Conuar vendió por 8 millones de dólares los tubos sin costura de alta resistencia que desarrolló para la central de Embalse. La empresa mixta con participación de la CNEA acaba de realizar también el primer envío de componentes nucleares a China.

La empresa mixta Combustibles Nucleares Argentinos (Conuar) exportó a Canadá 260 kilómetros de tubos sin costura de tipo Zircaloy en otro logro de la industria nuclear argentina. Esos componentes son para su uso en reactores de centrales eléctricas.

Son utilizados para reactores tipo Candu (Canada Deuterio Uranio), y Conuar los vendió por un total de 8 millones de dólares.

Se trata de coneductos sin costura curvados en forma de U, fabricados en aleación 825, los cuales serán utilizados para fabricar intercambiadores de calor del sistema moderador de un reactor Candu, similar al de la Central Nuclear de Embalse.

Días atrás Conuar concretó la primera exportación de tecnología nuclear argentina a China tras acordar el envío de diez tapones de blindaje para las Centrales Nucleares Qinshan 3-1 y 3-2, en la provincia de Zhejiang.

Los reactores tipo Candu hacen que los tubos de presión trabajen en condiciones de alta exigencia durante toda su vida útil, ya que en su interior se encuentran los canales combustibles en los que se produce el proceso de fisión.

Así, durante 30 años -vida útil del reactor- deben operar a temperaturas de entre 250 y 300 grados centígrados, soportar 100 atmósferas de presión interna y estar constantemente sometidos al flujo neutrónico producto de la fisión del uranio.

“Cualquier reactor del mundo, sea canadiense u otro, tiene que hacer la transferencia del calor del circuito de agua primario, derivado de la fisión del uranio, a un circuito secundario que es el agua que mueve la turbina. Ese vapor está a más de 200 grados y, por lo tanto, los tubos necesitan estar bajo una presión muy importante causada por el calor”, explicó el presidente de Conuar, Pablo Vizcaíno.

Conuar, industria nuclear argentina
Conuar produce desde hace 41 años reactores, tubos y componentes nucleares y exporta a 32 países.

Esto requiere tubos especializados, realizados en base de níquel y tecnología de zirconio, resistentes a la corrosión y las altas temperaturas

“Son caros y de los mejores del mundo. Se usan también porque no se pueden cambiar cada cinco o seis años porque requeriría paralizar y gastar mucho dinero. En Embalse, por ejemplo, duraron 30 años” indicó.

Precisamente, Embalse y el desarrollo de centrales nacionales le brindó la experiencia a Conuar para exportar sus productos al resto del mundo.

“La extensión de la vida útil de Embalse implicó un retorno, después de mucho tiempo, de la importancia de la producción de combustibles y componentes nucleares. Conuar fabricó prácticamente todos los componentes internos de la central de Embalse”, recordó el titular de la empresa.

En el caso de Canadá, Conuar resultó ganadora de la licitación para fabricar los tubos, los cuales serán producidos hasta noviembre del año que viene y dirigidos a la extensión de vida útil de cuatro reactores del Complejo Nuclear Bruce, localizado a orillas del lago Huron, en la ciudad de Ontario.

Una industria nuclear argentina con perfil exportador

Conuar también exportó recientemente tapones de blindaje (shield plugs) a China, siendo la primera vez que el país vendió productos nucleares al gigante asiático.

Del mismo modo, fue proveedor de componentes de los reactores Westinghouse en Estados Unidos, una de las principales firmas productoras del área en el mundo, y exportó anillos de sello de cavidad (cavity seal rings), aros de acero inoxidable de compleja construcción que se sueldan a los reactores.

Por otra parte, la empresa argentina, de propiedad mixta, tiene planeada una exportación “muy importante” para este año y el próximo a India de tubos similares a los enviados a Canadá, con otras medidas específicas.

Este pedido –señalaron desde la firma- está cifrado en más de 20 millones de dólares y equivaldrá a 340 kilómetros de tubos, con posibilidades de ser ampliado.

Conuar se creó en 1982 a partir de la unión entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), dueña del 32,7%, y el Grupo Pérez Companc, dueño del 67,3%.

Con una trayectoria de 41 años en la producción de reactores, tubos y componentes nucleares (como pastillas de uranio) y la concreción de exportaciones a 32 países, sus productos tienen aplicación en los sectores nuclear, aeroespacial y las industrias química y petroquímica.

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