La Agencia Internacional de las Energías Renovables elaboró un informe detallando la ubicación de unos 45 recurso esenciales para una matriz sostenible, incluídos el litio y el cobre. Se estima que la demanda se triplicará para 2040.

La transición hacia una matriz que disminuya el impacto ambiental en la generación energética requiere de equipos e instalaciones específicas a partir de minerales críticos. Estas van desde las baterías de los vehículos eléctricos, hasta la producción de chips y cables que se emplean en turbinas, aerogeneradores y paneles fotovoltaicos, entre otros.

Para la elaboración de estos insumos, se necesita de insumos que, por su ubicación geográfica, escasez, su seguridad y/o dificultad de recolección, son catalogados como críticos.

En los últimos años, el litio se ha posicionado como el ejemplo más claro de este tipo de minerales, y de la industria que puede formarse a su alrededor.

El 58% de los yacimientos de litio están entre Bolivia, Chile y Argentina.

Sin embargo, el “oro blanco” es solo uno de muchos otros materiales que han ganado demanda de la mano de la transición energética. Entre los casos conocidos se ubican también el cobre, níquel, cobalto, cromo, grafito, manganeso y el zinc, que junto con otros 45, se enmarcan en categoría de esenciales según el último informe temático publicado por la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA).

La entidad estima el aumento de la generación de energía con bajas emisiones de carbono triplicará la demanda de estos minerales para el 2040.

En ese sentido, el documento remarca en qué puntos del globo se encuentran las mayores reservas de los insumos más solicitados se reparten entre América Latina, África Subsahariana, el Sureste Asiático y Australia.

Níquel, Cobre, Zinc
El cobre, níquel, cobalto, litio, cromo, grafito, manganeso y el zinc son algunos de los minerales críticos más relevantes.

De acuerdo a datos de la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo, las mayores reservas de cobalto del mundo se encuentran en República Democrática del Congo y más del 10% de las reservas mundiales de níquel están en Guatemala y Cuba.

Asimismo, el 28% del aluminio está en Guinea; el 58% de los yacimientos de litio están entre Bolivia, Chile y Argentina; el 85% de la demanda de niobio la suministra Brasil; el 98% de las reservas mundiales de cromo están en Sudáfrica y Zimbabue, y el 75% de las de manganeso se ubican en Sudáfrica.

Por otro lado, existen 17 elementos químicos formados por escandio, itrio, neodimio, el disprosio y el holmio que en la naturaleza no se encuentran aislados, sino en forma de una multitud de minerales. Estos no se encuentran en altas concentraciones comparado con otros elementos o minerales, porque se encuentran en áreas muy específicas del planeta.

Por sus excepcionales propiedades magnéticas y conductoras, son importantes en el desarrollo de diversas tecnologías, entre ellas, las que permiten el desarrollo de energías renovables.

Los ingresos que generarían lo minerales críticos en Latinoamérica

Un informe publicado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) muestra que los ingresos procedentes de la producción de minerales críticos en Latinoamérica y el Caribe alcanzaron los 100 millones de dólares en 2022.

Litio, Latinoamérica, Triángulo de litio
Argentina, Bolivia y Chile, países que integran el «Triángulo del Litio», se posicionan como grandes beneficiarios del aumento de la demanda de minerales críticos.

La entidad prevé que la tendencia se acelerará en los próximos años de la mano de un crecimiento sostenido en la demanda de la tecnología vinculada a las energías limpias. Las proyecciones indican que los ingresos de la minería crítica se multiplicarán por 1,5 para el año 2030.

A un plazo aún mayor, se anticipa que para 2050 los réditos mineros superarán al sector de combustibles fósiles, que caerían a 145.000 millones de dólares, si los gobiernos mantienen las políticas sustentables establecidas en los compromisos internacionales como el de París.

El punto más fuerte de la región tiene que ver con las reservas de litio, de las cuales la mitad se ubican en el Caribe y Latinoamérica, que actualmente abastecen el 35% de la demanda mundial.

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