El Servicio Geológico Minero Argentino es el encargado de recorrer el país, tomar muestras y analizar qué minerales se encuentran en cada región. La falta de inversión, el rol de las provincias y el potencial que reavivó el interés privado.
Por Carolina Putelli
Si una empresa minera busca áreas de interés minerales y cree que un país puede ser un buen destino de inversión es posible que se siente con las autoridades y pregunte: ¿qué se puede encontrar en este territorio? Sucede así desde el inicio de la minería.
Por citar un solo ejemplo, la fiebre del oro estadounidense inició con una primera pepita que apareció en un río y alguien que dijo “ahí hay riqueza”. Y la voz se corrió.
En la actualidad es imposible que inicie una exploración minera sin que antes haya una primera señal de riquezas. A esto se dedica el Segemar (Servicio Geológico Minero Argentino), un ente público y autárquico que recorre el país catalogando ese potencial y que a pleno funcionamiento puede cambiar el panorama económico nacional.
Pero problemas recurrentes en Argentina, como las crisis económicas y la falta de interés político hacen que este catálogo de minerales tenga baches en la búsqueda por falta de inversión.
El Segemar es convocado por las provincias, dueñas de los recursos minerales, o las instituciones para iniciar búsquedas específicas de un elemento o relevar en una zona en particular.
“Cuando faltan recursos, al área de ciencia y técnica le recortan”, explicó en una entrevista a Dinamicarg, Martín Gozálvez, director del Instituto de Geología y Recursos Minerales del Segemar, que se encarga de hacer los mapas geológicos y de minerales del país.
A pesar de esto, hay cien años de información acumulados y planes para que siga creciendo y tecnificándose, para que el país pueda tener qué responder ante la pregunta de “qué riquezas hay”.
Cuánto se sabe de los minerales que tiene Argentina
En un mundo preocupado por cómo logrará abastecerse de minerales críticos, el país cuenta con las condiciones naturales para ocupar un lugar estratégico. Es un territorio enorme, con cordillera, sierras, puna y llanuras. Las posibilidades de que existan minerales para las necesidades industriales actuales y del futuro son muchas.
Martín Gozálvez explicó que, dependiendo de la región, es la cantidad de información con la que cuenta el Segemar y el instituto que él dirige. El volumen de datos depende de los intereses mineros que tuvo Argentina a lo largo de su historia.
Por eso las zonas más estudiadas son el área cordillerana, las Sierras Pampeanas y las provincias donde se desarrolló la industria minera.
Entre las tareas del instituto hay dos formas principales en las que completan el catálogo minero nacional. Por un lado, el Segemar es convocado por las provincias, dueñas de los recursos minerales, o las instituciones para iniciar búsquedas específicas de un elemento o relevar en una zona en particular.
En simultáneo, el instituto que dirige Gozálvez trabaja en la realización de los mapas geológicos de todo el país, para lo que van a cada región, toman muestras y las analizan para 40 ó 50 minerales distintos y luego dejan asentado qué se puede encontrar.
La primera operatoria hace que encuentren datos muy regionalizados o también específicos. “La mayor cantidad de información es sobre los minerales típicos de Argentina, que son oro, plata, cobre, plomo y zinc en el área metalífera”, explicó.
A esto se suman conocimientos de minerales no metalíferos y rocas de aplicación, como feldespatos, cales y arcillas industriales entre otros. Recientemente a estos se sumó el litio, luego de volverse la estrella minera del mundo.
El mapa geológico nacional es un trabajo enorme, que implica viajes a terreno y campañas extensas. Tienen registradas más de 40.000 muestras y todas son de la Cordillera de los Andes, las Sierras Pampeanas y parte de la Patagonia. No se hicieron relevamientos de este tipo en la zona de llanuras del país, lo que implica un gran vacío de información.
A su vez, para que este catálogo geológico sea de mejor calidad, explicó Gozálvez, es necesario hacer más muestras por cada zona analizada. “Hasta ahora hemos trabajado en una escala donde un centímetro de mapa equivale a dos kilómetros y medio y queremos pasar a que cada centímetro sea un kilómetro”, detalló. Esto implica más muestras y viajes a terrenos y la necesidad de mayor tecnología.
