Responsable de Sustentabilidad en International Trade Logistics
En recientes declaraciones de Antonio Guterres, actual secretario general de las Naciones Unidas, se ha destacado la actual era de la «ebullición global». En medio de los meses con las temperaturas más elevadas registradas en la historia, la urgencia de abordar el cambio climático resuena en todos los medios de comunicación.
Esta columna explora la perspectiva del desarrollo sostenible desde el punto de vista de la industria logística, una fuerza orquestadora del movimiento global de carga y, a su vez, una contribuyente más a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Nadie queda exento de influir en el cambio climático, y la industria logística no es la excepción. Las emisiones de gases de efecto invernadero, resultado de procesos diversos, incluyen a la logística junto con otros sectores industriales.
Se transportan bienes a nivel mundial a través de cadenas de suministro complejas y entrelazadas, a menudo utilizando tecnologías y energías no renovables. No obstante, la colaboración global puede revertir esta situación.
Para abordar eficazmente este desafío, es imperativo medir lo que se va a estudiar. La huella de carbono, una herramienta comúnmente utilizada, calcula las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de un proceso o actividad.
Este cálculo, derivado de la cuantificación de todas las formas de energía o liberación de GEIs, es esencial para priorizar acciones de mitigación y tomar decisiones informadas sobre inversiones tecnológicas y nuevas fuentes de energía.
Aunque la teoría es clara, la aplicación práctica es un desafío. Las iniciativas de mitigación de emisiones requieren dedicación, investigación e inversiones considerables. Cada segmento de la cadena de suministro presenta dificultades técnicas, y la falta de estandarización global complica aún más la implementación de medidas sostenibles. A pesar de estos obstáculos, existen casos de éxito con objetivos de mitigación ambiciosos.
Medidas sustentables desde la Logística
El Grupo ITL, integrado por las firmas Exolgan, Exologística y Logistic Platforms Investment, fijó como metas de reducción de emisiones: mitigar el 50% de las emisiones del año 2019 al 2030, el 75% al 2040 y alcanzar el 100% al 2050.
Nadie queda exento de influir en el cambio climático, y la industria logística no es la excepción. Las emisiones de gases de efecto invernadero, resultado de procesos diversos, incluyen a la logística junto con otros sectores industriales.
En sus operaciones de soluciones logísticas integradas, las principales iniciativas se centran en la contratación de electricidad renovable mediante Power Purchase Agreements, con el objetivo de disminuir la huella eléctrica. Enfocándose en la huella del diésel, responsable de más del 50% de las emisiones totales de la terminal de containers Exolgan, actualmente se lleva a cabo la segunda prueba de biodiesel en equipamiento operativo.
A largo plazo, se impulsa la hibridación y electrificación de los equipos a combustión como protagonistas de una transición sostenible. Además, lidera un proyecto para el uso de hidrógeno gris en sus propios camiones, buscando amplificar los usos de este vector energético.
Este compromiso se respalda con certificaciones externas, como la relacionada con la Integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la estrategia corporativa, verificada por Cifal Argentina (UNITAR – ONU). Como dicta el Objetivo de Desarrollo Sostenible 17, Alianzas para lograr los Objetivos: “fortalecer la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible, movilizando e intercambiando conocimientos, capacidad técnica, tecnología y recursos”, todo esto no sería posible sin el entendimiento de las necesidades y expectativas de los grupos de interés.
Como se ha mencionado, sin la articulación pública y privada permanente, el camino es mucho más difícil. Es por eso que todos los sectores deben involucrarse y hablar el mismo idioma de la sustentabilidad, en particular, de la acción climática.
Enfrentar la «Ebullición Global» demanda una transformación integral, y la industria logística se revela como un actor clave en este escenario. En este crítico momento, la medición de la huella de carbono se convierte en la brújula que guía la toma de decisiones, mientras que la colaboración, tanto a nivel corporativo como global, se erige como el pilar fundamental.
Al adoptar el desafío climático como una responsabilidad compartida, la logística no solo se adapta al cambio, sino que lidera la marcha hacia un futuro donde la eficiencia y la sostenibilidad convergen, construyendo un legado ambientalmente consciente para las generaciones por venir.