Periodista especializada en Minería, Energía y Ambiente.
Las provincias con litio piden a las empresas productoras que aporten un porcentaje mayor de regalías por las ventas y también, pretenden limitar las exportaciones para que parte de su producción quede en el país para fabricar baterías. Los proyectos que ya están instalados y los que están en desarrollo.
La creciente demanda global de litio, impulsada principalmente por la industria automotriz y sus planes de transición hacia la electromovilidad, no encuentra techo y posiciona al país por su alto potencial productivo.
En efecto, Argentina tiene 22 millones de toneladas en recursos, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos o USGS por sus siglas en inglés (United States Geological Survey)) pero, en rigor, lo que más atrae a los inversores son las reservas del mineral de litio que se concentran en el noroeste del país, que pocos países tienen, y ascienden a unos 2,7 millones de toneladas.
Ante los ojos de los gobiernos de Jujuy, Salta y Catamarca -que componen junto con el gobierno nacional la autodenominada “Mesa del litio”-, las expectativas puestas en el litio como el vector energético dominante es una oportunidad que hay que atender y fomentar, pero de la que también hay que sacar mayor provecho, sobre todo porque -aseguran- los precios del mineral a nivel internacional tuvieron un aumento exponencial que no se refleja en la renta que reciben.
El mapa de proyectos y cuánto pagan
Son solo dos los proyectos que están en producción, ambos en plena expansión. Uno es propiedad de la empresa australiana Allkem, que se inició en 2014 en Jujuy, y el otro es de la estadounidense Livent, en Catamarca, que produce desde fines de la década del 1990. Cada provincia tiene su propio sistema de regalías: Catamarca, por ejemplo, cobra 3,5% de la facturación en base al precio de las exportaciones de Chile o Argentina, de los dos el mayor.
Jujuy cobra 3% menos los costos, pero retiene para la provincia un porcentaje de propiedad de la explotación con la participación accionaria de su empresa estatal Jemse (Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado).
En paralelo y con el mismo argumento del incremento en el precio y consiguiente aumento de la rentabilidad de los proyectos, a mediados de enero el Ministerio de Economía se anticipó y lanzó la Resolución 15/23, que dejó sin efecto el reintegro a las exportaciones de óxido e hidróxido de litio, cloruro de litio y carbonato de litio.
Esos reintegros eran parte de una política que atendía a las características propias de la actividad minera, no obstante, el gobierno nacional decidió quitarlos. Sin más, determinó que “se entiende que un estímulo como el reintegro ha cumplido los objetivos para el cual fue oportunamente establecido”.
En esa oportunidad, la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) se expresó en un comunicado oficial: “Quitar los reintegros modifica nuevamente las reglas de juego en el país e impacta directamente en la competitividad frente a otros países que pueden recibir la inversión minera ya que incrementan la carga impositiva indirecta, al eliminar la posibilidad de recuperar los impuestos pagados a lo largo de la cadena productiva, aumentando los costos. Esto daña la previsibilidad y el posicionamiento de la Argentina como nodo exportador”.
Con los dos proyectos que están operativos, el país cubre el 10% de la demanda de litio del mundo. En tanto, están en construcción actualmente seis emprendimientos más; entre ellos, el de Minera Exar, en Jujuy, que es el que más cerca está de iniciar la fase operativa -prevista para mediados de este año-. Además, hay 35 proyectos de litio avanzados en el país y otros 16 en etapa de exploración.
Se estima que en 2022 las inversiones rondaron los USD 1.500 millones, y prevé la llegada de alrededor de U$D 5.000 millones de inversiones en los próximos años, solo considerando los proyectos más avanzados.
De concretarse esas previsiones, se estima que hacia 2026, el país multiplicaría por más de cinco veces su capacidad de producción de carbonato de litio, calidad batería: pasaría de las 37.500 toneladas actuales a más de 200 mil toneladas.
A nivel global, Australia lidera hoy por lejos -con cerca del 50% de la producción mundial- el mercado del litio, que lo obtiene a partir de pegmatitas. La sigue Chile, en segundo lugar, con mineral proveniente de salmuera. Ni Australia, ni Chile, son fabricantes de baterías.
La mesa del litio
Así las cosas, se volvieron a reunir -la primera reunión fue en febrero- funcionarios nacionales y miembros del directorio de Y-TEC y de YPF Litio con los mandatarios Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Sáenz (Salta) y Gerardo Morales (Jujuy) para analizar qué tipo de mecanismos se podrían aplicar para que las tres provincias tengan mayores beneficios económicos de la exportación del carbonato de litio y, al mismo tiempo, limitar las ventas al exterior con la intención de que un porcentaje de ese producto quede en el país para motivar el desarrollo y la investigación con el objetivo de, finalmente, lograr producir baterías en el país a escala comercial.
En concreto, a partir de ese encuentro, las tres subjurisdicciones nacionales se encaminaron a buscar un acuerdo con las empresas productoras para mejorar las regalías. Según informaron los mandatarios, se les cursó un pedido a las referidas firmas “para que eleven una propuesta de mejoras de las regalías a pagar en Catamarca, Jujuy y Salta”.
De acuerdo con lo indicado por los gobernadores, las firmas litíferas dieron su visto bueno para que parte de la producción quede en el país, no obstante, la cuestión de las regalías, si bien está en análisis, resulta más compleja de instrumentar.