La empresa acelera los trabajos en el ASECG II, una instalación diseñada bajo estándares internacionales para resguardar los elementos combustibles gastados de la central nuclear.

Mientras crece el conflicto por la privatización de Nucleoeléctrica Argentina, la empresa (por ahora) estatal puso en marcha una iniciativa para garantizar la continuidad operativa de la Central Nuclear Atucha II.

Se trata de la construcción del nuevo sistema de Almacenamiento en Seco de Elementos Combustibles Gastados II (ASECG II), una infraestructura clave para la gestión segura del combustible nuclear utilizado. El proyecto responde a la previsión de que las piletas de decaimiento alcanzarán su límite de capacidad hacia diciembre de 2027.

El ASECG II fue diseñado conforme a los estándares internacionales más exigentes en materia de seguridad radiológica y gestión de residuos nucleares. Su función principal será albergar los elementos combustibles una vez que completen su etapa de enfriamiento en las piletas de agua desmineralizada.

Este sistema, conocido como almacenamiento en seco, es actualmente la práctica más extendida a nivel global por su eficiencia, simplicidad operativa y estabilidad a largo plazo.

En las centrales nucleares, los elementos combustibles gastados se mantienen inicialmente bajo agua para disipar el calor residual y permitir el decaimiento de la radiactividad.

Sin embargo, este método presenta un límite físico de capacidad, por lo que el almacenamiento en seco se adopta como una segunda etapa natural dentro del ciclo del combustible.

“El objetivo es asegurar una gestión sustentable y segura de los materiales irradiados sin comprometer la operación continua de las centrales”, explicaron desde Nucleoeléctrica Argentina.

Los avances de la obra de Nucleoeléctrica

El proyecto que se desarrolla en el complejo Atucha contempla la instalación de una serie de silos diseñados para confinar los elementos combustibles en condiciones controladas y sin necesidad de refrigeración activa.

Para ello, ya se completó la base de hormigón de alta resistencia sobre la cual se ubicarán las estructuras de almacenamiento, además de avanzar en la fabricación de contenedores metálicos, tapas blindadas y sistemas de soporte estructural.

El sistema se encuentra en una fase avanzada de construcción, con parte de las estructuras ya completadas y la fabricación de los equipos en curso. Una vez finalizado, el complejo podrá alojar los elementos combustibles que cumplieron su periodo de enfriamiento inicial, asegurando su confinamiento durante décadas.

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Una de las características técnicas más destacadas del ASECG II es su sistema de ventilación pasiva, que permite mantener los niveles de temperatura del combustible dentro de márgenes seguros sin requerir energía eléctrica ni intervención humana.

Este diseño incrementa la confiabilidad operativa y reduce los requerimientos de mantenimiento, alineándose con las recomendaciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) para el almacenamiento de combustibles gastados.

Cuestionamientos de los trabajadores de la CNEA

La semana pasada, los trabajadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) realizaron una movilización en Zárate para expresar su rechazo a lo que consideran un proceso de privatización del sector nuclear argentino.

La protesta, impulsada por una multisectorial que reúne a gremios como Luz y Fuerza, ATE, UOCRA y UOM, era para visibilizar la situación que atraviesan los organismos vinculados a la ciencia y la energía atómica. Según explicó el secretario gremial de Luz y Fuerza Zárate, Cristian Riente, la iniciativa forma parte de un plan de lucha que se viene desarrollando ante lo que describen como un “avance privatizador” sobre Nucleoeléctrica Argentina y otros institutos estratégicos.

Los trabajadores denuncian la pérdida de personal especializado debido a los bajos salarios, retiros voluntarios y condiciones laborales precarias, lo que estaría provocando un “vaciamiento” del sistema científico-tecnológico.

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