El no convencional neuquino tiene una capacidad de producción muy superior a la que hoy está demostrando en gas y petróleo de Vaca Muerta, y no a causa de una falta de riqueza de la formación. El desarrollo inmediato con las obras de infraestructura en marcha y las que todavía faltan.
En el caso del gas natural, la puesta en marcha de la primera etapa del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) un incremento notorio en poco más de 45 días de 10 Millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d), lo que irá escalando con la entrada en función de las nuevas plantas compresoras, la Reversión de Gasoducto del Norte o la Etapa II del mismo GPNK.
Algo similar se está registrando en el segmento del crudo, donde ya se siente en las exportaciones la habilitación del Oleoducto Trasandino con 40.000 barriles diarios que se entregan a Chile, pero que se multiplicarán en semanas con la habilitación del Oleoducto Vaca Muerta Norte y las sucesivas obras de ampliación del Oleoducto del Valle.
El escenario de mediano plazo anticipa que seguirá trascendiendo límites para convertir a la Argentina en un país exportador neto de hidrocarburos, un aporte inestimable para el empleo, la creación de nuevas empresas y la estabilidad de la macroeconomía.
Todo eso tiene necesidades de infraestructura para la producción, tal como se define a la necesidad de nuevas rutas principales y locales, nuevas flotas de camiones, extensión de servicios de energía, así como todo tipo de bienes y servicios para apuntalar el movimiento de miles de trabajadores.
Pero el crecimiento también tiene sus crisis para afrontar y resolver, y varias de ellas ya se discuten en la industria del Oil & Gas de manera de poder abordarlas a tiempo y evitar que asfixien el desarrollo.
Las proyecciones en el caso del petróleo, por ejemplo, indican que en tres años Vaca Muerta podría duplicar su producción actual de poco más de 300.000 barriles diarios, lo que significaría para el país ingresos por exportaciones por más de US$ 10.000 millones, teniendo en cuenta que todo el incremental podrá enviarse al exterior ya que el mercado local de las refinerías se encuentra largamente abastecido.
Pero esa primera meta, previa a pensar en el millón de barriles, demandará casi duplicar a la vez la cantidad de equipos con el que puedan contar las empresas de servicios especiales como Halliburton, Schlumberger, Tenaris, Calfrac, Weatherford o San Antonio.
Las necesidades pasan por los equipos pesados de perforación de pozos, de los equipos de fractura que permitan inyectar las toneladas de arena, agua y aditivos, así como las plantas de tratamiento, de transporte y almacenamiento, en momentos en que el mundo también tienen una alta demanda de equipos que obligan a una competencia de las operadoras locales.
Todo eso tiene, claramente, necesidades de infraestructura para la producción, tal como se define a la necesidad de nuevas rutas principales y locales, nuevas flotas de camiones, extensión de servicios de energía, así como todo tipo de bienes y servicios para apuntalar el movimiento de miles de trabajadores.
El recurso humano y el potencial crecimiento
Pero la Cuenca Neuquina, precisamente, deberá sobrellevar otra eventual limitación vinculada a la disponibilidad de recursos humanos capacitados en la industria de los hidrocarburos, desde operarios, supervisores, hasta ingenieros, cuya búsqueda se multiplica en el sector y será más intensa con los proyectos en marcha para los próximos años.
La provincia de Neuquén lleva 27 meses ininterrumpidos de crecimiento del empleo y equiparando la marca histórica de 140.000 puestos, con un impulso que se adjudica en particular al desarrollo del sector energético vinculado tanto a la producción de gas y petróleo como a las obras vinculadas.
Un estudio reciente indicó que en Vaca Muerta había unos 37.000 trabajadores empleados de manera directa afiliados a distintos gremios vinculados a la industria petrolera, pero ese número va a ir creciendo hasta 2026 hasta alcanzar los 91.000 empleos, es decir un aumento de casi el 150%.
Es decir, esos 54.000 nuevos trabajadores para ocupar la demanda de las distintas franjas de funciones requieren una formación muy particular, tanto para operar en la boca de pozo, como para participar en maniobras de perforación y fracturación como para manejar los equipos de transporte.
Bajo esta perspectiva, todo lo que debe acompañar al desarrollo productivo de Vaca Muerta tendrá fuerte impacto en la región con una migración que se anticipa importante, con sueldos que puedan arrancar en los 600.000 pesos de bolsillo, y que va a generar una demanda de servicios no sólo en la ciudad de Añelo, sino también en otras ciudades y localidades de la zona como Neuquén, Cipolletti, Centenario, Cinco Saltos o Plottier.
Tan sólo en el caso de Añelo, hace apenas quince años tenía unas 500 familias y hoy se estima una población de 17.000 residentes permanentes que la convirtieron en una de las localidades que más creció demográficamente en el país, y a quienes se suman 25.000 personas que ingresan de lunes a lunes a trabajar en las áreas en desarrollo.
Esa realidad que promete no detenerse, permite proyectar un flujo constante para los próximos años que será necesario atender con una adecuada infraestructura social para recibir a los nuevos trabajadores de todo el país.
Allí, se impone avanzar con las redes de gas, la electrificación y la cobertura de agua y saneamiento, como urgencias, aunque no menos importantes para sus habitantes son nuevas viviendas para las decenas de familias que llegan mes a mes a la zona, nuevas escuelas para sus hijos, nuevos puestos de atención sanitaria y calles y caminos asfaltados.