En medio de los anuncios del denominado “Dólar Vaca Muerta”, YPF presentó en sociedad el tramo final de la construcción del Oleoducto Vaca Muerta Norte, un caño de unos 150 kilómetros de extensión que tiene una capacidad clave de transporte de 160 mil barriles diarios de shale oil.
El ducto Vaca Muerta Norte, anunciado por Sergio Massa durante su paso por Neuquén, es uno de los ejes que permitirán incrementar en un 50% la capacidad de evacuación del crudo de la formación no convencional, ya que se extiende desde la zona central del desarrollo de YPF en Vaca Muerta donde operan áreas emblemáticas como Loma Campana, La Amarga Chica o Bandurria Sur, hasta el nodo del Oleoducto del Valle en Puesto Hernández, a la altura de la localidad neuquina de Rincón de los Sauces.
Y es clave la obra que lleva adelante YPF con una inversión de US$ 250 millones porque desde Puesto Hernández parte el Oleoducto Trasandino (Otasa) cuya operatividad se rehabilitó en junio para volver a exportar a Chile luego de 16 años de sequía.
Desde entonces las operadoras vienen bombeando un promedio de 40.000 barriles diarios pero a partir de la entrada en operación del Vaca Muerta Norte -que se espera en octubre- estará en condiciones de duplicar esas exportaciones.
La obra del Oleoducto Vaca Muerta Norte se contempla, además, con la playa de tanques más grande construida en Vaca Muerta hasta ahora, con dos unidades de 170 mil barriles de capacidad, lo que equivale a media cancha de fútbol profesional y puede cargar el equivalente a 1.000 piletas olímpicas.
Para completar la capacidad de Otasa ya no dependerá de obras pendientes del lado argentino, sino de la adecuación que resta hacer en el sistema chileno para alcanzar los 110.000 barriles de capacidad. Pero desde Puesto Hernández también parte el oleoducto que históricamente alimenta desde la Cuenca Neuquina a la refinería de YPF en Luján de Cuyo, en el centro de la provincia de Mendoza.
Allí la compañía viene realizando una inversión en los últimos tres años por unos US$ 650 millones para adecuar los equipos al tratamiento del crudo liviano característico de Vaca Muerta y para mejorar la calidad de los combustibles que distribuye en la región centro y norte del país, con un porcentaje muy inferior de azufre como hoy demandan las normas internacionales.
La obra del Oleoducto Vaca Muerta Norte se contempla, además, con la playa de tanques más grande construida en Vaca Muerta hasta ahora, con dos unidades de 170 mil barriles de capacidad, ampliables en una segunda etapa. Cada tanque tiene 60 metros de ancho, lo que equivale a media cancha de fútbol profesional y puede cargar el equivalente a 1.000 piletas olímpicas.
La conexión portuaria de Vaca Muerta Sur
A la vez, la petrolera nacional encara una obra de mayor envergadura: El Oleoducto Vaca Muerta Sur, un caño de 570 kilómetros que va desde la localidad de Añelo, en Neuquén, hasta la zona rionegrina de Punta Colorada, en cercanías de a Sierra Grande, sobre el Mar Argentino.
Allí se proyecta una terminal de exportación de hidrocarburos, y la misma prevé una capacidad final de exportación de 125 millones de barriles por año, a través de dos monoboyas.
El proyecto que impulsa YPF requerirá un financiamiento estimado de US$ 1.200 millones para el tendido de un ducto hasta el puerto Punta Colorada, donde desplegará una mega terminal marítima que se convertirá en el mayor puerto exportador de petróleo del país.
Se calcula que a través de la estación portuaria rionegrina se podrá despachar, a partir de 2025, un buque cada cinco días con capacidad para 390.000 metros cúbicos. Ese nivel de actividad permitirá a nivel anual sumar un volumen total de 25 millones de metros cúbicos, lo que contempla la construcción de 20 tanques con capacidad de almacenamiento de 1 millón de metros cúbicos.