La provincia habilitará un sistema para flexibilizar las reglas del mercado, abrir la competencia y defender el precio de la energía renovable, que no dependerá únicamente de lo que definan las distribuidoras. Los desafíos de un cambio de paradigma tecnológico y comercial que redefine la generación distribuida.
Mendoza está a un paso de poner en marcha el Generador Virtual, un mecanismo que en la práctica funciona como una “billetera de energía” y que apunta a resolver un problema de fondo: hoy quien genera energía renovable recibe muy poco por lo que inyecta a la red.
Con esta figura, la provincia busca que esa energía finalmente tenga un valor real y pueda comercializarse en un mercado más flexible y competitivo.
El modelo ya demostró su eficacia en otros países, especialmente en Europa. En España, por ejemplo, “hay empresas que ofrecen energía exclusivamente renovable, comprando cupos a distintos generadores y comercializándolos”, lo que permite que los usuarios accedan a energía limpia sin necesidad de instalar paneles.
El proyecto ya está listo: el Ente Provincial Regulador Eléctrico (EPRE) terminó la propuesta y solo resta la aprobación final del Gobierno. Como la herramienta ya existe en la Ley 9084 y su decreto reglamentario, el paso formal es apenas un trámite.
La premisa detrás del Generador Virtual es simple: permitir que varias fuentes de generación —desde pequeños sistemas solares a unidades más grandes, con o sin baterías— se agrupen electrónicamente para operar como una sola “central virtual”.
Esa energía se inyecta a la red y se vende a otros usuarios del servicio público. Es decir, se crea un mercado donde la energía se mueve con reglas más abiertas, sin depender exclusivamente de lo que paga la distribuidora.
Un cambio estructural en la generación distribuida
Entre los actores del sector, la iniciativa despierta entusiasmo. Nicolás Giorlando, referente del Clúster de Energía Solar —que reúne a pymes del sector desde hace cuatro años—, asegura que el nuevo esquema “abre una puerta para revalorizar la energía solar inyectada a la red y generar un nuevo espacio de competencia”.
“Hoy, Edemsa está pagando poco por lo que se inyecta desde los sistemas de energía”, señala. Esta limitación desincentiva la inversión en generación distribuida, porque el usuario instala paneles, produce energía limpia, pero lo que recibe a cambio no compensa del todo.
Por eso, para el sector, la implementación del Generador Virtual “da otra posibilidad para que la energía valga más y, al mismo tiempo, se genere un nuevo mercado”, donde haya “más oferentes y más compradores”.
El generador deja de depender de un único comprador y pasa a jugar en un mercado más diversificado, con precios más reales y condiciones más atractivas. Para un sector que viene pidiendo señales claras, este tipo de flexibilización es una puerta a nuevas oportunidades.
CED: los contratos que hacen posible el nuevo modelo
El corazón operativo del sistema son los Contratos de Energía Distribuida (CED). Son acuerdos privados que establecen las relaciones comerciales entre tres partes clave: quien genera la energía, la distribuidora que opera la red y el usuario que la compra.
Todo se hará mediante plataformas digitales. Giorlando explica que “quien venda energía podrá recibir los pagos en una cuenta que funcionará como una billetera virtual, similar a Mercado Pago”, y que “desde allí se administrarán los fondos y las operaciones”.

Es decir, la energía producida se transforma en créditos digitales que el usuario podrá gestionar igual que cualquier billetera fintech. Esto representa un salto notable en términos de rapidez, trazabilidad y control.
Uno de los puntos más relevantes es la libertad de precios: los usuarios podrán “establecer precios y condiciones de venta o compra de energía de manera libre, dentro del marco regulatorio”. Este cambio quiebra la lógica de la tarifa única y abre espacio a un mercado más eficiente, donde cada actor puede negociar según su estrategia.
El modelo ya demostró su eficacia en otros países, especialmente en Europa. En España, por ejemplo, “hay empresas que ofrecen energía exclusivamente renovable, comprando cupos a distintos generadores y comercializándolos”, lo que permite que los usuarios accedan a energía limpia sin necesidad de instalar paneles.
Los retos que quedan antes de la implementación en Mendoza
Aunque la expectativa es alta, poner en marcha este régimen no será inmediato. Giorlando advierte que “se deben adecuar muchos sistemas informáticos, tanto de medición como de facturación y control, para que todo funcione correctamente”.
La infraestructura tecnológica debe acompañar el cambio: medidores inteligentes, plataformas transaccionales, sistemas de control y seguridad, y la integración con las herramientas de la distribuidora.
Pero hay un desafío adicional: el cultural. Todos los actores del mercado deberán comprender esta nueva lógica de comercialización. No solo los generadores, sino también los usuarios y la propia distribuidora.




