Este avance tecnológico podría almacenar electricidad durante horas de producción máxima y liberarla cuando resulte necesario. Utiliza materiales como ladrillos o grafito para atrapar calor a temperaturas de hasta 1.650 grados centígrados.

En un escenario en el que la energía sostenible y el almacenamiento eficiente son prioridades crecientes, las termobaterías —también conocidas como baterías térmicas— se posicionan como una alternativa revolucionaria frente a las tradicionales baterías de ion de litio.

Este innovador desarrollo promete cambiar las reglas del juego en el almacenamiento de energía, abriendo nuevas oportunidades para el futuro energético.

Las termobaterías ofrecen una solución práctica para uno de los mayores desafíos de las energías renovables: cómo almacenar la electricidad generada en horas de máxima producción y liberarla cuando más se necesita.

Las baterías térmicas están posicionándose como un elemento clave para definir el futuro de las energías renovables, con un abanico de aplicaciones que abarcan desde usos residenciales hasta industriales. Y también en automóviles.

Funcionan utilizando materiales como ladrillos o grafito que, acumulan calor a temperaturas extremadamente altas, superiores a los 3000 grados Fahrenheit (unos 1.650 Centígrados), para luego liberar esa energía de forma controlada.

Este sistema no solo es efectivo, sino que podría reducir considerablemente los costos asociados al almacenamiento de energía, facilitando una integración más accesible de fuentes renovables en la red eléctrica.

En esencia, las termobaterías no solo representan una alternativa económica y escalable a las baterías de ion de litio, sino que también abren la puerta a un almacenamiento energético más flexible y accesible, impulsando así la transición hacia una matriz energética más limpia y sostenible.

Las ventajas de las baterías térmicas

Las termobaterías aprovechan la capacidad de ciertos materiales para almacenar calor de manera altamente eficiente, marcando el inicio de una nueva etapa en la gestión de energía.

Este enfoque innovador permite almacenar calor durante periodos de baja demanda energética y liberarlo cuando más se necesita, lo que las convierte en una solución ideal para sectores industriales de alta demanda energética, como la fabricación de acero, cemento y productos químicos.

baterías térmicas
Las batería térmicas funcionan utilizando materiales como ladrillos o grafito que acumulan calor a temperaturas extremadamente altas.

De la mano con lo anterior, algunas empresas emergentes están apostando por este tipo de tecnología. Este es el caso de Antora Energy, la cual presentó recientemente su plan para construir la primera planta de fabricación a gran escala de baterías térmicas. Se espera que esta entre en funcionamiento el año que viene.

Justin Briggs, director de operaciones de Antora Energy, describe su funcionamiento de manera clara: «Lo que hace una batería térmica es absorber electrones limpios y baratos de la energía eólica y solar, almacenarlos en forma de calor y suministrar esa energía más tarde a un cliente industrial».

Este sistema permite a las industrias acceder a energía sostenible y asequible en cualquier momento, optimizando los recursos y promoviendo la transición hacia procesos más verdes.

La capacidad de las termobaterías para adaptarse a las necesidades de sectores industriales clave subraya su potencial como pieza clave en el futuro del almacenamiento energético.

Aplicaciones futuras

Las baterías térmicas están posicionándose como un elemento clave para definir el futuro de las energías renovables, con un abanico de aplicaciones que abarcan desde usos residenciales hasta industriales.

En entornos residenciales y comerciales, donde el calor constituye una parte considerable de la demanda energética, estas baterías podrían integrar fuentes renovables de manera eficiente.

Según estimaciones, su implementación podría disminuir el consumo eléctrico en un 70%-80% y el de calefacción en un 15%-20%.

Además, su capacidad para almacenar y distribuir energía las hace ideales para microrredes comunitarias, redes en zonas insulares o comunidades sin acceso a la red eléctrica convencional.

En el sector industrial, tienen el potencial de revolucionar procesos críticos.

Por ejemplo, podrían reemplazar los grupos electrógenos diésel en la minería, proporcionando energía constante y reduciendo significativamente tanto el consumo de combustible como los costos de operación.

En el ámbito del transporte, las baterías térmicas están siendo exploradas para su integración en vehículos eléctricos.

Gracias a su capacidad para gestionar eficazmente la calefacción y refrigeración, contribuyen a mejorar la autonomía de los coches eléctricos, un avance crucial en la transición hacia un transporte más sostenible.

Comentarios

Por si acaso, tu email no se mostrará ;)