Aldebaran Resources amplió con 30 millones de dólares su participación en Altar, que ahora alcanza el 60%.
Aldebaran Resources aprobó una nueva inversión de 30 millones de dólares para llegar así a una participación del 60% en el proyecto de cobre y oro Altar ubicado en Calingasta, provincia de San Juan.
Además, la compañía informó que tiene planes para avanzar con la segunda opción de invertir otros 25 millones de dólares durante un período de tres años para adquirir una participación adicional del 20%.
Una vez completada esta segunda opción, Aldebaran tendrá una participación del 80% en el proyecto Altar, mientras que Sibanye-Stillwater tendrá una participación del 20% restante.
Al 30 de junio pasado, la compañía ya había invertido aproximadamente 38 millones de dólares en el proyecto sanjuanino.
Estados Unidos sumó la semana pasada al cobre a su lista de materiales críticos y se espera que un fuerte impulso a los proyectos cupríferos en la Argentina de la mano del alza de la demanda motorizada por la transición energética.
“Cuando tomamos este proyecto en 2018, entendimos que tenía un potencial inmenso; sin embargo, ha superado nuestras expectativas en varios frentes. Altar representa uno de los proyectos de cobre sin desarrollar más grandes del mundo, y estamos entusiasmados de continuar desbloqueando su potencial para ayudar a suministrar los recursos necesarios para impulsar la revolución mundial de la energía verde”, aseguró John Black, director ejecutivo de Aldebaran.
El proyecto Altar es un depósito de cobre y oro ubicado en la provincia de San Juan. Forma parte de un grupo más regional de depósitos del metal de clase mundial, que incluye Los Pelambres (Antofagasta Minerals), El Pachón (Glencore) y Los Azules (McEwen Mining). Además de cobre y oro, el yacimiento contiene plata y molibdeno.
El proyecto calingastino consta de ocho concesiones mineras, dos permisos de exploración y nueve servidumbres mineras. También incluye una opción sobre las cinco concesiones adyacentes de Río Cenicero. Las concesiones de Altar en conjunto cubren un área de aproximadamente 8.443,7 hectáreas y las concesiones de Río Cenicero cubren unas 3.716,6 hectáreas adicionales.
Demanda de cobre en alza
El Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE, por sus siglas en inglés) siguió la semana pasada los ejemplos de la Unión Europea, Japón, India, Canadá y China e incluyó de manera oficial al cobre a su lista de materiales críticos.
Es la primera vez que una agencia del gobierno estadounidense incluye a este metal en una de sus listas oficiales “críticas”, dando cuenta del peso que tendrá en los próximos años para la transición energética.
La Evaluación de Materiales Críticos de 2023 de la DOE, que analizó los materiales por su criticidad para las cadenas de suministro mundiales de tecnología de energía limpia, se centra en producciones clave con alto riesgo de interrupción del suministro y que son parte integral de las tecnologías limpias.
La lista final, actualizada cada tres años, incluye unos 50 minerales identificados como vitales.
Entre ellos se incluyen elementos clave para la producción de baterías de vehículos eléctricos como el níquel, el litio y el zinc. Y además del cobre, también figuran aluminio, cobalto, disprosio, acero eléctrico, flúor, galio, iridio, litio, magnesio, grafito natural, neodimio, platino, praseodimio, terbio, silicio y carburo de silicio.
Conocida la decisión, subió el precio internacional del metal y en el sector minero local descartan una mayor inversión en San Juan, Salta y Catamarca, donde avanzan importantes proyectos para volver a producirlo en el país.
Argentina no produce cobre desde que la mina La Alumbrera cerró en 2018, pero tiene una cartera de proyectos ubicados en San Juan, Catamarca y Salta que promete convertir al país en un importante productor cuprífero.
“Esta nueva clasificación tendrá efectos en el valor de corto y mediano plazo, habrá una mayor demanda y, por cierto, atraerá mayores inversiones en la gran minería”, aseguró Raúl Cabanay, vicepresidente de la Cámara Minera de San Juan.
El impacto económico de la decisión del DOE puede verse en el precio internacional de este metal clave para la transición energética, que tras conocerse su inclusión en la lista de materiales críticos subió un 2% y llegó a los 3,89 dólares.
