Tras el auge de 2022, el mercado del mineral enfrenta un escenario de precios en baja y producción récord. Sin embargo, las proyecciones indican que la demanda —impulsada por autos eléctricos y almacenamiento energético— seguirá creciendo a ritmo acelerado en los próximos años.
Por primera vez desde el boom de 2022, el litio atraviesa una etapa prolongada de precios deprimidos. Después de haber superado los 70.000 dólares por tonelada durante el auge de la electromovilidad, hoy el mercado se mueve en torno a los 9.000–9.600 dólares por tonelada de carbonato e hidróxido de litio, según datos de Benchmark Mineral Intelligence.
El analista principal de la consultora, Federico Gay, resumió la situación durante el reciente XIV Seminario Internacional del Litio en Catamarca: “Estamos produciendo más litio del que el mundo demanda. La sobreoferta y los inventarios elevados están presionando los precios, pero la demanda estructural sigue creciendo de forma robusta”.
Benchmark estima que para 2035 el consumo global llegará a 3,8 millones de toneladas, impulsado por la transición energética, los autos eléctricos y el almacenamiento estacionario.
Esa brecha entre oferta y demanda es, precisamente, la razón por la cual Benchmark prevé que los precios recién comenzarán a recuperarse hacia 2027. En los próximos dos años, la expansión de nuevos proyectos —principalmente en África y Sudamérica— continuará aportando volumen a un mercado que ya se encuentra saturado.
Recién cuando esa oleada de producción se estabilice y la demanda de baterías logre absorber el exceso de inventarios, el equilibrio volverá a empujar los precios al alza.
Hace apenas una década, el mundo consumía 166.000 toneladas de litio. Hoy, la demanda supera 1,3 millones de toneladas, lo que representa un salto de más de ocho veces.
Y la tendencia no se detiene: Benchmark estima que para 2035 el consumo global llegará a 3,8 millones de toneladas, impulsado por la transición energética, los autos eléctricos y el almacenamiento estacionario.
En 2025, el consumo crecerá 24% interanual, con el 65% de la demanda proveniente del sector automotor y el 30% del aumento concentrado en China. Europa (incluido Reino Unido) aportará un 28% adicional, mientras que Estados Unidos sumará un 9%.
El mercado de litio sigue en expansión
Según Benchmark Mineral Intelligence, el mercado de litio mantendrá un ritmo de crecimiento anual del 10% hasta 2040, algo sin precedentes entre los metales industriales. Para 2030, la demanda se habrá duplicado, y una década después tres cuartas partes del litio se destinarán a vehículos eléctricos.
En 2015, los usos industriales —como cerámicos, lubricantes o farmacéuticos— representaban el 38% del consumo. Hoy apenas equivalen al 11%, desplazados casi por completo por las baterías.
Pese a su madurez incipiente, el mercado del litio sigue mostrando una fuerte volatilidad de precios, muchas veces más ligada al ánimo inversor que a los fundamentos, según la consultora.

En el tercer trimestre de 2025, por ejemplo, el hidróxido de litio subió 21%, el carbonato 13% y el espodumeno 33%, sin que hubiera una caída real en la producción.
Producción en alza: África y Sudamérica ganan protagonismo
La producción mundial pasó de 1,27 millones de toneladas equivalentes de carbonato de litio (LCE) en 2024 a 1,47 millones en 2025, de acuerdo con las proyecciones de Gay.
Este aumento se explica principalmente por la expansión de África, que sumará unas 100.000 toneladas nuevas —sobre todo desde Zimbabue, Malí y Nigeria— impulsada por capitales chinos.
China agregará otras 38.000 toneladas, y Sudamérica —con Argentina, Chile y Brasil— aportará 40.000 adicionales, consolidando un crecimiento global del 15%.
Hoy, África y Sudamérica son las únicas regiones donde los costos operativos promedian por debajo de 10.000 dólares por tonelada, mientras cerca del 50% de los proyectos mundiales ya opera en el límite de rentabilidad.
Sudamérica, el próximo centro mundial del litio
Benchmark proyecta que en 2027 Sudamérica superará a Australia como principal región productora de litio.
Las tecnologías de extracción directa (DLE) —que mejora la eficiencia de recuperación y reduce el impacto ambiental— será el segmento de mayor crecimiento en la próxima década, multiplicando su participación en el total regional.

Mientras tanto, China mantiene entre el 60% y el 65% de la capacidad mundial de procesamiento químico, alimentada por minerales provenientes de África y Australia. Sudamérica, con una baja demanda interna pero fuertes exportaciones hacia China, Europa y Norteamérica, ocupa una posición geopolítica estratégica dentro de la cadena global del litio.
Valor agregado: desafíos para Argentina
Durante su exposición en Catamarca, Gay abordó uno de los debates más sensibles para la región: la posibilidad de industrializar localmente el litio.
“Fabricar baterías en el país sería un sueño, pero hoy no tenemos los materiales ni la energía necesaria”, reconoció.
Para producir celdas se requiere una infraestructura compleja y la disponibilidad de otros insumos críticos como cobalto, níquel y grafito, inexistentes en el país.
Por eso, el especialista planteó que la mejor estrategia de valor agregado a corto plazo pasa por estrechar alianzas con las regiones consumidoras, integrando al Triángulo del Litio —Argentina, Chile y Bolivia— dentro de las cadenas globales de valor, más que intentar replicar toda la cadena industrial en el territorio.



