Seis plantas se encargan del tratamiento de los residuos industriales que genera la actividad del shale en Neuquén. Cuáles son los residuos más usuales y qué opciones ofrece la tecnología.

La actividad petrolera en Vaca Muerta sigue rompiendo récords. La industria presenta oportunidades de crecimiento largamente conocidas, pero también una serie de dificultades logísticas de difícil solución: el abastecimiento de insumos, las importaciones de maquinaria y, también, el tratamiento de los residuos industriales.

Tal como sucede en otros casos, el desarrollo de Vaca Muerta avanza a un ritmo que a la infraestructura le cuesta igualar.

Según el Manifiesto Electrónico de Residuos Especiales (MERE) de la Subsecretaría de Ambiente de Neuquén, los residuos líquidos (como el flowback o agua de producción) y los residuos sólidos y semisólidos (principalmente recortes de perforación) aumentaron un 35,2% en 2023 en comparación con 2022.

En números absolutos: se trataron en todo 2023 un total de 1.022.290 metros cúbicos (m3) de residuos -sumando los líquidos, semisólidos y sólidos- contra 756.230 m3 en 2022.

A su vez, las operadoras petroleras -que informan oficialmente a través de declaraciones juradas- indicaron que generaron 993.265 m3 en 2023, dando un salto desde los 796.566 m3 del año anterior, es decir un 24,7% más.

La industria presenta oportunidades de crecimiento largamente conocidas, pero también una serie de dificultades logísticas de difícil solución: el abastecimiento de insumos, las importaciones de maquinaria y, también, el tratamiento de los residuos.

Uno de los mayores desafíos para Vaca Muerta es continuar su ritmo creciente de producción. Tanto que Neuquén apuesta a triplicar la producción de petróleo en 2028. Pero esto provoca que los residuos están creciendo a una mayor velocidad que la capacidad de las plantas de tratamiento de residuos industriales existentes.

¿Podrán las seis plantas neuquinas de tratamiento de residuos peligrosos de la industria hacer frente a este panorama?

Dónde van a parar los residuos industriales

A 10 kilómetros del centro de Añelo, una localidad en el centro-este de la provincia de Neuquén, se encuentran las plantas de tratamiento de residuos industriales de hidrocarburos.

Estos desechos se acumulan en predios especiales, donde forman enormes montículos que se remueven con maquinaria y se tratan principalmente con hornos pirolíticos, los cuales no emiten gases contaminantes y reducen el contenido de hidrocarburos.

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Los yacimientos petroleros forman parte del debate y búsqueda de soluciones a los residuos.

En Añelo operan seis compañías tratadoras principales: Compañía de Saneamiento y Recuperación de Materiales (Comarsa, ver caso aparte), Treater (en sociedad con Veolia), Industria Argentina de Reciclado (Indarsa) y Servicios Ambientales de Neuquén (SAN). Estas empresas son las más grandes y las preferidas por las productoras de hidrocarburos. Además, están presentes Ecopolo Argentina y TransEcológica.

Existen también otras firmas que se especializan en tratar residuos puntuales, como aceites y lodos, que son menos voluminosos y tienen una disposición final más sencilla.

Los planes a futuro

Santiago Nogueira, Secretario de Ambiente de Neuquén, adelantó a Dinamicarg que el tema del incremento de los residuos industriales petroleros está en el radar de su gobierno, que se encuentra trabajando en distintos ejes en el marco de un plan para la actividad que contempla el período 2024-2026.

“Impulsaremos un plan tendiente a mejorar la gestión de los residuos de la actividad hidrocarburífera, que equilibre la oferta y demanda de tratamiento al mismo tiempo que elevar sus estándares”, dijo.

En primer lugar, destacó la revisión de las normas que establecen las pautas para la gestión de los residuos industriales especiales dentro de la provincia del Neuquén.

“El principal interés radica en la necesidad de actualizarlas por cambios devenidos por el propio desarrollo de la industria como así también, por la necesidad evitar solapamientos entre distintas autoridades de control. Para su abordaje trabajaremos en mesas con los distintos actores intervinientes”, dijo.

Además, propiciar y priorizar tratamientos para las corrientes líquidas, semisólidas y sólidas de la industria hidrocarburífera en los sitios de generación: “Disponer in situ de la mayor oferta de tratamiento, para de esta forma evitar el colapso en sitios de tratamiento convencional y disminuir a su vez el riesgo por transporte de residuos en grandes extensiones”.

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Las plantas de tratamiento tienen distintos sectores para los diversos procesos que realizan.

