El declino de producción de gas natural en los yacimientos de Bolivia no encuentra piso en el proceso de retracción iniciado hace más de 10 años, y las proyecciones de distintos analistas ya contemplan la posibilidad que en el mediano plazo el vecino país se convierta en un importador energético neto, en particular del gas que podrá aportarle la Argentina.
La paradoja de la maximización de la renta del gas pero con una muy mala gestión de los recursos llevó al vecino país de ser la esperanza energética de fines de los 90 y comienzos de siglo para los países de alta demanda como Argentina y Brasil a ser un problema en la actualidad para esos dos enormes clientes que encuentran su demanda insatisfecha.
El problema no menor puede ser apenas temporal, porque ese rol de proveedor de gas natural para la región ya está destinado para el enorme recurso de Vaca Muerta cuya disponibilidad en abundancia sólo requiere avanzar con las obras de infraestructura ya planeadas para suplir definitivamente a los yacimientos de Bolivia, al menos hasta que la larga transición energética así lo disponga.
Las cifras oficiales del país del norte indican que la producción de gas pasó de 63 MMm3/d una década atrás a los 36 MMm3/d del año pasado, lo que obligó a la revisión e incumplimiento de los compromisos asumidos con sus dos principales socios.
Ese declino significó en dólares que el sector de hidrocarburos dejara de ser el primer rubro de las exportaciones al tercero, debajo de la minería y productos no tradicionales.
Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) informó y notificó formalmente a la empresa Energía Argentina (Enarsa) que a partir del 1 de julio no estará garantizado el abastecimiento en firme de gas natural
En octubre de 2006 los gobiernos de Argentina y Bolivia firmaron un acuerdo de venta de gas natural desde el país del norte que contemplaba desde un volumen base de 7,7 millones de m3 diario (MMm3/d) un sendero de exportaciones incrementales hasta los 27 MMm3/d.
Pocos años después debido a los incipientes inconvenientes de producción de los yacimientos bolivianos y para evitar que el vecino país incurriera en penalidades por incumplimiento se dio lugar a lo que sería una sucesión de siete adendas que desvirtuaron el entendimiento original y abrió la incertidumbre sobre el nivel de abastecimiento de la demanda argentina de cada año.
En este contexto, ya para este 2024, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) informó y notificó formalmente a la empresa Energía Argentina (Enarsa) que a partir del 1 de julio no estará garantizado el abastecimiento en firme de gas natural y que desde esa fecha el servicio pasará a condición de interrumpible en su totalidad.
Este año se confirmó, sólo por seis meses, un suministro diario en firme de apenas 4 MMm3/d en los meses del verano y hasta 8 MMm3/día en los del invierno. Lo que representa el 40% de las exportaciones alcanzadas 12 meses atrás cuando las importaciones llegaron hasta 14 MMm3/día.
Es decir que en tres meses las siete provincias del noroeste argentino que dependen directamente del gas de Bolivia no tendrán asegurado el suministro, lo que refleja la urgencia de avanzar con las obras de reversión del Gasoducto del Norte, que es lo que permitirá llevar el gas de Vaca Muerta a todo el país, y desde ahi iniciar el nuevo tránsito exportador hacia la región.
Entre otras opciones se espera que un swap energético permita que Brasil reemplace parte del gas que recibirá por otro recurso energético para liberar un mayor volumen hacia la Argentina.
Pero la demora de las obras registradas en el cambio de Gobierno en la Argentina ya permiten anticipar que esa reversión no estará lista para antes de octubre próximo, lo que obligará a las autoridades nacionales a suplantar la provisión con alternativas para responder a la demanda de los usuarios residenciales, industriales y de las usinas de generación de energía eléctrica.
Las compras de Argentina a Bolivia se reducirán a mínimos por debajo de los 4 MMm3 de acuerdo a las estimaciones de la Secretaría de Energía, para luego reducirse a cero a partir de octubre.
Aceleran las negociaciones para llegar con gas a Brasil
Se espera que un swap energético permita que Brasil reemplace parte del gas que recibirá por otro recurso energético para liberar un mayor volumen hacia la Argentina.
Sin dudas serán meses difíciles y de necesidad de articular importaciones de GNL y electricidad adicionales, hasta que las obras de reversión ya en marcha permitan reemplazar el fluido del norte con shale gas de Vaca Muerta, cuyo precio es en el orden del 70% menor al de importación.
Pero a la par que Bolivia incumple sus compromisos comerciales tanto con la Argentina como con los clientes industriales del sur del Brasil, se le abrirá en los próximos años también a aquel país la necesidad de abastecer su propia demanda, por lo que ya se anticipa que deberá importar al menos una parte del gas que requerirá.
La situación aceleró el interés de Brasil por contar con el shale gas neuquino y son varios los proyectos en etapa de definición para llegar a ese mercado desde Vaca Muerta. El primero es, precisamente, utilizar el anillo de transporte ya existente Argentina-Bolivia-Brasil lo que requerirá acuerdos comerciales que se anticipan complejos.
La segunda alternativa de mediano plazo es completar el Tramo II el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner desde la localidad bonaerense de Salliqueló hasta San Jerónimo, en el sur de la provincia de Santa Fe, para desde allí dar el salto a Brasil, aprovechando el ducto ya existente entre Paraná y Uruguaiana que luego deberá continuar hasta el cordón industrial de Porto Alegre.
La alternativa más compleja sería mediante GNL que deberá ser producido en una terminal portuaria a construir o una unidad flotante para ser enviado por barco a las terminales regasificadoras de Brasil. Cualquiera sea el camino, todo conduce a un destino exportador del gas de Vaca Muerta que permitirá monetizar la molécula de Vaca Muerta en su primer salto regional, dando inicio a una nueva era de los hidrocarburos en la Argentina.