La NHTSA abrió un expediente que involucra casi tres millones de vehículos de la marca de Elon Musk, luego de que 58 conductores informaran «maniobras inesperadas» al estar circulando con el software Full Self-Driving al mando.
La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA) abrió una nueva investigación sobre el sistema de “conducción autónoma total” de Tesla tras una serie de reportes que vinculan a sus vehículos con infracciones de tránsito y maniobras peligrosas.
Según los documentos difundidos por la agencia, varios de los incidentes incluyeron el cruce de semáforos en rojo y la circulación por el carril equivocado, con al menos algunos casos que derivaron en colisiones y lesiones.
El expediente emitido la a principios de octubre detalla que la autoridad recibió 58 reportes de conductores cuyos autos, al operar bajo el software Full Self-Driving (FSD), realizaron movimientos inesperados sin emitir alertas previas.
Este comportamiento, de acuerdo con la NHTSA, “podría representar un riesgo para la seguridad vial si el sistema no garantiza una intervención oportuna del conductor ante una falla del automatismo”. La agencia recabará datos técnicos y registros electrónicos para determinar si existe un defecto estructural en la programación.
La nueva pesquisa abarca casi la totalidad de los vehículos Tesla vendidos con funciones avanzadas de asistencia, unos 2,88 millones de unidades. El análisis cubrirá tanto la versión denominada “Full Self-Driving (Supervised)”, clasificada como sistema de nivel 2 —que exige supervisión humana constante—, como otras ediciones en etapa de prueba.
El objetivo es determinar si los algoritmos de detección y respuesta cumplen con los estándares federales de seguridad vial.
Tesla bajo la mira
El escrutinio sobre Tesla no es nuevo. Desde hace años, la compañía fundada por Elon Musk enfrenta cuestionamientos por la efectividad y el alcance real de sus sistemas de conducción automatizada.
Pese a su denominación, “Full Self-Driving” no permite una operación completamente autónoma y requiere que el conductor mantenga las manos en el volante. Tesla, por su parte, sostiene que el software reduce la posibilidad de errores humanos y que “la responsabilidad final siempre recae en quien conduce”.
La investigación también se desarrolla en un contexto de creciente litigiosidad. En agosto, un jurado en Miami responsabilizó parcialmente a la empresa por un accidente mortal ocurrido en 2019, relacionado con el uso del sistema Autopilot.
Aunque se trata de una tecnología distinta, la sentencia, que impuso una compensación superior a los 240 millones de dólares, reforzó las dudas sobre la fiabilidad de los programas de asistencia automatizada. Tesla ya anunció que apelará el fallo.

Además del FSD, otros modos de conducción de la marca se encuentran bajo la lupa del organismo. La función “Smart Summon”, que permite mover el vehículo de manera remota hacia el conductor, ha sido vinculada con incidentes en estacionamientos.
En otro expediente abierto en 2024, la NHTSA investiga la actuación de los sensores del vehículo en condiciones de niebla y poca visibilidad, luego de un atropello fatal registrado ese año.
La agencia también analiza si Tesla cumplió con su obligación de reportar de forma inmediata los accidentes relacionados con sus sistemas automatizados. Estos reportes son exigidos por la normativa federal para evaluar riesgos recurrentes y definir si corresponde una campaña de revisión o actualización del software.
Históricamente, las investigaciones de la NHTSA han derivado en llamados a revisión o en órdenes de modificación del software, decisiones que Tesla suele implementar mediante actualizaciones remotas.
Sin embargo, el organismo busca determinar ahora si las correcciones anteriores fueron suficientes para evitar que los vehículos vuelvan a reproducir conductas inseguras.
Los investigadores también examinarán cómo el sistema alerta al conductor y en qué circunstancias puede desactivarse automáticamente.
Mientras tanto, Elon Musk enfrenta una creciente presión de inversores y reguladores para demostrar avances tangibles en la seguridad y fiabilidad del FSD.
El empresario prometió recientemente que “cientos de miles de robotaxis” estarían operando hacia fines del próximo año, pero especialistas en transporte y autoridades federales consideran que esas metas son difíciles de alcanzar sin una validación independiente del software y sin nuevas normas de control.