En el mundo empresario tener un margen para el error o el imprevisto también es buena forma de estar preparados para hacer negocios, depende de la capacidad y la espalda de la organización y su líder para transformar el traspié en una ventaja y una nueva oportunidad para corregir el rumbo y hacerlo mejor.
Este concepto muy básico de management puede ponerse a prueba en el desafío que tiene por delante YPF para lograr concretar el anhelado proyecto de Argentina LNG ante una eventual salida de la que hasta hoy era garante de éxito como la multinacional malaya Petronas, uno de los tres grandes productores y comercializadores del mundo.
Es que casi de repente, la participación de la petrolera del sudeste asiático en la mega factoría que hace más de dos años es la esperanza para la monetización de Vaca Muerta, parece ponerse en duda y con ello se cuestiona la viabilidad de todo el proyecto en sí pero cuya concreción es clave no sólo para YPF y para la industria de los hidrocarburos sino para la macroeconomía de la Argentina.
Pero aun cuando puedan faltar varios meses para que Petronas tenga que decidir si se suma al proceso que demandará, de mantenerse sus líneas principales, una inversión de hasta u$s 50.000 millones hasta bien entrada la década próxima, el presidente y CEO de YPF, Horacio Marin, pidió “no dramatizar” la situación, aseguró que el proyecto sigue en pie más allá de la postura de su socia y dio las pistas de su Plan B.
Casi como una sobreactuación, a las pocas horas de que se conoció la posibilidad de que Petronas salga del proyecto, YPF dio a luz la creación de la empresa Sur Inversiones Energéticas, con atribuciones declaradas de poder producir y exportar GNL, por sí, a través de terceros o asociada a terceros.
Es que entre sus potestades societarias se mencionaron la construcción o contratación de instalaciones de GNL; la construcción de infraestructura de transporte o contratación de la ya existente; procesamiento y licuefacción de gas natural; compra y comercialización de GNL y contratación de fletes marítimos en cualquier modalidad.
La participación de la petrolera del sudeste asiático en la mega factoría que hace más de dos años es la esperanza para la monetización de Vaca Muerta, parece ponerse en duda y con ello se cuestiona la viabilidad de todo el proyecto en sí pero cuya concreción es clave no sólo para YPF y para la industria de los hidrocarburos sino para la macroeconomía de la Argentina.
Ahora, Argentina LNG si bien necesita de una mayúscula inyección de capital intensivo, vistas las condiciones actuales del mercado y las proyecciones al 2050 parece ser un negocio redituable con rápido recupero de inversión, y con la demanda en alza en medio de un proceso de descarbonización y de transición energética global son varios los actores de la industria que podrían verse interesados.
La demanda del Gas Natural Licuado es una revolución energética desde hace una década, ya representa más de un tercio del comercio mundial de gas natural y se proyecta que se duplicará en 25 años.
Desde principios de 2022, se aceleraron como nunca antes la decisión final de inversión o FID de proyectos de GNL. Aun así, a partir de 2028 se espera que la demanda supere a la capacidad de producción proyectada y se requieran adicionalmente nuevas fuentes de abastecimiento.
Al promediar el siglo, la brecha entre la demanda proyectada y la oferta (incluyendo plantas en operación, en construcción y proyectos con FID) alcanzará las 250 MTPA aproximadamente.
En este escenario, el Plan B arranca por casa, porque si un tema en el país casi no se discute es el futuro de Vaca Muerta y la dirección que debe tomar para transformar la promesa de desarrollo en una realidad.
Y ahí la planta de GNL, en su momento en Bahía Blanca como ahora en Punta Colorada, parece seguir siendo la solución a todos los males y recibe el respaldo de casi todas las empresas que ya operan en el terreno local como Pan American Energy, Tecpetrol, Vista, Pluspetrol, TGN, Excelerate y siguen las firmas.
