En el complejo menú de variables en juego entra, también, cómo se comportará la demanda tras el fin del congelamiento de tarifas.
Semanas atrás, el Gobierno lanzó la alerta de que el sistema eléctrico no tiene reserva de potencia, que se está al límite, y que podrían darse situaciones en las que se produzcan cortes de luz, en los picos de demanda estival.
La repercusión que tuvieron esas declaraciones por parte de varios funcionarios vinculados al área energética generó más dudas que certezas de lo que puede ocurrir a partir de diciembre hasta llegado el otoño.
Lo concreto es que el sistema vivió en estrés cada verano de los últimos años en mayor o menor medida de acuerdo a las condiciones climáticas, la llave de casi todas las respuestas que se puedan formular en los próximos meses.
En el sector de las distribuidoras, es decir las empresas que llevan hasta la puerta de las casas, comercios y empresas la energía eléctrica, hay un indicador que se tiene particularmente en cuenta y que se refiere a escenarios que con temperaturas en el umbral de los 35 grados por 10 días consecutivos hacen resentir la red eléctrica en general, y en consecuencia disparan los cortes, que pueden ser imprevistos o programados para evitar daños mayores.
A diferencia de otros años, en éste la atención giró a lo que podrá ocurrir con el parque generador, teniendo en cuenta el antecedente del verano pasado en el cual la oferta estuvo al límite de capacidad, sin que los usuarios tomaran nota de ello. Pero el incremento natural de la demanda, un parque generador que tuvo un crecimiento neutro, y lo que pueda ocurrir con el clima como factor determinante podría dejar en evidencia esas falencias disimuladas.
El sistema vivió en estrés cada verano de los últimos años en mayor o menor medida de acuerdo a las condiciones climáticas, la llave de casi todas las respuestas que se puedan hacer en los próximos meses.
El disparador de las alarmas llegó con el habitual informe de programación estacional de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), que indicó una potencia máxima esperada de 30.700 Mw para el pico de demanda, es decir por encima del máximo histórico de 29.653 Mw alcanzado el 1° de febrero de este año.
Y ante ese escenario agregó que “los problemas de potencia para el cubrimiento del pico en situaciones extremas como las de febrero del 2024 continúan durante todo el periodo de análisis, dado que no se prevén mejoras en el perfil de la oferta”, pero que garantizar la importación de energía desde Brasil, Paraguay y Uruguay restringiría al máximo la posibilidad de cortes a los grandes consumidores.
El gobierno parece haber tomado nota de aquellos informes, el primero de julio y el segundo de septiembre, y dio a conocer un conjunto de medidas de mitigación que deberían evitar los cortes de luz. Además de la requerida importación de energía y potencia de Brasil en días críticos; se sumó la gestión con Paraguay para aumentar los intercambios de Yacyretá y el diseño de un mecanismo de incentivos a la disponibilidad de generadores térmicos.
A su vez, en el sector transporte, se trabajará en la disponibilidad de cuatro transformadores de reserva, mientras que en el segmento distribución se establecerá un mecanismo de gestión de reducción de demanda a los grandes usuarios (industrias), voluntario, programado y remunerado, como gusta decir el Gobierno con “medidas de mercado”.
El disparador de las alarmas llegó con el habitual informe de programación estacional de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) que indicó una potencia máxima esperada de 30.700 Mw para el pico de demanda, es decir por encima del máximo histórico de 29.653 Mw alcanzado el 1° de febrero de este año.
Entre las acciones que llevará adelante el Gobierno nacional no están previstos los cortes programados a usuarios residenciales, porque es una hipótesis que no manejan y de alguna manera se contradice con las declaraciones iniciales, de acuerdo a distintos analistas consultados para ahondar en el efecto de las medidas.
Con un ojo en los embalses de Brasil y Paraguay
Un consultor del sector energético y ex funcionario, explicó que la única medida que asegura efectividad es la importación de la energía necesaria desde los países vecinos, porque es la que va a permitir sobrellevar los picos de demanda en los días de más calor por 2000 o hasta 3000 kw. Por eso, más que el pronóstico del clima local habrá que observar qué ocurrirá con los embalses en Brasil y Paraguay, países cuyas hidroeléctricas pueden generar el grueso de la oferta externa.
Es que un verano seco aguas arriba puede poner en problemas el abastecimiento no sólo en la Argentina sino en los países de la región que tienen una alta dependencia de la hidroelectricidad, y todo indica que las lluvias serán menores a las normales. Pero para ese mismo consultor, se está generando un escenario precio “por las dudas” suceda algo, porque las condiciones del sistema no son muy diferentes a las de los últimos dos años. que registraron cortes puntuales por recarga de demanda, pero acorde a la infraestructura existente.
Desde una de las grandes generadoras se explicó que hay maquinaria vieja, no obsoleta, que por la sensible reducción en el pago de esa energía para privilegiar las renovables y los equipos térmicos más modernos y eficientes, hoy no está disponible para los picos. Son equipos con décadas de uso que requerían mantenimiento y en muchos casos actualización de componentes, pero el bajo costo de remuneración era una señal de mercado clara para que salieran del parque.
Hoy, explican, existen casi 10 Gw que se cuentan como capacidad instalada pero que no están disponibles al hacer las previsiones del verano como resultado de una mala gestión del sistema.
La misma Cammesa resalta necesario “incorporar generación térmica de punta o de almacenamiento de alta confiabilidad a fin de satisfacer los requerimientos de potencia de pico en los meses de verano”, un proceso que lleva un período que excede la próxima temporada de calor, sobre todo teniendo en cuenta que meses atrás se dio de baja la licitación para obras de generación de 3 Gw.
También se detalla que no se prevén ingresos de transmisión en 500 KV por los próximos tres años por lo que continuarán los problemas estructurales especialmente en el área Gran Buenos Aires (GBA), y se prevé la desvinculación definitiva de equipamiento térmico del área por 900 Mw en potencia disponible.
Entre las acciones que llevará adelante el Gobierno nacional no están previstos los cortes programados a usuarios residenciales, porque es una hipótesis que no manejan y de alguna manera se contradice con las declaraciones iniciales, de acuerdo a distintos analistas consultados para ahondar en el efecto de las medidas.
Para completar el cuadro, desde una de las principales distribuidoras del país explicaron que la actualización de tarifas retomada este año está permitiendo la modernización de los sistemas hacia redes de telecontrol y telesupervisión que prevenir y en todo caso normalizar los cortes de manera mucho más rápida, pero aclaran que igual tomará tiempo recuperar años de desinversión.
Esa misma fuente sumó al análisis que no se puede terminar de predecir el nivel de consumo del próximo verano simplemente con una proyección de crecimiento natural de demanda de la temporada estival del año anterior, cuando aún no se habían puesto en marcha y no se sentían en los bolsillos las nuevas facturas de luz.
El informe de Cammesa, explicó, toma valores de consumo del verano pasado cuando las tarifas estaban congeladas para ingresos bajos y medios, no tanto los N1, por lo cual la pregunta es si se volverá a consumir en los próximos meses lo mismo que el año pasado después de percibir el aumento de la factura.
Así, con tantas variables clave difíciles de predecir, no quedará otra opción a esperar cómo se presenta el verano en cuanto a temperaturas y lluvias, y en ese caso si la demanda estará dispuesta a pagar el mismo nivel de consumo que 12 meses atrás o decide disminuirlo y entrar en plan de ahorro y eficiencia energética, lo cual significará un alivio para el sistema.