Nogueira mencionó también la revisión de los procesos validados en la Plantas de Disposición Final: “Si bien resultaron un pilar importante para descomprimir los stocks de las plantas convencionales, y por ende asegurar que la gestión no se viera interrumpida, hoy requiere de revisiones de procesos de mejora”.

Por último, señaló la importancia de promover el uso de tecnologías que permitan la recuperación, valorización de los residuos especiales, de manera tal de asegurar una gestión adecuada como así también generar escenarios sostenibles para el desarrollo de la industria hidrocarburífera, como la utilización de recortes de perforación para el asfalto de rutas y caminos (ver recuadro).

Diferentes tipos de residuos industriales

Según Alberto Cesar Ortiz, Geólogo y director Técnico en NZC Solutions, los residuos más importantes de la actividad petrolera en Vaca Muerta son principalmente dos. Por un lado, agua que acompaña a la producción de hidrocarburos denominada “agua de flowback” y por otro, material sólido que consiste en recortes de roca triturada obtenidos durante la perforación y que en la jerga petrolera se denomina “cutting”.

El agua producida que acompaña a la producción de hidrocarburos tiene el problema de poseer una alta concentración de sales, motivo por el cual no puede ser utilizada, por ejemplo, para riego. Las empresas petroleras necesitan separar el agua del hidrocarburo y una vez realizado este proceso la misma puede quedar disponible de tres maneras.

“Una opción es mezclarla parcialmente con agua que será utilizada en el proceso de fractura hidráulica de otros pozos. Otra opción es reinyectarla en reservorios permeables que fueron identificados como acuíferos salinos o inclusive en campos de petróleo convencional, es decir en reservorios que no contienen agua potable según las regulaciones provinciales. Por último, otro porcentaje de esta agua puede ir a plantas de tratamiento donde se la somete a un proceso de evaporación”, explicó Ortiz.

Por otro lado, los pozos perforados en la formación Vaca Muerta tienen forma de “L”, y se realizan generalmente en tres etapas. Una primera que se denomina “guía” donde es utiliza un lodo de perforación a base agua y que aproximadamente llega hasta unos 400 metros de profundidad.

El segundo tramo es el denominado “intermedia”, que llega hasta los 2.000 metros, donde ya se comienza a utilizar como lodo de perforación una mezcla de gasoil y arcilla con muy poco porcentaje de agua; y una tercera etapa que se denomina “aislación”, donde se realiza la curva y se perfora horizontal hasta alcanzar una longitud de unos 2 a 3 kilómetros.

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Los procesos de perforación generan distintos residuos que se tratan en plantas especiales.

Durante toda la perforación, en la boca de pozo se separan y se acumulan fragmentos de roca triturados e impregnados principalmente con gasoil y un porcentaje minoritario con agua.

“Estos fragmentos de roca junto con los fluidos de perforación que ya no pueden ser reutilizados se retiran del pozo y son tratados generalmente en un horno pirolítico, que eleva a alta temperatura el material y en ausencia de oxígeno, lo transforma en un sólido inerte el cual ya no es considerado como residuo peligroso. El calor generado en este horno se aprovecha además para evaporar el otro residuo de la actividad anteriormente mencionado, es decir el agua producida con alta salinidad”, explicó el geólogo Ortiz.

Propuestas novedosas: criptomonedas, asfalto y ruedas

Distintas empresas instalaron en Vaca Muerta plantas de generación eléctrica dedicada exclusivamente a la minería de criptomonedas utilizando gas «flare» o de venteo, que es el residual que se libera durante las operaciones en los pozos y que normalmente se disipa en la atmósfera, generando emisiones de efecto invernadero. La electricidad producida se emplea directamente en la minería de criptomonedas en el mismo sitio.

El gas flare es el gas natural asociado que se produce durante la exploración y el inicio de la producción de un yacimiento de petróleo. Como no puede ser capturado y transportado a través de gasoductos debido a la falta de infraestructura adecuada, este gas se quema, generando un impacto ambiental negativo.

En lugar de quemarlo, las plantas lo utilizan para generar energía eléctrica mediante la instalación de moto generadores en el sitio del yacimiento.

Otra propuesta para reducir los residuos industriales llegó por parte de las empresas, que propusieron convertir parte de los residuos de la extracción de petróleo en cápsulas utilizables como pavimento, lo que podría solucionar el problema del asfalto en las rutas neuquinas, un tema crucial para el desarrollo hidrocarburífero de la región.

Además de esa opción, el ministerio de Energía de la provincia está en conversaciones con la embajada de Canadá en Argentina para aprovechar la experiencia de ese país en el tratamiento y reutilización de neumáticos de camiones, otro tipo de residuo generado en Vaca Muerta.

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