La Vía Navegable Troncal entra en una nueva etapa con la licitación para una nueva concesión privada. Se profundizará el canal a 40 pies, pero podría ser más si hay luz verde ambiental. Las etapas previstas para las obras y el consenso sobre la gestión ambiental.
15 años después de su última obra de magnitud, el canal troncal de navegación, conocido como “la hidrovía”, podría tener importantes cambios para modernizarlo y adaptarlo a las nuevas necesidades.
La profundización, que permite que barcos más grandes y más cargados puedan navegar con seguridad, es el eje principal de la nueva licitación de la Vía Navegable Troncal, que estaría iniciando formalmente antes de fin de año, según anunció el gobierno.
Los nuevos pliegos, publicados por 10 días mientras dura el proceso de observaciones previas que comenzó el 5 de diciembre, traen un cambio pequeño pero significativo frente a la versión anterior: el piso no será de 39 pies de profundidad, sino de 40.
Actualmente, el tramo principal de la vía –que va desde el Océano hasta Timbúes, en Santa Fe- tiene 34 pies de profundidad.
Con ese marco, los barcos graneleros –Panamax y Post-Panamax – que llegan hasta los puertos del primer complejo agroexportador del mundo, ubicado en Rosario, sólo pueden cargar entre un 60 y un 75% de su bodega.
En las distintas mesas de trabajo que sostuvieron con las autoridades, los representantes de la agroindustria pidieron confirmar un piso de 40 pies en la nueva licitación, que permita completar las bodegas.
Para completar la carga, deben hacer escala en un segundo puerto, generalmente Bahía Blanca o Quequén.
Esa escala se conoce en el sector como “falso flete”, e implica el costo extra de trasladar por camión la producción hasta esos destinos, así como la actividad y tasas correspondientes del quehacer portuario.
De ahí que en las distintas mesas de trabajo que sostuvieron con las autoridades, los representantes de la agroindustria pidieron confirmar un piso de 40 pies en la nueva licitación, que permita completar las bodegas y ahorrar ese segundo paso.

Tras respaldar cada uno de los pasos hacia la nueva licitación, los privados celebraron también que la autoridad portuaria (la Agencia Nacional de Puertos y Navegación) se haya asociado a la UNCTAD de la ONU, que auditó todo el proceso y acompañará en la futura contienda entre las empresas globales.
Para el sector privado, la profundización a 40 pies permitiría, según esgrimen, no sólo el ahorro –la baja de costos logísticos- sino también la extensión de la frontera agrícola. Es decir, que la producción en sitios donde hoy no es rentable pase a ser económicamente posible, y genere nuevas zonas productivas –y una mayor cosecha- en el norte del país.
Etapas y Estudios Ambientales
La licitación contempla una primera etapa donde se mantendrán las condiciones actuales. Durante ese período, estimado con el plazo máximo de un año, se deberán hacer los estudios de impacto ambiental de cara a los próximos dragados.
A lo largo de todo el proceso, tanto las cámaras privadas (UIA, Bolsa de Comercio de Rosario, Cámara de Puertos Privados Comerciales, CIARA-CEC) como los representantes de las provincias, universidades e incluso desde el gobierno nacional fueron tajantes en una definición: “no se dragará un metro cúbico sin aval ambiental”.
La etapa 1 comenzará cuando dichos estudios, a cargo del concesionario, estén aprobados por la autoridad de control. Incluye las tareas de dragado del río Paraná Bravo y el Paraná Guazú a 34 pies, así como sumar a la gestión de la Vía Navegable de distintos elementos de tecnología para ampliar los datos en tiempo real y control ambiental del estado del río.
Llegará entonces la etapa 2, que profundizará el canal principal a 40 pies hasta Timbúes, y adaptará el canal Emilio Mitre a los 39 pies. Las obras incluyen también ajustes al ancho de solera del canal, para que las nuevas embarcaciones puedan maniobrar.
Obras adicionales en la Hidrovía, nuevos estudios ambientales, ¿y mayor profundización?
Según establece el pliego (provisorio) de Especificaciones Técnicas, en un plazo no mayor a los dos años de concluidas las tareas de profundización a 40 pies, el Concesionario deberá presentar resultados de estudios ambientales evaluando la posibilidad de aumentar aún más los calados para la navegación.
Concretamente, analizar la factibilidad ambiental, técnica y económica de un dragado a 42 pies y a 44 pies de profundidad para el tramo principal, así como de avanzar a 34 pies en un tramo específico del Paraná Guazú.

Paralelamente, el concesionario deberá avanzar con las tareas de diseño del canal (adaptación de soleras en nuevos tramos, nuevas zonas de cruce y de espera) que contribuirán a reducir los tiempos y costos de la navegación.
También se realizará en esta etapa un análisis de tráfico actualizado, con el objetivo de definir nuevos buques de diseño y adaptar las tareas a las nuevas exigencias del mercado.
La incorporación de olímetros, nuevas estaciones hidrometeorológicas y nuevos sensores electrónicos en las estaciones de monitoreo permitirán una lectura actualizada en tiempo real de los puntos nodales de toda la traza.
El control ambiental, una pieza esencial para la licencia social de la próxima Vía Navegable Troncal, sumará nuevas herramientas tecnológicas para un seguimiento más preciso.
La incorporación de olímetros, nuevas estaciones hidrometeorológicas y nuevas incorporaciones de sensores electrónicos en las estaciones de monitoreo permitirán una lectura actualizada en tiempo real de los puntos nodales de toda la traza.




