de energía en zonas rurales o periféricas no solo limita la posibilidad de conectar a sus habitantes con el resto del mundo, sino que también frena su desarrollo económico, social y educativo.
Las soluciones de conexión a la red o stand-alone permiten aumentar la electrificación y, al mismo tiempo, habilitar antenas y sistemas de telecomunicaciones, repetidores y otras infraestructuras críticas necesarias para garantizar la conectividad, ofreciendo la oportunidad de cerrar las brechas en el acceso a la banda ancha y avanzar de manera más acelerada hacia protocolos y redes de última generación, como las redes 5G.
Redes eléctricas y digitalización, unidas hacia el futuro
Esto no solo facilita el acceso a internet y telefonía, sino que también potencia servicios esenciales como telemedicina, educación en línea, banca y gobierno digital, que son claves para el desarrollo sostenible y la reducción de la desigualdad.
A la vez, las tecnologías de información y telecomunicaciones (TIC) son fundamentales para la digitalización y modernización del sector eléctrico, permitiendo la implementación de redes inteligentes (smart grids) que mejoran de manera significativa la eficiencia, sostenibilidad y resiliencia del sistema eléctrico.
Las tecnologías de información y telecomunicaciones (TIC) son fundamentales para la digitalización y modernización del sector eléctrico, permitiendo la implementación de redes inteligentes (smart grids) que mejoran de manera significativa la eficiencia, sostenibilidad y resiliencia del sistema eléctrico.
Estas redes, habilitadas por sistemas de comunicación avanzados, facilitan recopilar, transmitir e intercambiar en tiempo real información sobre consumo, generación y calidad, permitiendo operaciones más precisas, automatizadas y resilientes frente a contingencias.
Así, uno de los principales beneficios de las redes inteligentes es la capacidad de gestionar la demanda eléctrica de manera eficiente.
La instalación de medidores inteligentes conectados a través de redes de fibra óptica permite a los operadores recopilar información en tiempo real sobre el consumo eléctrico en diferentes puntos de la red para hacer un balanceo proactivo de la carga, evitar interrupciones, gestionar mejor la demanda en momentos críticos y ofrecer información detallada a los usuarios, incentivando hábitos de consumo más eficientes.
Asimismo, la utilización de sensores y dispositivos de comunicación para recopilar datos de consumo energético en tiempo real fomentará la eficiencia energética y la sostenibilidad, permitiendo que los usuarios cuenten con mejor información para tomar decisiones sobre su consumo y optimizar el uso de la energía, resguardando la seguridad y privacidad de los datos.
La detección y localización de fallas en tiempo real es otro de los avances que se pueden impulsar mediante sistemas de telecomunicaciones de alta velocidad, como las redes LTE (Long Term Evolution), fibra óptica y comunicaciones satelitales.
La integración de mantenimiento predictivo también es una ventaja: las telecomunicaciones permiten la transmisión continua de datos desde sensores IoT en activos críticos como transformadores, subestaciones y líneas de distribución.
Finalmente, el desarrollo de redes 5G y la expansión de la fibra óptica representan el futuro de la modernización del sistema de distribución eléctrica. Las redes 5G ofrecen una latencia ultra baja y una capacidad sin precedentes para conectar millones de dispositivos simultáneos.
Esto habilita nuevas aplicaciones de automatización avanzada, como el control remoto de subestaciones, la detección automática de sobrecargas y el análisis instantáneo de grandes volúmenes de datos.
Es así como se plantea que la electrificación masiva, la digitalización de las redes y el despliegue de nuevas tecnologías -como la fibra óptica y el 5G- ofrecen un escenario ideal para potenciar las sinergias de la integración entre ambos sectores, con beneficios en la habilitación de la red eléctrica para la transición energética y la reducción de la brecha de acceso a la información.