En una audiencia pública se pondrán en debate los informes sobre el cuidado ambiental y el aporte de los avances tecnológicos para mejorar los muestreos. Se corre el último velo antes de la nueva licitación, esperada para principios de 2026.
Hablar de medio ambiente en la Hidrovía o vía navegable troncal argentina es casi un tabú. Durante años se instaló la idea que sostiene que intervenir el río genera un daño al ecosistema ambiental, desde la afectación de caudales a los cambios a la fauna propia de cada lugar.
Los últimos cinco años, donde una sequía inédita afectó los caudales, tuvieron especial énfasis en ese debate, donde la falta de agua –por menores lluvias en Brasil y Paraguay, que “abastecen” al Paraná y al río de la plata- se llegó a vincular con las tareas de dragado y balizamiento del canal navegable.
Los datos, sin embargo, muestran un panorama diferente. Desde la década de 1990, cuando comenzó la concesión privada, hasta la actualidad, la gestión ambiental fue sumando tecnología y muestreos para realizar un seguimiento y control de los distintos ítems exigidos por la ley ambiental.
De cara a la próxima licitación de la Hidrovía, desde el sector privado y el gobierno entienden que será necesario establecer con claridad la hoja de ruta que garantice la sustentabilidad y la licencia social para poder avanzar con las obras previstas en la nueva etapa.
Con el sector privado y las provincias alineadas en las mesas técnicas donde se debatieron los principales puntos de una futura licitación, se busca cerrar el último riesgo para el segundo proceso de adjudicación, que es la cuestión ambiental.
Por ese motivo, se avanzó con el proceso de audiencia pública que tendrá su concreción el próximo 3 de noviembre, cuando cualquier ciudadano o representante de una institución civil podrá expresarse sobre la cuestión ambiental de la navegación y las obras.
Las distintas etapas del contrato y su alcance ambiental
El origen de las dudas sobre la gestión ambiental en la Hidrovía es el contrato de concesión que se firmó a principios de la década del ´90. Por entonces, hablar de cuidado ambiental era apenas una noción incipiente, y no se incluían mayores requisitos en las concesiones de obra pública.
Ese contrato, sin embargo, se modificó entre 2009 y 2010, cuando se decidió la extensión de la traza y una mayor profundización del canal principal entre Santa fe y el Océano.

En esa renegociación se ampliaron las especificaciones sobre registro ambiental y mediciones permanentes sobre el estado del río.
Por ejemplo, el concesionario debe presentar cada mes un reporte sobre las zonas donde realizó dragado, dónde descargó los sedimentos recogidos y cómo fue el tratamiento de cada proceso de mantenimiento del canal.
Con el fin de la concesión privada, en 2021, se profundizó en la incorporación de tecnología y elementos de medición ambiental.
Según consta en la información oficial de la gestión de la concesión, se avanzó con la renovación de boyas –más ecológicas- y la ampliación de la red de hidrómetros (estaciones que incluyen elementos que miden cuestiones como las corrientes y otros sensores), entre otros ítems.
Pasos críticos, en la agenda
Durante la segunda mitad de este año, un grupo ambientalista logró un fallo judicial que estuvo a punto de frenar las tareas de mantenimiento del canal de navegación por donde circula el 80% del comercio exterior argentino.
De haber prosperado, hubiese significado un parate difícil de sortear para empresarios de los principales centros productivos del país.
La demanda fue sobre las tareas realizadas en la zona conocida como “Las Hermanas” frente a las costas de Ramallo, en la provincia de Buenos Aires.
La Asociación de Abogados Ambientalistas logró a principios de agosto una medida cautelar en la Justicia Federal para frenar la decisión (por cuestiones vinculadas a la histórica bajante del río) de usar un nuevo paso de navegación para buques de ultramar en el brazo derecho del río Paraná sobre la zona de Ramallo (315 y 326 km) frente a la zona costera y turística como alternativa del brazo izquierdo actual (en el área de Paso Las Hermanas y Paso Bajo Las Hermanas) hasta que se realice un estudio de Evaluación de Impacto Ambiental.

