El desarrollo de la Universidad de La Plata y una empresa privada funciona con baterías de litio. “Todo anduvo en los parámetros que pensábamos”, destacaron los responsables del proyecto.

El aeródromo de General Rodríguez, en el tercer cordón oeste del Gran Buenos Buenos Aires, fue escenario de un hito para la aviación argentina: el vuelo de prueba del AVIEM 100 Epower, el primer avión eléctrico del país, impulsado por baterías de litio.

Este innovador proyecto fue desarrollado por un equipo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en colaboración con la empresa Aviem Aeronáutica SRL.

El AVIEM 100 Epower pertenece a la categoría de aeronaves experimentales, y su principal objetivo es servir como plataforma para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías en aviación eléctrica.

El vuelo, que tuvo lugar en las instalaciones del aeródromo ubicado sobre la ruta 6, cerca del Arroyo «La Choza», fue breve pero significativo. Allí se evaluaron el despegue, el comportamiento en el aire y el aterrizaje del avión.

«El manual dice que el centro de gravedad de los aviones debería estar en el 25% de la cuerda. En nuestro caso, el rango estaba entre el 17 y el 32, y cuando terminamos el avión y lo pesamos completo, quedó en el 25,6. Es decir, logramos prácticamente un centro de gravedad perfecto», explicó Acerbo.

«Me impresionó lo bien que vuela el avión», expresó Marcos Actis, decano de la Facultad de Ingeniería y director del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA-UNLP).

«Hay que tener en cuenta que en el campo de la aviación eléctrica todo es nuevo, aún estamos en la fase de desarrollo, lo que implica que puede haber fallos, pero en esta ocasión todo funcionó dentro de los parámetros esperados», explicó.

Por su parte, el ingeniero Ernesto Acerbo, gerente de AVIEM Aeronáutica SRL, resaltó la complejidad del proyecto: «Es importante considerar que estamos en un terreno poco habitual, ya que normalmente cuando construimos una aeronave, el motor ya ha sido probado. Aquí todo es nuevo: tanto el diseño de la aeronave como el motor y su instalación son completamente originales».

Aunque enfrentaron algunos desafíos, como un pequeño inconveniente con la temperatura, Actis afirmó que «no hubo sorpresas, todo salió como esperábamos«.

La prueba del primer avión eléctrico argentnio

«Nosotros habíamos estimado que la aeronave necesitaría unos 45-50 kW para mantener el vuelo, pero está logrando hacerlo con solo 35 kW. Esto significa que su autonomía será mucho mayor a la hora que habíamos calculado. Es mucho más eficiente de lo que pensábamos», aseguró Ernesto Acerbo.

Otro aspecto relevante es la estabilidad del avión. «El manual dice que el centro de gravedad de los aviones debería estar en el 25% de la cuerda. En nuestro caso, el rango estaba entre el 17 y el 32, y cuando terminamos el avión y lo pesamos completo, quedó en el 25,6. Es decir, logramos prácticamente un centro de gravedad perfecto«, explicó Acerbo.

El avión eléctrico argentino
El desarrollo del pimer avión eléctrico de la Argentina es una iniciativa de la UNLP y Aviem.

«Nunca me imaginé que acertaríamos tan exactamente. Esto realmente es muy positivo, ya que implica que la aeronave tiene una estabilidad perfecta», añadió, subrayando la importancia de este logro para el desarrollo del proyecto.

Acerbo también destacó otro resultado clave de la prueba: el avión está logrando mantener el vuelo durante más tiempo utilizando mucha menos energía de la calculada.

«Nuestra meta era que el avión pesara un máximo de 750 kilos, que pudiera llevar dos personas (160 kilos de carga útil) y volar durante una hora. Finalmente, el avión pesó 748 kilos. O sea, tenemos 2 kilos de carga útil sobrantes«, indicó con satisfacción.

«Ahora nos queda mejorar la adaptación del sistema de refrigeración del motor para mantener la temperatura dentro de los parámetros adecuados», concluyó Acerbo.

Un aporte a la reducción de emisiones de CO2

Es importante recordar que, en los meses previos, se realizaron una serie de ensayos funcionales del AVIEM 100 Epower en el hangar de la Facultad de Ingeniería, ubicado en el Aero Club La Plata.

Durante este periodo, el equipo trabajó en el fuselaje y realizó múltiples pruebas en tierra del sistema moto propulsor, que incluye el conjunto del motor y la hélice. Además, se llevó a cabo el diseño de las baterías de litio, pieza clave para su propulsión eléctrica.

Uno de los aspectos más relevantes de estas pruebas fue la instalación de una hélice tripala, fabricada con materiales compuestos y con paso variable. Se verificó su funcionamiento junto al motor y las baterías, evaluando su rendimiento en condiciones de tierra.

Asimismo, se midió la fuerza de tracción de la hélice en dos situaciones clave: durante el despegue y en vuelo de crucero.

Este proyecto no solo destaca por sus avances tecnológicos, sino también por su impacto potencial en la reducción de emisiones. El transporte aéreo es uno de los sectores que más contribuyen a las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2).

Según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y otros organismos internacionales, la aviación comercial es responsable de entre el 2% y el 3% de las emisiones globales de CO2.

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