Un informe señala que la industria de la energía nuclear tiene potencial para convertirse en un actor de peso en el mercado de exportaciones del país. Por qué recomiendan hacerlo con urgenica.

La organización Fundar advirtió en su último informe que la industria de la energía nuclear de la Argentina tiene potencial para aspirar a la captura de parte del mercado mundial de los pequeños reactores modulares, en particular en América Latina. De esta manera, asegura, podría suplir en la región la importación de grandes centrales llave en mano.

En base a este análisis, la entidad que define como su objetivo centrales el de promover políticas públicas para el desarrollo sustentable e inclusivo del país, añade que se debería promover la conformación de un consorcio de empresas nacionales con «un agresivo perfil exportador».

En el estudio dado a conocer el viernes 1° de septiembre, Fundar consideró que la industria nuclear tiene condiciones para convertirse en un actor de primera magnitud en el mercado de exportaciones de Argentina, contribuyendo con «productos de alto valor agregado al crecimiento de la economía del conocimiento, fundamentalmente de exportación de centrales nucleares pequeñas y modulares, competitivas en lo tecnológico y lo económico».

El análisis tomó como referencia los avances en el desarrollo y construcción del proyecto Carem, un reactor SMR nacional, que cuenta en el país «con un conjunto de empresas e instituciones con las capacidades para desarrollar esta nueva industria», entre las que citó a la CNEA, Invap, Impsa, Conuar, Nucleoeléctrica y el Grupo Techint, que cubriría la larga cadena de proveedores.

El CAREM es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en la Argentina.

En ese marco, la organización propuso «declarar una moratoria de 5 años para la toma de decisiones respecto a la compra de centrales nucleares importadas» y en ese plazo si el Carem fuera económicamente viable, «no sería necesario importar un reactor ‘llave en mano’ y se podría «generar una industria exportadora en torno a él».

En cuanto a la ventana de oportunidad, se señaló que «probablemente quede poco tiempo para actuar, antes que una variante de SMR, de las tantas propuestas en el mundo, prevalezca y tienda a monopolizar el mercado. Cuanto antes se asuma esta realidad, más rápido el sector podrá reaccionar y abocarse a aquello que, eventualmente, tenga futuro».

Carem Energía Nuclear
Aseguran que si el Carem fuera económicamente viable, «no sería necesario importar un reactor ‘llave en mano’ y se podría «generar una industria exportadora en torno a él».

Realizar la primera unidad del Carem de potencia demandará una inversión estimada de 1.000 millones de dólares y unos 5 años, para lo cual «los recursos propios son suficientes» en tanto que el desarrollo de cuatro módulos por unos 480 MWe (estimados en 3.000 millones de dólares), se necesitaría abrir el proyecto a participación accionaria de un inversor.

El trabajo delinea la manera de «expandir el sector nuclear utilizando los recursos humanos desarrollados a lo largo de 70 años, invirtiendo en la generación de tecnología nacional centrada en la capacidad exportadora», para lo cual será necesario «elaborar un plan energético que asigne específicos roles a las diferentes fuentes de generación eléctrica incluyendo al componente nuclear».

«Este plan puede asignarle al conglomerado nuclear argentino el rol de crear un nuevo nicho de oportunidades de exportación» se señaló al entender que de corroborarse ese potencial en el mercado de pequeños reactores modulares «sería evidente que Argentina no necesita nuevas fuentes nucleoeléctricas en el mediano plazo» de 10 años.

Punto de inflexión para la energía nuclear

El análisis de Fundar se da en momentos en que «la energía nuclear en el mundo se encuentra en un punto de inflexión: tras décadas de una relativa parálisis en su expansión, se está frente a un extraordinario despliegue de nuevas instalaciones» impulsada por la transición energética, la vulnerabilidad del suministro de recursos fósiles, la apuesta al sector nuclear en Oriente y las fuentes renovables que aún no cuentan con capacidad de almacenamiento suficiente.

«Para abrir el mercado de los SMR -se explicó-, el gobierno y la industria podrían trabajar en conjunto, tanto identificando mercados como acelerando el despliegue de los primeros prototipos, y con una agresiva estrategia de exportación encontrar la manera de neutralizar las ventajas que ofrecerán las ofertas rusas y chinas en términos de financiación, provisión de combustible y tratamiento de residuos, en particular, en América Latina».

En ese camino, Fundar señaló que «en pocos años, Argentina sabrá si cuenta con tecnología propia para generación nuclear (CAREM), que haría innecesaria la compra de un reactor importado», como el caso de la Central Hualong-1 cuya ingeniería, construcción y financiamiento propone China.

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