Periodista especializado en Energía.

Hace un año la Argentina se enfrentaba a una demanda de gasoil que en el primer semestre reflejaba niveles históricamente altos; en medio de la guerra, el faltante fue un drama para lograr la carga.

 En ese período, el volumen de combustible comercializado en las estaciones de servicio de todo el país superó en 20% al del mismo período del año anterior y a un nivel que no se registraba desde 2015.

Frente a esta situación, la industria petrolera debió hacer un esfuerzo de producción y logístico inédito para contribuir a darle una solución al problema de abastecimiento en todo el país en un contexto complejo. Las refinerías alcanzaron por entonces el 100% de su capacidad para hacer frente a la demanda, lo que permitió junto a otras medidas como el desincentivo por precio y el incremento de importaciones mejorar la situación.

Hoy el panorama luce sustancialmente distinto pero por motivos que vienen afectando al mayor demandante de gasoil que es el campo y el transporte de granos, en particular por las consecuencias de la sequía inédita.

Argentina importa cerca del 20% del gasoil que consume en el promedio del año, con picos de hasta 30% cuando la demanda se asocia a las épocas de cosecha.

Roberto Rivero, Director ejecutivo de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas, explicó que “la muy buena cosecha del año pasado incrementó fuertemente la utilización de gasoil para las cosechadoras y los camiones que se abastecen a granel en los campos y en las grandes empresas de logística”. Precisamente ese tipo de cliente fue el primero que vio reducir el abastecimiento de las petroleras, y las máquinas se volcaron al surtidor en las rutas lo que produjo la crisis del primer semestre de 2022.

Rosario carga
Por la sequía, se espera una caída cercana al 50% de la carga para transportar.

Hoy hay un escenario completamente distinto. Tan sólo en los puertos de Santa Fe se proyectan 1,2 millones de viajes de camión menos respecto al año pasado, es decir un poco más de 40% de caída de la carga vinculada al transporte de granos”, detalló Rivero, por lo que “la sequía y la fuerte reducción de la cosecha es lo que explica que este año no se anticipen problemas en el suministro de combustible”.

Esas consecuencias en el sector del transporte se están haciendo sentir con la caída de actividad por lo que las entidades empresarias y el Gobierno nacional acordaron la declaración de la emergencia del transporte de cargas para buscar alicientes que permitan sobrellevar la coyuntura.

Ahora, crisis por falta de carga

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) también viene recortando semana tras semana la estimación de producción hasta las actuales 22,5 millones de toneladas, por los bajos rendimientos obtenidos durante el progreso de la cosecha.

De acuerdo a esa proyección, la producción de la actual campaña caería 48% respecto al ciclo 2021/22, cuando se trillaron 43,3 millones de toneladas y se ubicaría como la peor, en por lo menos, dos décadas, según registros de la entidad.

A pesar de la situación del campo que arrastra consecuencias para el resto de la economía desde fines del año pasado, en enero de 2023, las ventas de gasoil tuvieron un incremento del 9,5% anual. Durante los últimos doce meses, las ventas de gasoil fueron 6,9% mayores respecto a igual período anterior aunque la producción en el mismo periodo, aumentó por debajo a 3,3% anual.

Desde el sector estacionero también se analiza que los acuerdos de precios lanzados en diciembre pasado y que las petroleras ratificaron con el Gobierno nacional para mantener los incrementos en el surtidor a un promedio de 4% mensual hasta agosto, resultan un problema a afrontar.

Es que la actualización de precios por debajo del ritmo de la inflación, que en el primer trimestre acumula 21,7%, se interpreta como un fuerte desincentivo a la importación de las marcas para abastecer el consumo que tiene la Argentina, aún en condiciones limitadas por el efecto campo. Si eso se prolonga muchos meses, se advierte que se enfrentará un escenario de escasez y eventual quiebre de stock en diesel.

Argentina importa cerca del 20% del gasoil que consume en el promedio del año, con picos de hasta 30% cuando la demanda se asocia a las épocas de cosecha, por el uso intensivo de la maquinaria agrícola y el transporte de la producción.

El año pasado las compañías que dominan el mercado como YPF, Shell, Axion y Puma acordaron duplicar sus importaciones para complementar la oferta. Pero también el presupuesto 2023 contempla duplicar la importación de combustible subsidiado para afrontar el requerimiento de combustibles líquidos de las centrales de generación térmica para descomprimir la demanda y evitar el desabastecimiento en el resto del mercado.

Sin embargo, para el sector estacionero esa situación no se revertirá en el corto plazo, dado el crecimiento del mercado y que todavía no se culminan las inversiones en diversas refinerías del país para incrementar la producción del diésel.

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