Córdoba encabeza el ranking nacional y concentra más del 34% de todos los usuarios-generadores. El verdadero músculo está en el sector comercial e industrial, que explica más de 58 MW instalados, sobre un total que ya llega a los 74MW.

Mientras la transición energética avanza con paso firme, la generación distribuida crece en todo el país y la energía solar. se perfila como uno de los ejes más activos de un nuevo modelo eléctrico.

Ya son casi 2.800 los usuarios-generadores conectados a la red mediante medidores bidireccionales, con una potencia total instalada que roza los 74 megavatios (MW), según los últimos datos publicados por la Secretaría de Energía de la Nación, actualizados a mayo de 2025.

El sistema, respaldado por la Ley 27.424 sancionada en 2017, permite que hogares, pymes, industrias y hasta instituciones públicas instalen paneles solares, consuman su propia energía y vuelquen a la red eléctirca el excedente. A cambio, reciben créditos en su factura eléctrica, en un esquema que promueve el autoconsumo y alivia la red en momentos críticos.

Este fenómeno muestra que muchas empresas ven en la generación solar distribuida una herramienta concreta para bajar sus costos operativos, especialmente en un contexto de tarifas más alineadas con el costo real de la energía.

Con 1.153 instalaciones activas y 25,33 MW conectados, Córdoba encabeza el ranking nacional y concentra más del 34% de todos los usuarios-generadores. Además, hay otros 241 trámites en curso que podrían sumar 8,1 MW adicionales en el corto plazo.

Buenos Aires sigue en segundo lugar, con 757 conexiones activas y casi 15 MW ya inyectados. También muestra una dinámica creciente: tiene 308 pedidos en proceso que auguran un salto fuerte en los próximos meses.

San Juan completa el podio con solo 128 instalaciones, pero con un peso específico mayor: alcanza los 9,06 MW, reflejo de proyectos de mayor escala. La provincia, con larga tradición energética, está apostando fuerte a lo solar.

Otras jurisdicciones también muestran señales de expansión. La Ciudad de Buenos Aires ya suma 157 usuarios activos y 3,8 MW conectados. Misiones se destaca con 91 instalaciones que totalizan 6,2 MW, mientras que Entre Ríos cuenta con 152 conexiones por casi 4 MW. La Rioja, Mendoza, Corrientes y La Pampa completan el mapa con cifras más moderadas, pero en franco crecimiento.

Empresas al frente: pocos usuarios, mucha potencia

Aunque más de la mitad de los usuarios-generadores (56%) pertenece al segmento residencial, el verdadero músculo está en el sector comercial e industrial. Allí se agrupan 1.093 usuarios que, en conjunto, explican más de 58 MW instalados: casi el 80% de toda la potencia conectada a nivel nacional.

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En el sector comercial e industrial se se agrupan 1.093 usuarios que, en conjunto, explican más de 58 MW instalados, el 80% del total en el país.

Este fenómeno muestra que muchas empresas ven en la generación solar distribuida una herramienta concreta para bajar sus costos operativos, especialmente en un contexto de tarifas más alineadas con el costo real de la energía. Pero también aparece como una forma directa de reducir su huella de carbono, en línea con estándares de sustentabilidad cada vez más exigentes.

La red saturada abre una oportunidad

A diferencia de los grandes parques solares, cuyo crecimiento choca con las limitaciones del sistema de transporte, la generación distribuida se presenta como una solución descentralizada, ágil y más resiliente.

“Genera empleo local, más que la centralizada; evita el problema de la falta de línea de transporte, que es una de las barreras para el crecimiento de la centralizada; y en momentos de crisis, cuando hay picos de consumo de energía, reduce ese problema”, explica Julio Durán, investigador consulto de la Comisión Nacional de Energía Atómica y profesor en la Universidad de San Martín (UNSAM).

La normativa permite además desarrollar instalaciones comunitarias de hasta 12 MW, lo que abre el juego a cooperativas, consorcios, municipios o asociaciones de vecinos.

Otro de los puntos clave para potenciar el modelo es el almacenamiento en baterías. “En los últimos años está creciendo mucho en el mundo el uso de baterías, en particular baterías de litio, para viviendas, hasta bancos de batería en un container. Un sistema basado en generación y almacenamiento distribuido es mucho más resistente a cualquier problema”, apunta Durán.

Este tipo de soluciones permitiría sostener la demanda en horarios nocturnos o durante cortes, sumando estabilidad al sistema general.

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