En las zonas altas de la Cordillera, donde la mayoría de los proyectos trabajan por encima de los 3.000 metros, el frío obliga a frenar por unos meses el trabajo. Resultados y planes en los cinco principales proyectos.

Por Carolina Putelli, desde San Juan

La naturaleza marca la agenda de trabajo en Los Andes. Por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar (msnm), con menos oxígeno y temperaturas que pueden caer por debajo de los -30°C, la minería debe adecuarse al contexto. Y son los proyectos en exploración los que más se ven afectados, ya que cuentan con menos infraestructura. Este junio, con la llegada del invierno y una de las primeras nevadas a las montañas sanjuaninas, cuatro de los cincos proyectos más importantes detuvieron su trabajo hasta la primavera.

Entre el 19 y el 24 de junio un temporal tiñó de blanco las cumbres más altas de la provincia, sobre todo en Calingasta, departamento que se encuentra al sur, pero afectando también Iglesia. En el primer departamento se encuentran Josemaría y Filo del Sol, mientras que en el segundo están ubicados Pachón, Los Azules y Altar. Hay otros 18 proyectos en exploración, en distintos estados, pero estos cinco tienen los mayores avances.

Mientras que el resto debió dejar los lugares de trabajo poco antes de la llegada del temporal, Josemaría confirmó que seguirá en el campamento durante los meses más fríos. Esto se debe a que en la zona donde trabaja Lundin existe un campamento equipado para 1.800 personas que permitió en 2022 pasar el primer invierno trabajando de continuo.

Josemaría, en continuo

En Josemaría continúa la exploración mientras que ya cuentan con la Declaración de Impacto Ambiental, esto quiere decir que tienen el aval general para iniciar la construcción. En la actualidad está listo el campamento de construcción Batidero, donde viven los trabajadores que construirán el campamento Josemaría, que tendrá capacidad para otras 4.500 personas. En este punto se concentrarán los trabajos durante el invierno.

Hay otros 18 proyectos en exploración, pero son cinco los que tienen mayor avance: Josemaría, Filo del Sur, Pachón, Los Azules y Altar.

Filo del Sol se considera el proyecto hermano de Josemaría ya que está a 10km del campamento del proyecto de cobre y pertenece también a Lundin. En su último informe detallaron que estaban trabajando con 8 máquinas de diamantina y el objetivo era continuar mientras el tiempo lo permitiera, pero no durante todo el invierno.

En este yacimiento ya encontraron riquezas para 13 años de explotación en la cordillera. Se encuentra entre los 4.000 y 5.200 msnm y calculan que con lo descubierto hasta ahora podrían extraer 66.000 toneladas de cobre anuales, 168.000 onzas de oro y 9,3 millones de onzas de plata.

Perforación, exploración, minería
Perforación en la alta montaña: tras el temporal de junio, la mayoría de los proyectos hacen una pausa.

En la cordillera sur están los dos proyectos de cobre con mayor potencial de San Juan. Pachón y Los Azules son, respectivamente, el segundo y el cuarto yacimiento más grande del mundo con lo explorado hasta el momento. Cerca se ubica también Altar, una zona que está explorando Aldebarán Resources. En los tres casos fue necesario desmovilizar al personal para el invierno.

Los resultados en Los Azules

Los Azules lo hizo el pasado 14 de junio, cuando dio por terminada su campaña de exploración en la que trabajaron 640 trabajadores en alta montaña, entre los que había personal de la empresa y de proveedores.

El proyecto del que es propietario la canadiense McEwen presentó recientemente su Evaluación Económica Preliminar, para la que utilizaron los datos recolectados en exploración hasta la pasada temporada. En el mismo detallaron que cumplieron con casi 40.000 metros de perforación, de los que resultaron que hay 10,9 mil millones de libras de cobre de grado 0,4%, 26.000 millones de libras de cobre de grado 0,31% y existencias de oro y plata. Todo esto le asegura, hasta ahora, 27 años de vida útil a la futura mina.

Muy cerca de este gigante se encuentra Altar, que hasta la fecha de desmovilización trabajaba con 4 máquinas perforadores y tenía previsto invertir en la temporada USD 16 millones. Desde 2021 Aldebarán Resources tiene un convenio con Los Azules que les permite utilizar servicios comunes para llegar hasta el yacimiento, donde han perforado cerca de 14.000 metros y tienen dos zonas con potencial de cobre.

Finalmente, Pachón también había anunciado que cerca de la llegada del invierno debían desmovilizar esta temporada. En 2022 tuvieron una campaña récord en extensión gracias a que hubo buen tiempo en alta cordillera, pero durante esta temporada se esperaban más nevadas y por eso analizaban dejar el campamento cerca de junio.

En el mayor yacimiento de cobre de San Juan ya superaron los 36.000 metros de perforación y esta temporada el presupuesto de exploración era de más de USD 33 millones. Glencore, empresa que explora en la zona, anunció recientemente que quieren avanzar pronto a la presentación del Informe de Impacto Ambiental.

La exploración minera, un movilizador económico

El proceso de exploración es un tipo de inversión de alto riesgo, en especial en la minería metalífera. Las empresas inyectan dinero durante años, a veces décadas, para descubrir si en distintas zonas hay riqueza minera y luego para ver si ésta es rentable para avanzar a la exploración.

San Juan es la provincia con mayor cantidad de proyectos en exploración temprana y avanzada, con un total de 23 zonas en las que están trabajando distintas compañías. El 25% de la inversión total en exploración de Argentina se concentró en la provincia cuyana. A la vez, sus dos minas metalíferas con explotación, Veladero y Gualcamayo, siguen buscando ampliar sus reservas.

El método más utilizado son las perforaciones con diamantinas, que extraen un testigo del subsuelo, que luego se analiza en laboratorios para saber cómo está compuesta la roca. Dependiendo de la zona y roca, puede costar desde USD 500 el metro lineal. En el caso de los yacimientos de alta cordillera, como los cinco ubicados en San Juan, debido a la dificultad de acceso y logística, el precio se ubica cerca de los USD 1000.

La desmovilización en general implica que los campamentos que están ubicados a mayor altura quedan desiertos o con guardias mínimas de mantenimiento. Esto se debe al costo que tiene sostener la presencia segura de trabajadores en la alta cordillera, pero además porque los trabajos se vuelven imposibles muchas veces debido a la acumulación de nieve, las tormentas conocidas como “viento blanco” o las temperaturas que pueden bajar en los picos de los Andes, a menos de 40 grados bajo cero.

Comentarios

Por si acaso, tu email no se mostrará ;)