Periodista especializado en Energía.

La producción de gas de Bolivia promediará este año los 35 Mmm3/diarios, es decir un 40% menos de lo que brindaban sus yacimientos en 2015, lo que refleja una caída profunda que viene afectando fuertemente desde entonces los compromisos comerciales de envíos a la Argentina por este gasoducto, que se fueron revisando a la baja año a año.

Lo peor es que la tendencia no parece poder revertirse en los próximos años, sino que por el contrario se asegura que se reducirá cada vez más la provisión del gas necesario para abastecer a la zona norte de la Argentina, tanto a sus usuarios residenciales como industriales, así como para la generación de energía eléctrica de fuente térmica.

Este escenario es el que marca la urgencia del Gobierno nacional y de las administraciones provinciales de poder encarar una obra clave que permitirá sustituir las importaciones de gas provenientes de Bolivia con la producción no convencional de Vaca Muerta, lo que será un hito para el entramado energético nacional.

La obra clave para lograrlo es la reversión del Gasoducto Norte -que se encuentra operativo desde 1960-, un sistema de transporte de casi 1.500 kilómetros que se extiende desde el límite norte de Salta, en Campo Durán, hasta San Jerónimo, al sur de la provincia de Santa Fe para luego continuar hasta el Área Metropolitana Buenos Aires.

Mediante la presión que le otorgan sus 12 plantas compresoras, este ducto troncal logra una capacidad de 28 millones de metros cúbicos por día (MMm3/día), y a lo largo de su recorrido abastece a ocho provincias: Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.

Con la obra de reversión, el flujo de gas tendrá sentido de Sur a Norte, lo que permitirá dar por terminado el acuerdo de aprovisionamiento de Bolivia, el cual tiene vigencia hasta 2026 tras 20 años de suscripto y luego de más de siete adendas necesarias para recalcular los envíos que resultaron siempre a la baja.

Este año, la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) sólo pudo comprometer envíos al sistema argentino por hasta 8 MMm3/día para los meses de invierno, luego de haber exportado para la misma temporada de 2022 hasta 14 MMm3/d, muy lejos de los 27 MMm3/d comprometidos originalmente en el acuerdo de octubre de 2006.

Gasoducto del norte
Revertir el gasoducto del norte será clave para exportar el gas de Vaca Muerta.

El Gobierno ya anunció el inminente llamado a la licitación para encarar los trabajos que permitirán concretar la reversión previo al inicio del invierno de 2024, a partir de lo cual se calcula que le permitirá al país ahorrar otros US$ 1.700 millones anuales por sustitución de importación de energía y bajar el costo de generación eléctrica.

Las obras necesarias para el reversal del Gasoducto del Norte

Para ello, ya se había alcanzado a fines de enero un acuerdo con el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF, y ratificado en las últimas semanas, para el financiamiento de las obras por un monto de US$ 540 millones, lo que incluye la construcción del gasoducto que unirá las localidades de La Carlota con Tío Pujio, el reversal en si mismo y de sus plantas compresoras.

Este ducto troncal logra una capacidad de 28 millones de metros cúbicos por día (MMm3/día), y a lo largo de su recorrido abastece a ocho provincias: Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.

El tramo de nuevo gasoducto de apenas unos 93 kilómetros entre La Carlota y Tío Pujio, ambas localidades en el sur de la provincia de Córdoba, será clave para vincular el Gasoducto del Norte con el Gasoducto Centro Oeste que proviene desde la Cuenca Neuquina y que será el que abastecerá a ese tramo del sistema con lo producido en Vaca Muerta.

A la par, la operadora TGN acaba de completar dos obras “estratégicas” en las plantas compresoras de Tío Pujio y Los Leones que facilitarán la reversión, con una inversión superior a los $ 3.000 millones, con lo cual se puede afirmar que la obra ya está en marcha.

Pero además del ahorro en importaciones, la disponibilidad del gas no convencional permitirá, una vez asegurada a demanda local, comenzar a exportar a Chile a través del Gasoducto NorAndino, que fue construido en 1997 para la venta de gas al vecino país, pero tras la interrupción de las exportaciones sólo volvió a ser utilizado por el Gobierno de Mauricio Macri para importar gas natural a partir de la planta de licuefacción instalada en la ciudad chilena de Mejillones.

Otra de las opciones que se abren para la búsqueda de mercados externos son las exportaciones a Brasil a través del gasoducto de Integración Juana Azurduy.

Ese ducto de 52 kilómetros de extensión vincula al Gasoducto Norte con el yacimiento en Bolivia de Campo Grande, y desde ahí se podría utilizar la infraestructura existente en el vecino país para transportar el gas hasta Brasil, debido a que este último también resultó afectado por el declino de producción boliviano y la caída de los compromisos contractuales.

Así, se espera que en pocos años la Argentina va a pasar de ser un país con déficit de dólares por tener que importar energía a tener superávit en su balanza comercial.

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