La Secretaría de Energía lo publicó en el Boletín Oficial del viernes 7 de julio. Entre las medidas se incluye superar el 50% de fuentes renovables en la generación eléctrica y una mayor inserción de los vehículos eléctricos.
La Secretaría de Energía de la Nación aprobó el viernes 7 de julio el “Plan Nacional de Transición Energética al 2030” orientado a cumplir con los compromisos internacionales que asumió la Argentina en la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático celebrada en París en 2015, para avanzar hacia una matriz energética más sustentable.
Así, a través de las resoluciones 517/2023 y 518/2023 publicadas ese día en el Boletín Oficial, la Secretaría de Energía oficializó un programa de reconversión de cara a los próximos siete años, que además anticipa posibles escenarios para 2050, en función de cómo se avance en la transición energética a nivel global y en el país.
La iniciativa detalla los objetivos y potenciales escenarios para el desarrollo económico sostenible, además de las medidas que deberán ejecutarse.
El documento propone tres posibles escenarios a los que púede llegar la inserción sustentable en la matriz energética: uno «de base», otro «optimista» y otro «ambicioso».
En el documento de 109 páginas se establecen metas específicas, como no exceder la emisión neta de 349 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) para toda la economía; reducir un 8% la demanda energética a través de su uso eficiente y responsable; y superar el 50% de fuentes renovables en la generación eléctrica.
Asimismo, el plan busca impulsar el uso y comercialización de vehículos eléctricos en el país para que integren el 2% del parque automotor.
Además, se prevé alcanzar los 1.000 megavatios (MW) de generación distribuida renovable y aumentar la red de transmisión eléctrica de alta tensión en 5.000 kilómetros de nuevas líneas.
Metas complementarias de la transición energética
El plan recientemente formalizado incluye iniciativas que exceden a la infraestructura y buscan potenciar la cadena de valor nacional.
Entre estos objetivos se incluye la creación de condiciones propicias para el desarrollo local de proyectos de energía limpia, incluyendo nuevas tecnologías no convencionales y emergentes.
Asimismo, se prevé un incremento en la oferta laboral del sector y la llegada de inversiones que capitalicen las oportunidades que ofrece el clima y territorio nacional.
Adicionalmente, el documento propone tres escenarios a los que púede llegar la inserción sustentable dentro de la matriz energética de cara al 2050.
El primero de ellos es “el de base”, en el cual la tasa de crecimiento de la demanda es moderada y hay una baja electrificación de nuevos usos, con un impuesto a las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de 25 dólares por tonelada de CO2 a partir de 2040.
El segundo escenario es el “optimista”. En este se mantiene el mismo nivel de impuesto a medida que se suman nuevas acciones y tecnologías al sector energético. De esta manera el avance mundial hacia un abastecimiento energético sustentable motorizará nuevos desarrollos que se aprovecharán gradualmente.
Por último, el escenario “ambicioso” agrega una rápida incorporación de tecnologías de descarbonización y una mayor electrificación de nuevos usos, elevando el impuesto a las emisiones a 56 dólares por tonelada de CO2.
Generación eléctrica actual y proyectada a 2050
Actualmente, en Argentina la producción de energía eléctrica se encuentra alrededor de los 140 Teravatios-hora (TWh) al año. Según datos de Cammesa, el abastecimiento se basa en un 64% de fuentes fósiles, 17% de hidroeléctricas, 7% de energía nuclear, y 12% de renovables, con la eólica como segmento más destacado.
Para 2050 se estima que la evolución de la demanda requerirá alrededor de 230 TWh para suministrar a los sectores industrial, residencial y comercial; a lo que se le agrega la tendencia hacia la electromovilidad, que significaría un adicional de 80 TWh para cargar automóviles, camionetas y buses eléctricos e híbridos.
Según un informe de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena) publicado en 2018, dos tercios de la energía producida en los países debería ser de fuentes renovables en los próximos 17 años. Esto implica que aproximadamente el 85% de la capacidad instalada debería tener un origen limpio.
En ese marco, la red eléctrica deberá contar con una oferta de energía que acompañe el crecimiento, reduciendo en proporción la participación térmica. La brecha a cubrir con proyectos de energía renovable actualmente es de 53.800 MW, lo que impone un desafío de casi 2.000 MW a instalar por año.