Su Plan Andes para concentrarse en Vaca Muerta avanza, pero la petrolera nacional sigue marcando el ritmo de la actividad en los yacimientos convencionales. Concentró el 82% de la producción nacional.
A pesar del proceso de desinversión en campos maduros que YPF viene impulsando desde el año pasado con el Plan Andes, la compañía mantiene un dominio incuestionable en materia de recuperación terciaria en la Argentina. Esta técnica, también conocida como recuperación mejorada de petróleo (EOR) sigue consolidándose como una herramienta indispensable para la explotación de yacimientos en declive.
Según datos de la Secretaría de Energía, YPF aportó el 82% del total nacional, mientras que las operadoras más cercanas, CAPSA-CAPEX y Pecom, apenas alcanzaron el 10% y el 4% respectivamente. La aplicación del EOR permite prolongar la vida útil de las áreas, mediante el uso de tecnologías que incrementan la movilidad del petróleo en el subsuelo.
El Plan Andes, lanzado en 2024, consiste en la desinversión de YPF en unos 30 bloques convencionales maduros
Se trata de un proceso complejo, que implica la inyección de agua, polímeros, gases o agentes químicos, y que no siempre es viable desde el punto de vista geológico o económico. Por eso, su implementación suele concentrarse en campos que ya cuentan con infraestructura desarrollada, lo cual reduce los costos operativos y mejora la eficiencia del proyecto.
El Plan Andes, lanzado en 2024, consiste en la desinversión de unos 30 bloques convencionales maduros, agrupados en once clusters, para redirigir recursos hacia el desarrollo no convencional en Vaca Muerta. En la primera etapa se firmaron ocho acuerdos de compraventa (SPA) y se habilitó un data room virtual que atrajo más de 60 ofertas de compañías locales e internacionales.
La etapa 2 incluye la negociación de la venta o reversión de otros 20 bloques, con la expectativa de un “clean exit” del portfolio convencional para el tercer trimestre de 2025 . Este enfoque de gestión activa de portafolio forma parte de la estrategia 2025–2029 de YPF para consolidar su liderazgo en shale y optimizar la eficiencia upstream.
Chubut, el núcleo de la recuperación terciaria
De acuerdo con un informe de la consultora Gerardo Tennerini O&G, el 67% del volumen total de petróleo extraído por recuperación terciaria en el país proviene de Chubut, lo que equivale a 11.530 barriles diarios. Mendoza ocupa el segundo lugar con 5.321 barriles por día (31%), mientras que Santa Cruz aporta 286 barriles diarios, representando el 2% del total
Esta concentración geográfica no es casual: la provincia alberga algunos de los yacimientos más antiguos del país, que continúan rindiendo gracias a la adopción de tecnologías avanzadas. Entre los bloques que destacan por su volumen de producción se encuentra Manantiales Behr, operado por YPF, que por sí solo aporta 8.376 barriles diarios mediante EOR.

Este campo, que comenzó a producir en la década de 1930, es un caso paradigmático del potencial que tiene la recuperación terciaria para revitalizar zonas maduras. Otro bloque emblemático es Chachahuen Sur, también bajo operación de la petrolera estatal, con una producción de 5.003 barriles diarios.
Diadema, perteneciente a CAPSA, completa el podio con 1.772 barriles por día. Estas tres áreas concentran en conjunto el 87% de la producción nacional por recuperación mejorada.
El interés persiste
Además del rendimiento de los principales bloques, el informe de la Secretaría de Energía también menciona otros desarrollos relevantes, aunque de menor escala. Escalante-El Trébol, operado por Pecom, Anticlinal Grande-Cerro Dragón, bajo responsabilidad de Pan American Energy, y Chihuido de la Sierra Negra, administrado por Tecpetrol, figuran en la lista de áreas activas.
Aunque sus volúmenes no se acercan a los de los líderes, estos proyectos, ratifican el interés persistente del sector en seguir explotando el potencial de las cuencas convencionales. La continuidad de estas operaciones no solo tiene impacto en términos energéticos, sino también económicos.
La recuperación terciaria representa una fuente de ingresos y empleo para provincias como Chubut y Mendoza, que dependen en gran medida de la industria hidrocarburífera. Como señala el informe de Tennerini, “el sostenimiento de la actividad en zonas maduras contribuye a estabilizar el flujo fiscal y a preservar una base productiva que aún tiene mucho para ofrecer”.