Pero con un alcance financiero limitado de estas compañías, la mirada casi obligadamente debe volcarse a las ligas mayores de la industria como lo son el gigante angloholandesa Shell, el primer productor global de GNL que en el país se dedica fundamentalmente a la producción de petróleo en Vaca Muerta, o las majors estadounidenses como Chevron que ya es parte de la piedra fundamental de la formación con el desarrollo de Loma Campana, o ExxonMobil, aunque esta tenga en venta el paquete de áreas que dispone en el no convencional.
La idea de mancomunar detrás del proyecto de GNL a todas las empresas que deseen participar no es nueva, está en el ADN desde que se trazaron las primeras ideas una década atrás en la torre de YPF, conscientes de la magnitud de la obra.
Y en esa línea se entiende que podrá mantenerse con vida la iniciativa sobre la base de un consorcio como el que opera y financia la ampliación del Oleoductos del Valle (Oldelval) que está más que duplicando su capacidad de transporte de crudo para exportación con el que todos ganan.
Algo similar ocurre con el Oleoducto Vaca Muerta Sur, una iniciativa también desarrollada en el tablero de diseño de YPF para dotar a la formación neuquina de un oleoducto de más de 600 kilómetros y una mega terminal portuaria de exportación en el Golfo San Matías, también en Río Negro, que la empresa desde sus inicios abrió al capital y la participación de los productores locales interesados en sumarse, algo que se espera se dará a conocer en breve, ya que en noviembre se espera tener las máquinas en obra.
La mirada casi obligadamente debe volcarse a las ligas mayores de la industria como el gigante angloholandes Shell, el primer productor global de GNL, o las majors estadounidenses como Chevron que ya es parte de la piedra fundamental de la formación con el desarrollo de Loma Campana, o ExxonMobil, aunque esta tenga en venta el paquete de áreas que dispone en el no convencional.
Los próximos pasos del proyecto de GNL de YPF en Argentina
Así, Argentina LNG también puede convertirse en un win-win para las compañías porque el proyecto en la escala que se le quiera considerar requerirá de una ingeniería, un financiamiento, y un incremento de producción para alimentar los barcos y las plantas licuefactoras que requiere de varios participantes, al menos en esta parte del mundo donde el riesgo argentino siempre obliga a dar un esfuerzo adicional.
En esa carrera hay varias postas a cubrir, la más inmediata prevé lanzar en 60 días la licitación de la ingeniería del proyecto, para lo cual se entendía vital definir la locación final de la terminal en tierra, lo que demandará un desembolso inicial de US$ 200 millones que el mismo presidente ya asumió como inversión propia de la compañía.
En paralelo, Marín viene realizando en las últimas semanas un road show para presentar la idea de los eventuales compradores, de manera de poder avanzar en la contractualización de la producción.
Así, manifestó el interés de países como la India, Alemania, Italia, Hungría, Alemania e Inglaterra, que de ratificar interés de contar con el energético para comienzos de la próxima década permitirá dar el paso clave de la búsqueda del financiamiento internacional, nuevamente ya sea de la mano de YPF o de los eventuales nuevos socios que deberán conformar el project finance a presentar.
Ese proyecto de mantenerse fiel contempla etapas productivas que comienzan en 2027 con la llegada de un primer buque licuefactor –que no se descarta sea el que contrató meses atrás PAE con la noruega Golar- y un segundo barco para 2029, lo que para entonces obligará a tener listos el primero de los tres gasoductos a construir y una capacidad de inyección de gas desde Vaca Muerta de unos 40 millones de metros cúbicos día, casi un tercio de la producción total de la Argentina en el presente.
En paralelo se buscará avanzar en la construcción modular de la planta on shore, en las costas de Río Negro, que deberán sumar producción a partir de 2030-2031 hasta alcanzar un pico estimado en los 120 millones de metros cúbicos día, lo que por sí solo representa un desafío del upstream que la industria demostró en los últimos 10 años puede estar en condiciones de cumplir.
En cualquiera de los escenarios, y mientras prepara la promoción de cada año para sus estaciones de servicio, la pelota está en manos de YPF más que nunca.