La AGTSyP vuelve a reclamar que el Gobierno de la Ciudad elimine el asbesto de la red. Las autoridades aseguraron que toman las precauciones necesarias para evitar afectaciones en la salud del personal.
Luego de varios meses sin conflictos laborales, el servicio de subtes en la Ciudad de Buenos Aires enfrentará un paro rotativo este miércoles, convocado por la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP).
Según informaron desde la entidad sindical, la medida de fuerza se llevará a cabo en horarios específicos: de 10 a 12 se detendrán las líneas A y B, seguidas de las líneas D y H de 12 a 14. Finalmente, el cese de actividades impactará a las líneas C, E y el Premetro entre las 14 y las 16.
Se podría considerar como una protesta de menor impacto a las anteriores, ya que en las horas pico de la mañana y la tarde todas las líneas funcionarán normalmente.
Desde 2018, se llevan adelante estudios y procesos de desasbestización.
La medida responde al fallecimiento de Jorge Navarro, un empleado del Taller Constitución, quien padecía cáncer de pulmón atribuido a la exposición prolongada al asbesto, un material prohibido desde 2003 en Argentina por sus efectos nocivos para la salud. En un comunicado, los metrodelegados denunciaron que el mineral continúa presente en varias formaciones y espacios de trabajo.
“Seguimos peleando para que saquen todo el asbesto instalado en la red y para que el Gobierno de la Ciudad compre flotas nuevas libres de este cancerígeno, que sigue enfermando y matando a nuestros compañeros”, expresó AGTSyP, responsabilizando a la empresa concesionaria Emova y al Gobierno porteño por la situación.
Según explicaron, el mineral también representa un riesgo potencial para los usuarios y vecinos que frecuentan el subterráneo.
La respuesta de SBASE y Emova ante el paro en el subte
Desde Emova y Subterráneos de Buenos Aires S.E. (SBASE) informaron que, desde 2018, se llevan adelante estudios y procesos de desasbestización tanto en flotas como en instalaciones fijas.
Según datos oficiales, más de 3.000 mediciones de calidad del aire han resultado dentro de los límites legales, y las flotas más nuevas de las líneas A, D y H están libres de asbesto. No obstante, las formaciones más antiguas, como los CAF 6000 de la línea B adquiridos de segunda mano al Metro de Madrid, continúan en proceso de adecuación.
Las autoridades subrayaron que los elementos positivos detectados están rotulados y manipulados exclusivamente por personal capacitado, equipado con protección adecuada. Sin embargo, los gremios reclaman mayor celeridad y aseguran que las medidas actuales no son suficientes para garantizar la seguridad de los trabajadores y la comunidad.
Este conflicto vuelve a poner en el centro del debate la problemática del asbesto y su impacto en la salud pública y laboral.
Licitaciones en la línea D
Previo a que se desencadenase un nuevo paro, SBASE abrió una licitación destinada a renovar las estaciones Agüero, de la línea D, y Malabia – Osvaldo Pugliese, de la línea B (la más afectada por el asbesto). Este proyecto está dividido en dos partes, asignando cada estación a un renglón específico dentro de la convocatoria.
Las intervenciones previstas replican trabajos realizados previamente en otras estaciones del sistema. Entre ellas, destacan la impermeabilización y pintura, la solución de filtraciones, la reparación de pisos, la instalación de nuevas luminarias, la reorganización de los tendidos eléctricos, la actualización de cartelería, y la incorporación de señalización en braille y nuevo mobiliario en los andenes, junto con otras mejoras técnicas y estéticas.
Un detalle distintivo de la estación Malabia es la preservación de algunos elementos originales, como los azulejos que muestran su denominación anterior, «Canning». Estos son uno de los pocos vestigios que han sobrevivido a las transformaciones que eliminaron gran parte de su patrimonio arquitectónico durante las obras de modernización llevadas a cabo en los años 90.
En contraste, la estación Agüero, declarada Monumento Histórico Nacional (MHN) en 1997, exige que cualquier intervención respete su valor patrimonial. Este criterio es similar al adoptado para la estación Bulnes, también en la línea D, que fue renovada el año pasado con cuidado especial para preservar su diseño histórico.