Con el avance de la electromovilidad y la transición energética se espera que no solo la demanda de litio siga en alza en el futuro. El cobre es también considerado ya un mineral crítico. La región concentra el 40% de las reservas mundiales.
En la Argentina ya se encuentra en marcha la construcción de un proyecto de cobre de clase mundial, y otros tres en etapas avanzadas de desarrollo, los que permitirán al país ubicarse en la próxima década dentro de la lista de los diez principales productores del mundo con unas 810 mil toneladas anuales.
En la actualidad el país cuenta con un proyecto en construcción de cobre: se trata del yacimiento Josemaría, en la provincia de San Juan, que con una inversión anunciada de 4.100 millones de dólares podrá alcanzar una producción anual estimada en 131 mil toneladas.
El desarrollo de Josemaría le permitirá al país volver a posicionarse como un productor y proveedor de cobre -otro mineral central para cumplir con las metas de descarbonización- tras el cierre registrado en 2018 de Bajo la Alumbrera, en Catamarca.
Según proyecciones elaboradas por la Agencia Internacional de Energía para 2040, la demanda global de minerales y de metales para las tecnologías de energía limpia se duplicaría.
En el país la producción de cobre a gran escala comenzó en 1997, con la puesta en marcha de aquella operación en el noroeste de Catamarca, y durante su vida útil aportó ingresos fiscales por 5.037 millones de dólares y exportaciones por 17.300 millones de dólares.
El alto potencial cuprífero de la Argentina se ubica en la zona de los Andes centrales, en sintonía con lo que sucede en Chile y Perú, con un volumen aproximado de reservas de cobre por 1.033 millones de toneladas para la región, equivalente al 40% de las reservas mundiales de este mineral.
En la cartera de proyectos cupríferos en el país, además de Josemaría, se incluyen otros tres emprendimientos en etapas avanzadas.
Precisamente, en Catamarca, el proyecto Minera Agua Rica Alumbrera (Mara), avanzó a la etapa de Prefactibilidad y tiene una inversión prevista de 3.100 millones de dólares y 155 mil toneladas anuales de producción.
Otro de los dos grandes proyectos de alcance mundial son Pachón, en la provincia de San Juan, que atraviesa la etapa de factibilidad con una inversión inicial de 4.500 millones de dólares y 280 mil toneladas anuales de producción.
Y el tercer desarrollo es Taca Taca, en la provincia de Salta, que con una inversión prevista de 3.580 millones de dólares podrá alcanzar una producción anual de 244 mil toneladas estimadas
Estos proyectos permitirán a la Argentina convertirse en un actor central, aportando 810 mil toneladas de cobre a la producción mundial, lo que la ubicará entre los primeros 10 productores de cobre del mundo, según las proyecciones oficiales.
A los aprovechamientos en marcha en distintas etapas, se podrán sumar otros cuatro desarrollos como Los Azules, en la provincia de San Juan, con una inversión prevista de 2.300 millones de dólares y una producción anual estimada en 186 mil toneladas; Filo del Sol, también en San Juan, es un proyecto en el límite con Chile que demandará una inversión de 1.250 millones de dólares para aportar 67 mil toneladas al año; mientras que San Jorge en Mendoza, requeriría 370 millones de dólares de inversión para unas 40 mil toneladas al año de cobre.
De esta manera se podría completar una oferta de cobre por más de 1,2 millones de toneladas al año, e inversiones totales por más de 21 mil millones de dólares.
Demanda en alza
Según proyecciones elaboradas por la Agencia Internacional de Energía para 2040, la demanda global de minerales y de metales para las tecnologías de energía limpia se duplicaría.
En ese escenario, la Argentina podría convertirse en un actor clave para reducir la brecha entre la producción actual y la demanda futura de minerales críticos en la transición energética no sólo vinculada a la electromovilidad sino a la electrificación de la matriz energética.
El consumo de cobre refinado aumentó en los últimos 20 años a una tasa promedio anual de 2,6%, y se espera que continúe creciendo en el futuro, ya que este mineral constituye un insumo fundamental.
Teniendo en cuentas estas proyecciones, desde la Secretaría de Minería se plantea que se puede proyectar que para 2025 las exportaciones mineras argentinas alcanzarían los 8.596 millones de dólares, lo que se traduce en un aumento de más del 100%.
Para entonces, las exportaciones de litio crecerían exponencialmente, alcanzando el valor de 5.653 millones de dólares para 2025, con seis proyectos que se sumarían a los dos que actualmente se encuentran en producción, con sus respectivas ampliaciones en las capacidades productivas.
De esta manera, hacia 2030, las exportaciones mineras llegarían a los 18.500 millones de dólares, año para el cual se proyecta que las exportaciones de litio ascenderían a 8.730 millones y las de cobre a los 6.511 millones, a lo que habrá que sumar las de oro y plata.