Las empresas mineras compran más del 50% de sus bienes y servicios de forma local. Como pueden los empresarios argentinos prepararse para un boom de la minería y qué sectores son estratégicos.

El crecimiento de la minería en Argentina plantea la posibilidad de que sectores económicos locales se incorporen a una cadena de valor enriquecida, donde quedan el 37,7% de los gastos totales del sector, si se tienen en cuenta todos los gastos y giros al exterior. Si en cambio se calcula solo con respecto a las compras, más del 80% de los contratos son locales, pero un porcentaje de estos es a representantes de firmas internacionales. Sacando esto, según un informe oficial, el 50,08% de las compras son locales, lo que dimensiona el movimiento interno que produce esta industria. 

A compras en el mercado argentino, las empresas mineras destinan más del doble que en salarios, según datos de la Secretaría de Minería de la Nación. En una industria que en 2022 generó 3.878 millones de dólares y el balance de 2023 calculan que será mayor, la participación de cualquier sector productivo se convierte en una oportunidad histórica. Los que mayor participación tienen son industrias, construcción y comercio, pero está lejos de terminar ahí. 

Según explicaron desde la Cámara de Servicios Mineros de San Juan, una de las dos provincias que vivió un salto con la llegada de la minería del oro, el desafío para los proveedores tiene que ver con adaptarse rápidamente antes de que inicie la producción.

El crecimiento de la minería en Argentina plantea la posibilidad de que sectores económicos locales se incorporen a una cadena de valor enriquecida.

Además, según el tipo de explotación, cambian los sectores económicos que podrán sumarse a la cadena de proveedores. Es que, por ejemplo, en el caso de la minería metalífera el servicio de hotelería se convierte en uno de los que reciben más contratos. Los turnos de trabajo rotativos requieren que el personal viva por una o dos semanas en la mina, con comida y habitaciones. A esto también se suma el sistema de salud y entretenimiento para los trabajadores. 

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A compras en el mercado argentino, las empresas mineras destinan más del doble que en salarios.

En la actualidad en Argentina hay 1.500 empresas inscriptas en el Registro Nacional de Proveedores Mineros. Este sistema surgió en 2022 e incluye industrias, pymes, grandes empresas y profesionales que le venden servicios o productos al sector. 

Los sectores con mejores perspectivas

El último estudio a fondo que hicieron sobre la situación de la cadena de proveedores fue en 2021. En ese momento determinaron que era el sector industrial el que tenía mayor participación dentro de la cadena productiva, representando un 24% de las ventas. Dentro de estos, la metalmecánica, que sobre todo participa en la construcción de estructuras, representó el 38,1%, la industria química que provee material de voladuras y reactivos el 21,2% y las reparaciones otro 15,3%. 

En segundo lugar, al momento en el que fue redactado el informe, se encontraba el sector de la construcción, con un 17,6% de participación en las ventas. Este rubro participa tanto en la conformación de nuevos campamentos como en la expansión de los existentes.

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En la actualidad en Argentina hay 1.500 empresas inscriptas en el Registro Nacional de Proveedores Mineros.

Luego de estos dos sectores se encuentran el comercio, con una participación del 15,3%, los servicios empresariales y profesionales con el 10,7%, petróleo y gas un 8,7% y transporte y logística otro 8,5%. En los últimos dos casos, el consumo de energías también se transformará en los próximos años, según adelantan. Es que el uso de combustibles fósiles está relacionado en muchos casos con la generación eléctrica en yacimientos que se encuentran alejados de los centros urbanos. 

Pero este sistema tiene a un cambio debido a las exigencias de baja en la huella de carbono que tiene la industria. Esto ya impulsó en el último año que yacimientos de producción de litio hagan acuerdos con plantas de producción de energía fotovoltaica o de otras fuentes de energías verdes. Si este impulso sigue este camino, en unos años uno de los integrantes de la cadena de proveedores mineros serán justamente los generadores de energía. 

Capacidad de adaptación, la clave

Así como surgen las energías renovables como un nuevo eslabón en la cadena de valor minera, las industrias tradicionales deben adaptarse en caso de participar con proyectos de capitales internacionales. Las normas de triple impacto (ambiental, económico y social) empiezan a convertirse en una exigencia para la venta a este sector.

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El sector industrial es el que tiene mayor participación dentro de la cadena productiva, representando un 24% de las ventas.

Las cámaras empresariales trabajan en este sentido, en especial en las provincias donde ya se realiza la actividad. Desde formaciones profesionales a convenios de colaboración para acceder a certificación de normas nacionales e internacionales, la competitividad depende en la industria de poder cumplir con criterios internacionales. 

Las normativas provinciales mineras 

Cuatro provincias argentinas tienen leyes que regulan cómo deben trabajar las empresas mineras con sus proveedores. En todos los casos incluyen reglas de incentivo al consumo de bienes y servicios locales, para que el impacto de la industria se sienta en las comunidades. Catamarca, donde hay proyectos incipientes de litio en su mayoría, no tiene un mínimo de proveedores y trabajadores locales que deben contratar sus empresas, pero sí creó un registro oficial de quienes ofrecen bienes y servicios a la indistria. Salta en cambio puso una base de un 70% de contratos locales, Santa Cruz un 50% y San Juan un 75%.

Este sistema permite asegurar un flujo económico local vinculado a la industria y también busca impulsar el desarrollo de la cadena de valor. Pero a su vez, limita la cantidad mínima de contratos, pero no un porcentaje del dinero destinado por parte de las empresas. Esto explica que en algunos casos los desembolsos a empresa nacionales e internacionales superen a la sumatoria de lo que compran a proveedores de los municipio o provincias donde están instaladas las mineras. 

Por eso, de cara a una posible expansión de la producción minera nacional, el camino para las industrias, comercios y pymes es el desarrollo de valor de forma local, y profesionalización. Para esto, la inversión es fundamental. Sólo la certificación de emisión de carbono, un requisito que podrían empezar a pedir las mineras a sus proveedores para cumplir con el Acuerdo de París, cuesta cerca de 1.000 dólares. 

El desafío para las empresas argentinas será poder sumarse a estos procesos y no perder oportunidades frente a multinacionales que pueden instalarse a vender servicios y productos, llevándose parte de los dividendos que promete el boom minero. 

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  1. Valeria soledad Vidal

    Pido una oportunidad laboral ya que me encuentro desempleada y tengo dos hijos soy de santa cruz pto deseado

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