El anuncio de Donald Trump de aplicar un arancel del 100% a todas las importaciones de su competidor asiático reavivó la guerra comercial y sacudió los mercados internacionales. El crudo cayó con fuerza, el oro marcó récord histórico y Beijing respondió reforzando su control sobre las tierras raras.

Los precios del petróleo sufrieron una fuerte caída luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara un arancel del 100% a todas las importaciones chinas, una medida que desató una nueva ola de tensión entre las dos mayores economías del mundo.

En respuesta, China amplió sus controles a las exportaciones de tierras raras, un gesto que volvió a exponer su dominio sobre la cadena de suministro de materiales críticos para la industria tecnológica y militar.

El endurecimiento de los aranceles y la contracción industrial en Asia podrían recortar hasta 600.000 barriles diarios de consumo global durante este cuarto trimestre de 2025.

De acuerdo con Rystad Energy, esta escalada podría “preparar rápidamente el terreno para una disociación” entre Washington y Beijing si las tendencias actuales persisten.

El impacto se sintió de inmediato en los mercados: el Brent retrocedió por debajo de los 70 dólares por barril y ronda hoy los 62 dólares, mientras el oro alcanzó un récord histórico de 4.200 dólares por onza, con una revalorización superior al 50 % en lo que va del año. El crudo, en cambio, se desplomó casi 10 % en un mes.

“A 45 dólares podemos desarrollar todo Vaca Muerta. Por supuesto ganamos menos plata, pero no perdemos plata y se puede desarrollar, eso es lo que llaman ‘break even price’”, aseguró meses atrás Horacio Marín, CEO de YPF, cuando los precios internacionales del crudo ya comenzaban a resentirse por la tensión comercial entre Estados Unidos y China.

Petróleo en caída y oro en máximos

La reacción de los mercados fue inmediata. Las acciones estadounidenses se desplomaron hacia el cierre de la semana pasada y apenas mostraron una leve recuperación.

Las monedas asiáticas se depreciaron y los grandes fondos redirigieron su capital hacia activos refugio, como el oro y los bonos del Tesoro estadounidense.

Para los analistas, este nuevo episodio marca un punto de inflexión que podría acelerar el desacoplamiento estructural entre ambas economías, con consecuencias duraderas sobre los precios del crudo, los minerales estratégicos y las cadenas globales de valor.

Perspectiva a corto plazo

Rystad Energy estima que, si la escalada se mantiene, el impacto sobre la demanda mundial de crudo podría intensificarse. El endurecimiento de los aranceles y la contracción industrial en Asia podrían recortar hasta 600.000 barriles diarios de consumo global durante el cuarto trimestre.

En paralelo, los productores de la OPEP+ evalúan si mantener los recortes de producción para sostener los precios frente a un escenario de menor demanda.

La nueva guerra comercial entre Washington y Beijing reintroduce un riesgo geopolítico de primer orden que podría redefinir las dinámicas del mercado energético global.

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Donald Trump anunció un arancel del 100% a todas las importaciones chinas y desató una nueva ola de tensión entre las dos mayores economías del mundo.

Con el petróleo bajo presión, el oro en máximos históricos y las tierras raras convertidas en un arma económica, los próximos 90 días serán decisivos para determinar si el mundo avanza hacia una nueva era de desacoplamiento energético y tecnológico.

Una ruptura estructural en ciernes

El economista jefe y director de análisis de mercado global de Rystad Energy, Claudio Galimberti, advirtió que el riesgo para los inversores “no radica tanto en el tono diplomático como en la disociación estratégica subyacente”.

Según el experto, “Estados Unidos y China se arriesgan a una ruptura estructural, con cada parte intentando consolidar su posición mediante medidas que infligen un mayor daño económico al otro”.

La decisión de Beijing de restringir las exportaciones de tierras raras, donde concentra entre el 70% y el 80% de la capacidad mundial de refinación, deja al descubierto la vulnerabilidad estructural de sectores estratégicos estadounidenses, desde la tecnología hasta la defensa.

Hasta ahora, China había mantenido un flujo estable hacia EE. UU., incluso en periodos de tensión, pero esa moderación parece haber llegado a su fin.

Impacto directo en las cadenas de suministro

La nueva lista de control de minerales publicada por China apunta directamente a materiales esenciales para imanes, chips y vehículos eléctricos, industrias altamente dependientes de estos componentes.

Si las negociaciones bilaterales no prosperan tras la tregua de 90 días, el riesgo de interrupciones críticas en las cadenas globales se incrementará de manera significativa.

Actualmente, China suministra alrededor del 80% de las tierras raras importadas por Estados Unidos, mientras que Malasia y Estonia aportan la mayoría del resto.

Aunque EE. UU. cuenta con la mina de Mountain Pass (California), no posee la capacidad de refinación necesaria para cubrir su demanda interna, lo que agrava su dependencia del gigante asiático.

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