El proyecto insignia es “Argentina LNG”, encabezado por YPF y acompañado por socios nacionales e internacionales, que ya avanza en varias etapas simultáneas. La estrategia de exportación contempla tanto mercados cercanos como destinos de ultramar.
Con el impulso de Vaca Muerta y una batería de proyectos en marcha, Argentina se prepara para dar un salto histórico: convertirse en el quinto exportador global de gas natural licuado (GNL) a partir de 2031, con ingresos proyectados de unos 15.000 millones de dólares anuales. Esa es la apuesta fuerte del Gobierno y de las principales petroleras que operan en el país.
El plan no es nuevo, pero empieza a tomar forma concreta. El proyecto insignia es “Argentina LNG”, encabezado por YPF y acompañado por socios nacionales e internacionales, que ya avanza en varias etapas simultáneas.
Actualmente, el GNL representa más de un tercio del comercio global de gas, y se espera que esa proporción aumente significativamente hacia 2050. La razón es simple: es una de las fuentes más eficientes y viables para reemplazar el carbón -fuente de altas emisiones de carbono- en la generación energética.
La primera unidad de licuefacción flotante (FLNG) en las costas de Río Negro debería estar operativa en 2027. Pero el verdadero salto llegará con las fases 2 y 3, que permitirían escalar la capacidad exportadora.
En ese marco, el presidente de YPF, Horacio Marín, señaló que “Alemania, India, Japón y Corea del Sur” son los principales mercados que apuntan a abastecer en esas etapas del proyecto. Pero no son los únicos.
El objetivo es claro: posicionarse como proveedor confiable en medio de un contexto de transición energética, volatilidad geopolítica y creciente demanda global por fuentes más limpias que el carbón.
Alineando acuerdos
Recientemente se dio un paso clave: YPF firmó un acuerdo con la energética italiana Eni para avanzar en la tercera fase del megaproyecto. Se trata de un head of agreement, un entendimiento preliminar que marca el camino hacia la Decisión Final de Inversión (FID), que debería definirse antes de fin de año.
Este acuerdo con la principal energética italiana, celebrado con la presencia del presidente Javier Milei y la primera ministra italiana Giorgia Meloni, representa un hito dentro de un proyecto ambicioso que prevé una inversión total de 100.000 millones de dólares a lo largo de 20 años.
La iniciativa busca articular toda la cadena de valor del GNL: desde la producción de gas en Vaca Muerta, hasta el transporte, licuefacción offshore y posterior exportación.
En la primera etapa se había firmado un Memorando de Entendimiento (MoU), de carácter no vinculante. Ahora, con el head of agreement se definen las condiciones clave. El paso siguiente será el FID, que encenderá la luz verde a la inversión concreta.
¿Quiénes podrían comprar gas licuado argentino?
La estrategia de exportación contempla tanto mercados cercanos como destinos de ultramar. En la región, Brasil aparece como un socio clave. Aunque ya comenzó a recibir gas natural argentino este año gracias al Reversal del Gasoducto del Norte y los envíos por los ductos ociosos de Bolivia, la dimensión del país vecino obliga a pensar también en GNL para abastecer a sus regiones que están más alejadas de los caños terrestres.

Chile es otro de los candidatos naturales, por su voluntad de diversificar la matriz energética y su cercanía geográfica. Pero no son los únicos: Perú y Ecuador también figuran como compradores potenciales en el radar del proyecto.
Más allá de la región, el gran foco está puesto en Asia. Japón y Corea del Sur —dos de los mayores consumidores de GNL del mundo— buscan diversificar proveedores y ya mostraron interés. Lo mismo ocurre con India -uno de los mayores consumidores de carbón del planeta-, cuya demanda crece aceleradamente.
En Europa, Alemania e Italia también se perfilan como compradores atractivos. Ambos países están inmersos en plena transición energética y necesitan reducir su dependencia del gas ruso, un punto sensible desde que se inició la guerra en Ucrania.
GNL, un mercado en expansión
Actualmente, el GNL representa más de un tercio del comercio global de gas, y se espera que esa proporción aumente significativamente hacia 2050. La razón es simple: es una de las fuentes más eficientes y viables para reemplazar al carbón en la generación energética.
Además, puede almacenarse y transportarse con mayor flexibilidad que el gas por caño, lo que lo vuelve ideal para mercados alejados o de alta volatilidad.
En ese contexto, Argentina busca aprovechar su oportunidad histórica: transformar su gigantesco potencial gasífero en dólares constantes. Y si el cronograma se cumple, en apenas cinco años podrían comenzar las primeras exportaciones desde la costa atlántica.
A partir de 2030, el plan es que esos envíos se traduzcan en un flujo de divisas estable que supere los 15.000 millones de dólares al año.