Comenzaron los trabajos para una línea de alta tensión desde Bariloche, que también permitirá mejorar el servicio en esa ciudad y reducir la dependencia de la generación térmica a base de combustibles fósiles.
Tras meses de preparación durante el invierno, las condiciones climáticas más favorables permitieron el arranque de un proyecto clave de interconexión que permitirá que Villa La Angostura sea incorporada a la red eléctrica nacional y además, mejorar el servicio en Bariloche.
Las primeras tareas consisten en las excavaciones y la instalación de las fundaciones premoldeadas para las torres de alta tensión del proyecto de interconexión eléctrica ALIPIBA 2, que conectará también a Dina Huapi al Sistema Argentino de Interconexión (SADI), a partir de una nueva línea de transporte de electricidad.
La obra no solo mejorará el suministro eléctrico en Bariloche, Dina Huapi y Villa La Angostura, sino que también reducirá la dependencia de la generación térmica basada en combustibles fósiles, disminuyendo considerablemente las emisiones contaminantes.
En el sitio, un equipo de 70 personas está trabajando activamente en el tramo entre Alicurá y Pilcaniyeu, donde, tras las tareas topográficas y las excavaciones, se han comenzado a colocar las bases de hormigón premoldeado, fabricadas en la región, que sostendrán las futuras torres.
La obra, con una inversión que supera los 75 millones de dólares, está siendo ejecutada a través del Fideicomiso para Obras de Transporte para el Abastecimiento Eléctrico (FOTAE) y se organiza en tres grandes lotes.
El proyecto completo se extenderá por un período de tres años, y solo el primer lote cubrirá 108 kilómetros entre la central hidroeléctrica Alicurá, cerca de Bariloche, y la nueva estación transformadora en Dina Huapi.
Aportes ambientales
Este proyecto proporcionará una segunda línea eléctrica de Bariloche, lo cual es esencial para mejorar la confiabilidad y calidad del servicio eléctrico en las provincias de Río Negro y Neuquén.
La obra no solo mejorará el suministro eléctrico en Bariloche, Dina Huapi y Villa La Angostura, sino que también reducirá la dependencia de la generación térmica basada en combustibles fósiles, disminuyendo considerablemente las emisiones contaminantes.
La integración de Villa La Angostura al sistema eléctrico es un antiguo objetivo de la provincia de Neuquén.
La planificación y ejecución de la obra han enfrentado desafíos logísticos y climáticos importantes.
Durante el invierno, se utilizó el tiempo para preparar herramientas, moldes y estructuras de hierro. Ahora que las condiciones meteorológicas son más favorables, se ha comenzado con las tareas de campo, incluyendo la instalación de las fundaciones premoldeadas.
Además, la complejidad del terreno en Pilcaniyeu ha requerido la instalación de un obrador equipado con maquinaria, un taller mecánico y reservas de combustible, debido a la falta de infraestructura de comunicaciones y servicios en la zona. Esto ha permitido continuar con los trabajos a pesar de las condiciones desafiantes del lugar.
Ola polar en la Patagonia
El inusual y crudo invierno de este año puso a prueba la resistencia de las energías renovables en Argentina, especialmente en la Patagonia, donde las inclemencias climáticas afectaron gravemente el funcionamiento de varios parques eólicos entre junio y julio.
YPF Luz no quedó al margen de esta situación, experimentando un impacto significativo en dos de sus parques renovables más importantes, que incluso se congelaron, reduciendo la capacidad de generación de energía verde.
Durante la presentación de los resultados operativos y financieros del segundo trimestre, la compañía informó que la producción de energía renovable cayó un 10% interanual debido a las bajas temperaturas.
Este invierno golpeó con fuerza, particularmente en el sur del país. La intensa tormenta de nieve que comenzó a mediados de junio en Chubut, cubriendo todo el departamento de Escalante y Sarmiento, no solo dejó un paisaje desolador, sino que también causó pérdidas significativas en la producción de petróleo.
La tormenta paralizó la actividad en cientos de pozos, lo que se tradujo en una reducción de alrededor de 600 mil barriles de crudo. Esta caída en la producción podría implicar una pérdida de hasta 5 millones de dólares en regalías, afectando las finanzas regionales.
Las instalaciones petroleras quedaron sepultadas bajo capas de nieve de hasta 2 metros de espesor, mientras que los drásticos cambios de temperatura causaron daños considerables.
El viento y el frío extremo no hicieron más que empeorar la situación, creando planchas de hielo igualmente altas en los caminos que conectan con los campos productivos, complicando aún más las labores de recuperación.