El presidente Javier MIlei anunció que las provincias tendrán mayor control sobre la delimitación periglaciar, en un giro regulatorio que podría modificar el escenario para desarrollos metalíferos en los Andes.

El mapa minero en la Argentina podría cambiar de manera drástica a partir de un cambio normativo que tiene como objetivo central impulsar la explotación de cobre. Este viernes, el presidente de la Nación, Javier Milei, confirmó que enviará al Congreso un proyecto para redefinir el alcance de la Ley de Glaciares, con

En su discurso ante el 12° Congreso de Economía Regional del Club de la Libertad celebró que “acaba de firmarse el acuerdo bilateral comercial con los Estados Unidos”, y a continuación anunció el lanzamiento de la iniciativa para que cada provincia pueda determinar por sí misma qué áreas serán consideradas periglaciares.

De acuerdo con la industria, la definición legal de glaciar rocoso es imprecisa y no refleja diferencias técnicas.

Según señaló el mandatario, se trata de un paso fundamental para “aprovechar las riquezas naturales que nos han sido ofrecidas”, en línea con la estrategia oficial basada en expandir la minería de cobre. En ese sentido, sostuvo que la delimitación actual de zona periglaciar “no está bien definida” y que esa falta de precisión impide habilitar o rechazar actividades económicas de manera clara.

Por último, Milei remarcó que la idea se originó en una iniciativa del gobernador mendocino Alfredo Cornejo y destacó el rol del canciller Pablo Quirno y de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, quienes —según dijo— “hicieron todo el road show minero”.

La norma vigente, sancionada en 2010, establece parámetros de protección que fueron confirmados judicialmente y que definen tanto a los glaciares como a los glaciares de escombros como reservas estratégicas de agua. Es precisamente esa categoría la que ha generado tensión entre empresas mineras y autoridades ambientales debido a su impacto sobre las áreas donde se proyectan futuras explotaciones de cobre.

¿Qué piden las mineras?

Las compañías del sector consideran que el inventario glaciar elaborado en 2018 es demasiado amplio. Ese registro identificó cerca de 16.000 formaciones en los Andes argentinos, una cifra relevante para provincias como San Juan, donde se concentran varios de los proyectos metalíferos más avanzados.

De acuerdo con la industria, la definición legal de glaciar rocoso —tipología que suele contener hielo— es imprecisa y no refleja diferencias técnicas entre zonas con aporte hídrico y zonas donde la dinámica glaciar es mínima. Este punto aparece como uno de los principales motivos detrás del interés del sector por una reforma.

Un proyecto de cobre como caso testigo

El caso de El Pachón es ilustrativo de la cuestión. El proyecto, operado por Glencore, buscó la desclasificación de un glaciar rocoso para destrabar su proceso administrativo. En 2023 logró que la provincia de San Juan lo retirara de su inventario local, pero el registro federal aún lo incluye.

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La redefinición de la zona periglaciar se presenta como un paso para destrabar inversiones.

Consultada por el medio Bloomberg, la empresa sostuvo que la Ley de Protección de Glaciares “requiere ciertas aclaraciones, ya que una zona periglacial puede afectar el desarrollo de la mayoría de los grandes proyectos de cobre del país”, según expresó un portavoz en un comunicado difundido este jueves.

Otros desarrollos de gran escala enfrentan obstáculos similares. Vicuña, una sociedad integrada por BHP Group y Lundin Mining, reconoció que sus permisos dependen en gran medida de la interpretación que realice la provincia respecto de la normativa federal.

Su director sénior para Argentina y Chile, José Luis Morea, afirmó recientemente que “creemos que tenemos una exposición y amenazas muy limitadas”, dando a entender que el impacto en glaciares rocosos sería acotado en comparación con otros emprendimientos. Aun así, la empresa admitió que deberá demostrar que sus operaciones no afectan humedales ni reservas hídricas clave.

Los Azules, proyecto de McEwen Copper que acaba de ingresar al RIGI, también se encuentra en un territorio sensible. Estudios preliminares detectaron más de 150 glaciares rocosos en la zona de influencia del proyecto y advirtieron que uno de ellos se ubica cerca de un humedal que limitaría la futura mina a cielo abierto.

La compañía sostiene que puede operar bajo los parámetros actuales, aunque no descarta que, en el largo plazo, áreas sin evidencia de actividad glaciar puedan ser reclasificadas si se habilita un marco regulatorio más preciso.

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