¿Cuál será la profundidad del tramo océanico de la vía navegable troncal? ¿cuál será el precio sugerido de tarifas de peaje? ¿qué servicios quedarán dentro de la concesión, y cuáles no? ¿cuándo se conocerán los nuevos pliegos, y cuándo la apertura de ofertas?
El reciente acuerdo entre los principales usuarios privados de la Hidrovía saldó una discusión histórica en torno de las seccciones del peaje. Esto es, sobre cuánto del mantenimiento del canal de navegación cubren los puertos metropolitanos de Buenos Aires –Dock Sud, Buenos Aires, Zárate-, dedicados principalmente al transporte de carga contenerizada, y cuánto el sector denominado “up river”, donde el polo agroexportador instalado en Rosario es el máximo exponente.
En la ciudad de Zárate, los representantes de ambos sectores portuarios –Unión Industrial Argentina, Bolsa de Comercio de Rosario, Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, Cámara de Puertos Privados Comerciales y la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas- firmaron un comunicado en el que anunciaron un esquema consensuado de cara a la nueva concesión.
Esa reunión –del miércoles 20 de agosto- fue una continuidad directa (“un cuarto intermedio”, dijeron asistentes a Dinamicarg) de la mesa técnica realizada a fines de julio en Paraná, donde el tema central fue la falta de acuerdo en torno de las secciones y reparto del mantenimiento de la vía.
Junto a otras entidades que conformaron la mesa de diálogo técnico organizada por el gobierno para buscar consensos, los usuarios presentaron una propuesta donde las secciones se mantengan –tal como proponía el sector río arriba-, pero estableciendo un tope en base al calado y diseño del buque –lo que beneficia a los barcos porta contenedores-.
La realización de los necesarios estudios de impacto ambiental es una condición ineludible para comenzar las obras que permitirán a los grandes buques completar su carga en origen y eliminar el “falso flete”
Además, aprovecharon la unidad alcanzada –algo que no se logró durante años de tironeos- para solicitar a las autoridades que la profundización de la Hidrovía–al menos a 40 pies- tenga “la mayor celeridad posible”, así como que la estructura de costos que conformen el futuro precio del peaje sea pública, para poder tener un seguimiento de sus cambios en cada etapa.
Desafíos ambientales y definiciones estratégicas en la Hidrovía
Uno de los aspectos que apareció en la presentación que las entidades hicieron a las autoridades fue la profundización. Ese pedido de llegar “lo antes posible” a 40 pies tuvo una salvedad: “siempre que los estudios ambientales lo permitan”.
La realización de los necesarios estudios de impacto ambiental es una condición ineludible para comenzar las obras que permitirán a los grandes buques completar su carga en origen y eliminar el “falso flete” que las obliga actualmente a trasladar una parte en camión a puertos más profundos –como Bahía Blanca- para completar las bodegas de los barcos.

Esas tareas, sin embargo, deben conciliar leyes nacionales y provinciales a lo largo del río, lo que no siempre es simple a nivel trámite y requerimientos.
Por eso, las autoridades habían determinado en la primera licitación que las realizara el contratista que resultara ganador de la competencia entre empresas. Esa idea se reiteró en Zárate, remarcando que no se profundizará ni un metro sin tener los estudios.
También se reafirmó que se realizarán las audiencias públicas que exige la ley, donde se recibirán las opiniones de todos los interesados, en este caso ya no sólo los usuarios si no también cualquier tipo de entidad civil que desee expresar su opinión sobre el manejo de la Hidrovía.
Esas definiciones llevan tranquilidad sobre una de las cuestiones más problemáticas de la primera licitación, que quedarían zanjadas y aclaradas en forma pública con la presentación de los futuros pliegos.
Las últimas definiciones
Casi cinco meses pasaron desde el inicio de la segunda etapa de mesas técnicas que el gobierno encaró de cara a la nueva licitación y concesión de la vía navegable. Con amplio consenso alcanzado en torno de las condiciones técnicas para las obras y mantenimiento del canal de navegación, quedan detalles estratégicos por definir.
Uno de esos puntos es hasta dónde se llevará la propuesta de profundizar el canal. El sector privado pidió llegar lo más lejos posible, hasta 44 pies. Otros fueron más cautos y hablaron de llegar a 42, o incluso a 40.
Ese dato, clave también para determinar el costo de mantener la llamada “autopista fluvial”, no quedó establecido en las distintas mesas que se realizaron en diferentes provincias.