Y para esto es necesario inversión. El director del instituto explicó que hoy en día pasan por una racha de años buenos, al menos en la tecnificación. Hace poco incorporaron laboratorios nuevos para que cada una de estas muestras sean analizadas en profundidad.
Y a la vez tienen que volver a recorrer las zonas donde más estudios realizaron para recolectar más del doble de material.
Empezarán por la Cordillera de los Andes, por el potencial metalífero y de cobre que existe. Esto no es casual, el metal conductor es uno de los más buscados en todo el mundo para la transición energética.
Pero también es en los picos más altos del país de donde tienen más información y por eso profundizar estos datos es más fácil que empezar de cero. En algún momento esperan que todo el territorio nacional tenga muestreos.
Los minerales críticos son aquellos que los países industrializados priorizan a la hora de invertir o comprar.
Esta inversión en nuevos laboratorios podría significar un salto en la calidad de datos y tiene que ver con el interés reciente del Estado Nacional en la minería, como alternativa para acomodar la balanza de pagos. Pero, aseguró Gozálvez, todavía se enfrentan a un problema histórico: no siempre tienen los fondos para viajar y recoger las muestras.
Los golpes de las crisis en el armado del catálogo de minerales
En sus peores momentos presupuestarios, el Segemar enfrentó temporadas completas en las que solo tenían fondos para pagar sueldos. En la actualidad hay cerca de 400 trabajadores, luego de que abrieran concursos para que ingresen técnicos.
Pero en décadas pasadas se pasaron años sin nuevas incorporaciones, mientras parte de la planta se jubilaba. “Tenemos tanta información relevada a lo largo de 100 años que lo que hacemos es reevaluar los datos que ya tenemos, generamos nuevos mapas y así vamos avanzando hasta que podemos tener dinero”, contó.
Esos datos son los que se obtuvieron durante los buenos años de exploración y también a través de las campañas que financian las provincias, como la que comenzará en Buenos Aires.
Es que cuando existe un llamado local para hacer estas búsquedas, los datos van quedando en los archivos. A su vez, las normativas antimineras de algunas regiones argentinas generan más baches de información.
“Somos parte del Consejo Federal Minero y estamos en contacto con las autoridades provinciales y a veces nos llaman y financian las campañas de exploración”, explicó Gozálvez.
Así hay conocimiento de presencia de algunos minerales en distintas zonas del país o incluso de depósitos que están registrados y si en otro momento no fueron un gran llamador de inversiones, ahora pueden serlo.
Es el caso de depósitos que se conocen de tierras raras en Jujuy, La Rioja o San Luis, de presencia de grafito en San Juan y de litio en pegmatitas. Todos estos hallazgos, algunos con varias décadas encima, implica más potencial argentino en la búsqueda de minerales críticos.
Y si bien las crisis económicas o el desinterés político tuvieron paralizado al Segemar, que durante esos años hayan reclasificado y ordenado la información, hace que hoy si alguien llega a preguntar, los técnicos puedan decir: “ahí hay”.
Cómo avanza la exploración de minerales críticos
Los minerales críticos son aquellos que los países industrializados priorizan a la hora de invertir o comprar. En la actualidad todos tienen que ver con la electromovilidad.
El litio es la estrella de los últimos tres años. Argentina es el tercer país con mayores reservas contabilizando los yacimientos de la puna, pero especialistas hablan de que hay mucho potencial en depósitos no tradicionales.
El Segemar está estudiando qué condiciones naturales dan lugar a yacimientos económicamente rentables, esto permitiría avanzar en la búsqueda con más éxito en depósitos con riquezas que no sean necesariamente salares.
El cobre es uno de los metales más estudiados. Existen una serie de informes de cómo son y dónde están las fajas ricas en pórfido en toda la cordillera y a partir de esta información, que es pública, se movilizaron ya varias inversiones privadas.
Sobre las tierras raras existen informes de existencias en Jujuy, La Rioja y San Luis, pero en todos los casos son del grupo de livianas, mientras las más buscadas son las tierras raras pesadas. No hubo campañas de búsquedas asociadas.
En cuanto al grafito, se conocen depósitos en San Juan, en la formación Pie de Palo, pero son preliminares y antiguos. De cobalto se encontraron minerales asociados, pero tampoco hubo exploraciones fuertes de este metal.
