La reactivación del proyecto Potasio Colorado plantea un viejo dilema: cómo transportar volúmenes de producción imposibles de cubrir con camiones. Entre vías abandonadas, obras nuevas y financiamiento internacional, el transporte ferroviario aparece como pieza clave para que la iniciativa sea viable.

La discusión sobre el futuro del potasio en el sur de Mendoza dejó de ser exclusivamente minera y pasó a girar, con fuerza, alrededor de un tema central para cualquier proyecto de gran escala: la logística.

La posibilidad de reactivar la producción en Potasio Río Colorado volvió a instalar en la agenda pública una pregunta estructural: cómo transportar millones de toneladas de mineral desde una zona alejada de los grandes centros de consumo y exportación.

La propuesta no solo apunta a resolver el traslado del potasio, sino también a crear un corredor de cargas que ordene y potencie el desarrollo productivo de una región clave.

En ese escenario, la alternativa ferroviaria aparece como el único camino posible para sostener el negocio en el tiempo.

Las estimaciones oficiales y privadas coinciden en que la producción del yacimiento superará los 4 millones de toneladas anuales una vez que esté plenamente operativo.

Ese volumen deja fuera de competencia al transporte por camión, tanto por costos como por impacto ambiental y capacidad operativa. Mover semejante cantidad de carga por rutas implicaría una presión imposible de absorber para la infraestructura vial existente y un costo logístico que tornaría inviable cualquier esquema de exportación.

Por eso, desde el gobierno mendocino comenzaron a trabajar junto al Gobierno Nacional en la idea de un tren minero que permita conectar el sur provincial con los principales nodos logísticos del país.

La propuesta no solo apunta a resolver el traslado del potasio, sino también a crear un corredor de cargas que ordene y potencie el desarrollo productivo de una región clave.

Un trazado mixto entre recuperación y obra nueva

La ministra de Energía de Mendoza, Jimena Latorre, confirmó que ya existen gestiones avanzadas con el área de Transporte de la Nación.

El trabajo se concentra en dos frentes: evaluar el estado de las vías actualmente en desuso y analizar la disponibilidad de tierras para construir nuevos tramos ferroviarios donde hoy no existe infraestructura.

El esquema preliminar combina ambos enfoques. Bajo el proyecto conocido como “Meridiano 68”, el recorrido partiría desde la zona de Pata Mora, continuaría hacia Agua Escondida y luego cruzaría el Río Atuel. Este último punto representa uno de los mayores desafíos técnicos, ya que requiere una obra de ingeniería completamente nueva para salvar el cauce.

A partir de allí, el tren empalmaría con trazados existentes en Carmensa, pasando por General Alvear, Monte Comán, Guadales y Lencinas.

Potasio, Minería, Neuquén
El potasio tiene un uso central como fertilizante agrícola, aunque en el caso argentino su consumo interno es limitado. El principal destino de la producción es Brasil.

Esa conexión no es menor: permitiría acceder directamente a la línea del Ferrocarril San Martín, una de las arterias ferroviarias más importantes del país, con llegada a San Luis, Buenos Aires y los puertos del Atlántico.

Más que potasio: un corredor para Vaca Muerta

El impacto del proyecto ferroviario excede largamente a la minería del potasio. Uno de los puntos más relevantes es que el mismo circuito permitiría el ingreso de arena desde el litoral, un insumo estratégico para la fractura hidráulica en Vaca Muerta.

De este modo, el tren no solo serviría para exportar minerales, sino también para abastecer a uno de los principales polos energéticos del país.

El principal obstáculo sigue siendo el costo. La magnitud de las obras necesarias —tanto para recuperar vías como para construir nuevos tramos— obliga a pensar en esquemas de financiamiento que van más allá del presupuesto público.

En ese marco, el proyecto fue presentado en distintas giras internacionales con el objetivo de captar capitales privados interesados en infraestructura y logística asociada a la minería y la energía.

La apuesta es que el volumen de carga asegurado por Potasio Río Colorado, sumado a la demanda de Vaca Muerta, permita estructurar un negocio ferroviario sostenible a largo plazo.

El regreso del potasio al mapa productivo

El potasio tiene un uso central como fertilizante agrícola, aunque en el caso argentino su consumo interno es limitado. El principal destino de la producción es Brasil, un mercado que demanda grandes volúmenes de cloruro de potasio para su agroindustria.

La última experiencia en el país, Río Potasio Colorado, se interrumpió en 2013, afectada por un contexto macroeconómico adverso y por la caída de los precios internacionales del mineral. Sin embargo, a mediados del año 2023, la provincia decidió relanzar la iniciativa y abrió un proceso licitatorio para incorporar nuevos socios.

En noviembre de ese año se conoció que Minera Aguilar, perteneciente al grupo Manzano, resultó ganadora de la convocatoria.

Recientemente, el gobernador Alfredo Cornejo afirmó que la producción de la mina sureña permitiría el abastecimiento nacional. “Queremos que haya potasio porque nos agrega valor, agrega riqueza a Mendoza. Hoy la Argentina está importando potasio y con 60 mil toneladas cubriría la demanda interna”, afirmó.

“Esa planta puede producir para la demanda interna y exportar al gran comprador de potasio, que hoy es Brasil. Vamos a reconvenir el contrato, lo que haga falta, pero para conseguir el objetivo de tener potasio cuanto antes”, reiteró.

Finalmente, Cornejo aseguró que la provincia “apuesta” a los proyectos de PSJ, en Uspallata, y de Potasio Río Colorado para “acelerar la minería en Mendoza”.

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