Las proyecciones para la próxima campaña indican un incremento de hasta 70% respecto al promedio de los últimos cinco años, lo que durante podría generar récords históricos de movimiento logístico marzo y abril.
La campaña de maíz temprano 2025/26 en Argentina presenta perspectivas de producción inusitadas, sustentadas en la recarga de humedad de los suelos durante los últimos meses y la regularidad de las precipitaciones en el período crítico de desarrollo del cultivo.
Estas condiciones abarcan casi la totalidad del área agrícola nacional, lo que genera expectativas muy favorables sobre los rendimientos futuros. Según la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP), “prácticamente no existen lotes de maíz en condiciones regulares o malas”, lo que consolida un escenario de alta productividad.
El movimiento logístico hacia los puertos, especialmente en el Gran Rosario, se proyecta como un enorme desafío.
Asimismo, el área implantada con maíz temprano alcanzó un máximo histórico este año, de acuerdo con estimaciones basadas en los avances de labores reportados por la SAGyP. Este crecimiento en la superficie sembrada representa un factor central para los cálculos de cosecha, dado que los lotes tempranos concentran una proporción significativa de la producción total.
La proyección de GEA-BCR estima que, considerando rindes normales, la campaña podría alcanzar 61 millones de toneladas, superando los registros previos. Al analizar los posibles escenarios de rendimiento, se observa que, si los rindes promedio históricos se mantienen, la producción de maíz temprano en marzo de 2026 sería un 40% superior al promedio de los últimos cinco años.
En un escenario intermedio, alcanzando el 75% del máximo histórico por zona, la cosecha crecería un 58%, y, de igualar el rendimiento máximo registrado, el incremento podría llegar al 70%. Estos cálculos indican un flujo de granos hacia el mercado interno sin precedentes.
Impacto logístico y portuario
El movimiento logístico hacia los puertos, especialmente en el Gran Rosario, se proyecta como un enorme desafío en estas condiciones. La concentración de la cosecha de maíz temprano en marzo y abril coincidirá con la entrada de soja y con un volumen récord de trigo.
Las estimaciones indican que la afluencia de camiones podría ser hasta un 80% superior al promedio de la última década, superando incluso los picos históricos previos en un 25/30%.
Este adelanto en la estacionalidad de descarga implica que los puertos deberán operar con máxima eficiencia para evitar congestiones. Las imágenes de largas filas de camiones, ya observadas en fechas recientes, anticipan el nivel de presión logística que se podría experimentar durante los meses centrales de la cosecha gruesa.
La coordinación entre operadores portuarios, transportistas y productores será determinante para optimizar los tiempos de carga y minimizar retrasos.

En el plano comercial, los contratos de futuros reflejan el optimismo frente al maíz temprano. La relación entre los contratos de abril y julio, referencia para maíz temprano y tardío, se encuentra en su nivel más bajo en al menos una década, indicando que la prima por adelantar la venta es mínima.
Esta dinámica también se relaciona con el ritmo de comercialización de la campaña actual, donde solo se han comprometido 31,5 millones de toneladas, un 20% menos que el año anterior para la misma fecha.
Además, para la campaña 2025/26, se anticiparon 7,5 millones de toneladas, de las cuales menos de la mitad cuentan con precio firme. Esto significa que gran parte de la producción aún está sujeta a definiciones de mercado, lo que podría intensificar la presión sobre los precios cuando comience la cosecha masiva.
Expectativas para la soja
El escenario no es exclusivo del maíz. La soja también enfrenta tendencias bajistas derivadas de una combinación de mayor oferta sudamericana y ventas externas en mercados internacionales.
Según CONAB, Brasil proyecta una cosecha récord de 177 millones de toneladas para 2026, 6 millones más que el año anterior, mientras que en Chicago los precios ajustaron a la baja un 9%, ubicándose en 38 dólares por tonelada.
Este contexto sugiere que los mercados deberán absorber volúmenes importantes de granos con márgenes de precio relativamente reducidos. La competencia internacional, especialmente frente a la soja brasileña más competitiva, condiciona la estrategia de comercialización local y afecta la proyección de márgenes de los productores argentinos.




