La Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), que depende de la Secretaría de Transporte y administra el tráfico aéreo, confirmó que este sábado las operaciones “se desarrollarán con total normalidad en todos los aeropuertos” del país.
El Gobierno desactivó las medidas de fuerza que iban a llevar adelante los controladores aéreos desde este sábado y que amenazaban con paralizar vuelos nacionales e internacionales en horarios escalonados, pero durante casi una semana. La Secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria y, con eso, el conflicto quedó en pausa.
La Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), que depende de la Secretaría de Transporte y administra el tráfico aéreo, confirmó que las operaciones “se desarrollarán con total normalidad en todos los aeropuertos” del país.
El conflicto gremial de los controladores aéreos escala a pocos días del nuevo decreto del Gobierno que restringe el derecho a huelga en sectores esenciales como el transporte, la salud y la educación.
El gremio ATEPSA –que representa a técnicos y empleados del área de navegación aérea– había anunciado un cronograma de paros escalonados hasta el 31 de mayo. Las protestas incluían interrupciones en servicios claveclave, como la autorización de despegues o la gestión de planes de vuelo, lo que habría provocado demoras y cancelaciones.
“Estas medidas son el resultado de una propuesta salarial inaceptable por parte de EANA, que ofreció un 0% de aumento y pretende dar por cerrado el período paritario 2024/25, cuando llevamos más de ocho meses sin actualizaciones salariales”, cuestionó el sindicato.
Desde EANA indicaron que las acciones gremiales quedaron suspendidas tras el llamado oficial a la conciliación. Según la empresa, “las medidas iniciales planteadas por el gremio tenían la intención de interrumpir el servicio esencial de navegación aérea durante seis diferentes días, en distintas franjas horarias, en todos los aeropuertos de la República Argentina”.
Un conflicto en medio de la tensión por el decreto 340
El conflicto gremial de los controladores conicide con una momento de tensión entre el Gobierno y los gremios, luego de la reciente publicación del Decreto 340 del Ejecutivo, que regula el derecho a huelga en sectores esenciales como el transporte, la salud y la educación.
Firmado por el presidente Javier Milei y su gabinete, la normativa exige que, en el caso del tráfico aéreo, se garantice un mínimo del 75% de los servicios operativos.
El Gobierno defendió el decreto como una herramienta para “preservar los derechos de terceros”, aunque su aplicación concreta aún no fue puesta a prueba en conflictos como el de los controladores.

Desde la CGT no tardaron en salir al cruce. Gerardo Martínez, secretario de Relaciones Internacionales de la central obrera, lo consideró un “atropello institucional” y sostuvo que “este Gobierno le teme al diálogo y parece que no tiene herramientas legales para justificar sus objetivos pro-patronales”.
Además, advirtió que “el decreto 340 atenta contra la libertad sindical, violando el derecho de huelga”, y anticipó que ya evalúan acciones legales y reclamos ante la OIT.
Anticipó, en ese sentido, que “ya está trabajando el equipo jurídico de la CGT que ideó los lineamientos del amparo contra el DNU 70, analizando los caminos legales a seguir para llevar a la Justicia estas normativas que contradicen el orden constitucional e internacional en materia laboral” y, además, “se realizará la presentación de la queja correspondiente ante la OIT”.
La medida que habían anunciado los controladores aéreos
El plan de lucha de ATEPSA preveía un esquema de paros progresivos con ceses de tareas entre tres y cuatro horas cada día. La primera jornada iba a comenzar el sábado 24, afectando vuelos internacionales de 13 a 17. Al día siguiente, se esperaba la suspensión del servicio para vuelos de cabotaje entre las 19 y las 22.
El cronograma continuaba el martes 27, con una nueva interrupción de servicios para vuelos de cabotaje entre las 8 y las 11. El miércoles 28 se sumarían los vuelos comerciales no regulares y generales, con paros entre las 12 y las 16.
Para el viernes 30 se preveían dos franjas de protesta: de 13 a 17 para vuelos generales y de 19 a 23 para los internacionales. Y finalmente, el sábado 31, la medida iba a alcanzar a toda la actividad aérea, con suspensiones entre las 10 y las 13, y entre las 16 y las 19.
Aunque los trabajadores permanecerían en sus puestos, no realizarían tareas operativas críticas. Desde el gremio aclararon que las medidas no iban a afectar vuelos sanitarios, humanitarios, oficiales, de búsqueda y rescate o en situación de emergencia.
Con la conciliación obligatoria en marcha, el foco pasa ahora a la mesa de negociación. Mientras tanto, los pasajeros pueden respirar aliviados: los aeropuertos operarán con normalidad.