El gobierno reaccionó y presentó los datos que avalaron la continuidad de la gestión, pero el hecho encendió las alarmas y definió el avance de la audiencia pública para mostrar en forma transparente la gestión ambiental y despejar las dudas sobre la fortaleza del proceso.
Con el sector privado y las provincias alineadas en las mesas técnicas donde se debatieron los principales puntos de una futura licitación, se busca cerrar el último riesgo para el segundo proceso de adjudicación, que es la cuestión ambiental.
En el Informe de Gestión y Evaluación Ambiental publicado por la Agencia Nacional de Puertos y Navegación en el llamado a la audiencia pública, los pasos críticos tienen una dedicación especial.
Se trata de las zonas del canal de navegación donde (por cuestiones naturales) la sedimentación es mayor. En esas zonas, cuando se registra una bajante hídrica como la que afecta a la región desde hace ya cinco años, se hace imprescindible un dragado de emergencia para garantizar la profundidad y la navegación segura.
En el Informe de Gestión y Evaluación Ambiental publicado por la Agencia Nacional de Puertos y Navegación en el llamado a la audiencia pública, los pasos críticos tienen una dedicación especial.
Según se lee en el Informe difundido, en los pasos críticos se implementó la obligación de generar Fichas de Gestión Ambiental, un registro exclusivo del trabajo realizado en esa área, así como las mediciones sobre sedimentación, calidad del agua y tipos de restos dragados.
Con esos datos, las autoridades pueden tener un mayor seguimiento sobre las tareas realizadas en las áreas críticas para la navegación, y ofrecer respuestas puntuales sobre cualquier solicitud de grupos ambientales.
En cada ficha se presenta la información básica sobre la ubicación del área de intervención, se identifican las acciones impactantes, los aspectos o factores sensibles del medio receptor y, los distintos actores sociales involucrados no sólo con la vía navegable sino también con otros usos del río en ese lugar.
Según consta en la información oficial, se pasó de 14 a 29 fichas, y se incorporaron además distintas zonas de muestreo para seguir sumando información sobre el agua y la sedimentación.

A principios de 2022, las estaciones distribuidas a lo largo de toda la traza eran 122, mientras que para mediados de 2025 el total se había extendido a 136.
El reporte también hace hincapié en un dato central: la navegación fluvial es no sólo la más económica para el transporte de personas y mercaderías (por su capacidad), sino también la más ecológica, por su bajo consumo y mínima emisión de CO2.
Estudios, antes de profundizar
Durante el 2025, la Agencia Nacional de Puertos y Navegación llevó adelante distintas mesas técnicas de diálogo, en las que reunió a representantes del sector privado (industriales, exportadores, importadores, representantes del agro, universidades, prácticos, empresas navieras) para discutir los puntos principales que darán forma al próximo pliego licitatorio de la Hidrovía.
En dichos encuentros, realizados en Buenos Aires, Rosario, Paraná y Zárate, la cuestión ambiental estuvo presente en cada uno de los temas técnicos abordados.
Entre las conclusiones que dejaron los debates, quedó de manifiesto que antes de avanzar en la próxima profundización (a 40, 42 o 44 pies navegables) se deberán realizar estudios ambientales que habiliten las nuevas obras.
Ese punto había sido una de las mayores críticas que recibió el pliego que no logró una nueva concesión, ya que los usuarios rechazaban el plazo cercano a un año que el nuevo concesionario debería dedicar a la realización de esos estudios.
Ahora, hay unanimidad en tener todos los estudios para definir tiempos, posibilidad y costos de la profundización.
A lo largo de todos los encuentros, los distintos representantes de los sectores productivos y la navegación expresaron la necesidad de encarar los estudios previos que permitan determinar qué tipo de suelo hay en caso de profundizar y qué tipo de dragado sería necesario para ampliar hacia abajo el canal de navegación.
Tecnología, un aliado clave
Durante los últimos años, la tecnología permitió incorporar distintos sensores que ayudan a tener un registro en tiempo real de parámetros relevantes tanto para la navegación como para la gestión ambiental.
Recientemente se sumó el Sistema de Monitoreo, con siete puntos donde se ubican cámaras, radares y elementos de medición ambiental. Cada punto cuenta con boyas multiparamétricas Inteligentes destinadas al cuidado ambiental de la vía.

Las mismas permiten el monitoreo y procesamiento de datos en tiempo real –estado del viento, corrientes, visibilidad, etc.-, lo que constituyen un sistema de alerta temprana, las cuales se activan si los valores sobrepasan los rangos normales de operación.
A eso se suma el recambio de boyas (de balizamiento), donde se reemplazan las viejas unidades metálicas (que se oxidaban) por nuevos equipos (de plástico, alimentados con paneles solares) que además aportan datos sobre el estado del río.
La nueva concesión, en tanto, traería una nueva etapa de incorporación de tecnología para la navegación y la prolongación de los registros ambientales.




