Periodista especializado en Energía.
La turbulencia financiera complica la gestión diaria de las empresas, que buscan inversiones locales que protejan el valor de las divisas que no pueden enviar a sus casas matrices, y dificulta el avance de nuevos proyectos en el país.
La actual situación cambiaria en la Argentina tiene dos efectos tan distorsivos como nocivos para la actividad productiva y las inversiones en los distintos sectores energéticos. Se trata la preocupante brecha cambiaria resultante de la diferencia entre el dólar oficial con los financieros (MEP o CCL) e incluso el informal o blue, que en distintos momentos alcanza un gap por encima del 100%; y el cepo dispuesto por el Banco Central para abastecer la demanda del mercado, lo que obliga a distintos actores a buscar canales alternativos para obtener esos dólares que sólo consiguen a una cotización superior a la oficial.
Este escenario, trasladado al día a día de las actividades comerciales y productivas de la industria energética, genera problemas ya indisimulables. Así lo explica Daniel Dreizzen, director de Energía de Ecolatina-Aleph Energy y Ex Secretario de Planeamiento Energético, quien señaló que “la brecha cambiaria para una industria como la energética, que es de capital intensivo, particularmente la de hidrocarburos y la de renovables, es básicamente un desastre, porque hace que estemos en una fiesta cerrada, una fiesta cerrada en la cual nadie puede salir, con lo cual, la plata que se genera se reinvierte en lo que haya”.
Las empresas no saben qué hacer con los pesos, invierten por obligación, porque no pueden sacar el dinero.
Es que esa disponibilidad de pesos, ante la restricción de dólares por no poder acceder libremente al MULC hace que las empresas ante la falta de otros productos de inversión para resguardar esa rentabilidad en una moneda que se deprecia a diario, buscan reinvertir en un nuevo pozo, en un nuevo proyecto, en real estate o incluso en alguna oportunidad de negocio fuera de su especialidad.
“Las empresas no saben qué hacer con los pesos, invierten por obligación, porque no pueden sacar el dinero -agregó Dreizzen. Por ahí invirtieron en renovables por esto. Es una mirada un poco mediocre, festejar que reinvierten las utilidades porque están encerrados en una fiesta en la cual nadie puede sacar la plata pero a la que nadie tampoco va a entrarla”.
Hidrocarburos, en alza
En el caso de los hidrocarburos los altos precios internacionales que se sostienen desde el año pasado hay márgenes interesantes a los costos de producción local de gas y petróleo, por la gran productividad y rentabilidad de Vaca Muerta. Pero, como señala el analista de Ecolatina-Aleph “la velocidad de crecimiento es mucho más lenta de lo que sería en una economía normal y abierta. Así que los controles cambiarios y todo lo que rodea esa política, afectan tremendamente a la industria”.
Esa ralentización responde también a que la menor disponibilidad de dólares hace que a las empresas les resulte más difícil importar maquinarias e insumos para la producción, y de conseguirlo ese plus de productividad no se traduce en la moneda en la cual invirtieron sino que incrementa la acumulación de pesos.
Dudas en el sector minero
Una situación similar se puede rastrear en la industria minera, un sector que en 2022 concretó exportaciones por US$ 3.860 millones, pero no puede acceder a las divisas que requiere para importaciones de equipos por equivalente al 10% del total que ingresó.
El presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), Franco Mignacco, resalta que “al tipo de cambio por el cual las empresas liquidan las divisas en el MULC no está alcanzando para sostener la actividad e impacta directamente en una cuestión económica de los proyectos. Los precios en el contexto internacional son relativamente buenos, pero hoy no alcanza para cubrir el gap del desfasaje entre el oficial y el paralelo, y obliga a pedir al Gobierno una ayuda al sector a través de un dólar diferencial como otros sectores productivos, para compensar esta pérdida de competitividad”.
Esa circunstancia se da en momentos en que los proyectos metalíferos que hoy representan casi el 80% de las exportaciones mineras del país, atraviesan una situación compleja donde no sólo afectada la inflación del país sino también la inflación mundial en dólares, lo que trae aparejado que este impacto en la ecuación económica está generando un desincentivo a seguir produciendo más y a sostener la eficiencia y las capacidades productivas, lo que retrotrae la oferta.
Pero el impacto de la brecha cambiaria, excede también a las empresas del sector energético y minero se convierten en un tema a enfrentar por los gobiernos provinciales, dueños de los recursos del subsuelo. Es que la liquidación de regalías por exportaciones que cobran los gobiernos locales están porcentualmente atadas al valor de liquidación de las exportaciones, a un dólar oficial que para muchos está retrasado por el Banco Central para actuar como ancla inflacionaria.
Para ello las provincias nucleadas en la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI) vienen planteando la posibilidad de instaurar un tipo de cambio especial que favorezca las arcas estatales. La propuesta es que este tipo de cambio cuente con una suma compensatoria correspondiente a la brecha entre el valor del dólar oficial y el dólar MEP para que las provincias no vendan sus recursos a valores inferiores a los reales.