Además, la paridad de importación está cada vez más cerca en el segmento de las naftas. Por otro lado, se redujo la disparidad de precios entre la CABA y las demás jurisdicciones.

El mercado de combustibles en la Argentina parece acercarse a un punto de equilibrio, con el gasoil haciendo punta.

Tras el aumento de septiembre, seguido de un ligero ajuste a la baja en octubre que -según trascendidos de las últimas horas, podría más que revertirse en noviembre-, los valores del litro de diésel en surtidores se alinearon con el precio de paridad de importación.

Se trata de un objetivo largamente perseguido por las expendedoras desde hace cuatro años y que llega en un escenario bastante complejo.

A lo largo de este 2024, se aplicaron sucesivos incrementos en los surtidores producto de la liberación de precios dispuesta por el gobierno, la devaluación mensual del 2% y el descongelamiento a cuenta gotas de los impuestos a los combustibles líquidos (ICL y IDC).

El precio local de la nafta súper se encuentra un 5% por debajo del estándar buscado.

En el noveno mes del año, la nafta de la Argentina dejó de ser la más barata de la región, mientras que el despacho de gasoil es el tercero más caro del continente sudamericano. Así lo indica el informe mensual elaborado por el estudio de la consultora Montamat y Asociados.

De acuerdo al estudio, el gasoil grado 2 muestra una particularidad que no se veía desde el 2020: por primera vez, el precio local está apenas un 0,4% por encima de la paridad de importación, con un precio en surtidor de $1.147 por litro frente a los $1.143 de correspondencia internacional.

En tanto, el precio local de la nafta súper se encuentra un 5% por debajo del estándar buscado. Actualmente el valor en surtidor es de $1.104 por litro en la Argentina, pero el costo de importación asciende a $1.163 por litro.

Esta nueva política de mercado llevó a que no solo se alineen los valores con el mercado internacional, sino que se redujo la brecha entre la Ciudad de Buenos Aires y el resto del país. YPF actualizó los cuadros de la capital un 6%, mientras que en el resto de las jurisdicciones la suba fue solo del 3,5%.

Como contrapartida, una caida en las ventas

La contrapartida de los sucesivos aumentos fue una caída en las ventas que, con altibajos, se mantuvo constante todo el año.

Por ello, la petrolera de bandera dispuso una baja de precios de un 1% para las naftas y de un 2% para el gasoil que se aplicó en octubre, pero esta medida podría traer un aumento más pronunciado para noviembre.

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Justo cuando las naftas retrocedieron en surtidores se disparó el precio del barril internacional.

“Quiero realizar un acuerdo justo con los consumidores. Nadie tiene que subsidiar a nadie. Ni nosotros a los consumidores ni los consumidores a nosotros. En consecuencia, si el precio del crudo internacional sube, el precio de los combustibles localmente va a subir. Si el precio baja, vamos a bajar”, había afirmado el presidente y CEO de YPF Horacio Marín, previo al ajuste.

Tras la baja en surtidores, subió el barril internacional

Luego de que se confirmaran las bajas en los precios de las naftas y gasoil, la cotización internacional del barril de petróleo Brent que es referencia para la Argentina, se disparó más de 9%, empujado por el conflicto en Medio Oriente.

El barril de petróleo comenzó 2023 vendiéndose a US$ 76, subió a US$91 el 5 de abril pasado y comenzó a caer hasta llegar a un piso de US$ 69 el 10 de septiembre último.

Desde entonces, volvió a recrudecer el conflicto de Medio Oriente, que podría afectar las exportaciones de petróleo del Golfo vía el estrecho de Ormuz, que limita con Irán. Hoy, orilla los 79 dólares el barril.

Además, las petroleras consideran que bajar precios significa un doble esfuerzo para la industria, pues se absorbe también la suba del 1% del impuesto a los combustibles y la depreciación del 2% mensual del peso.

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