La mina sanjuanina, que agotó su yacimiento principal, propuso una inversión de 1.000 millones de dólares, pero ahora achicó a 700 millones. La razón principal, el proyecto llevaba ocho meses sin conseguir el Ok de autoridades nacionales.
Gualcamayo, una mina de oro ubicada en San Juan, fue el primer proyecto minero que se presentó en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), en noviembre de 2024. A pesar de las expectativas iniciales, hasta hoy no logró conseguir que las autoridades nacionales se lo aprueben. Por eso, iniciaron un cambio de estrategia.
Las autoridades anunciaron que retiraron la primera solicitud para enviar una nueva. Esta segunda versión para poder conseguir el Vehículo de Proyecto Único (VPU), achicaron las intenciones de inversión que tenían para reactivar la mina. El original preveía una inversión de 1.000 millones de dólares, mientras el nuevo aplicará por 700 millones de dólares.
A la vez, visitó el país el dueño de Gualcamayo Juan José Retamero, un español que tiene una larga lista de inversiones en el país a través de la firma que preside, AISA Group. El empresario, que tuvo un primer contacto con la prensa en este viaje, dejó en claro que necesitan que el proyecto ingrese al régimen para avanzar en la reactivación.
En más de un año desde la aprobación de la Ley Bases, solo una inversión minera, de la empresa Rio Tinto en Catamarca, consiguió cumplir con los requisitos para acceder al régimen.
Todos estos movimientos del proyecto de oro coincidieron en cambios que hizo la autoridad nacional con el RIGI. Es que en un decreto firmado la semana pasada, detallaron distintos formatos para presentarse, según el tipo de desarrollo que busque el proyecto.
Los cambios, aseguraron fuentes nacionales, tienen que ver con agilizar algunos de los procesos para conseguir el VPU. Esto, mientras en más de un año desde la aprobación de la Ley Bases, solo una inversión minera, de la empresa Rio Tinto en Catamarca, consiguió cumplir con los requisitos para acceder al régimen.
El RIGI de Cualcamayo, un proyecto que se simplifica
La presentación inicial del proyecto Gualcamayo en el régimen incluía varias inversiones en simultáneo. Estas tenían que ver con la reactivación de la mina de oro, que agotó su yacimiento principal y estuvo cerca de cerrar, pero también con varios negocios en simultáneo que querían impulsar desde AISA.
Había cuatro ejes en el proyecto original: la inversión para reactivar el valle de lixiviación, la nueva planta y desarrollo de otro yacimiento llamado Depósito Carbonatos Profundos (DPC), una planta de generación fotovoltaica y una mina de cal cercana. Todo eso sumaba los 1.000 millones de dólares.
Los documentos ingresaron al comité que está a cargo de revisar los ingresos al RIGI en noviembre de 2024. Según fuentes cercanas a la compañía, hubo reuniones tanto virtuales como presenciales a principio de 2025, además de pedidos de documentación para ampliar lo presentado.

En un principio, la demora de la aprobación parecía tener que ver con que el régimen era un instrumento nuevo. Incluso sobre esto habló Retamero a medios de San Juan.
“El RIGI es nuevo para todos, también para las autoridades. Requiere un proceso de rodaje. Presentamos el proyecto en noviembre, uno de los primeros en minería, y era complejo”, explicó el dueño de Gualcamayo.
Pero si bien parte de la dilación tenía que ver con la novedad, también había aspectos que no convencían a la autoridad minera nacional. Fuentes de la Secretaría de Minería aseguraron que no estaba clara la novedad de la inversión que presentó Gualcamayo para su valle de lixiviación.
Este apartado en el proyecto tenía que ver con destinar fondos a lo que fue el principal sistema de extracción de la mina durante sus años de actividad. Gualcamayo contaba con mineral que podía tratarse con solución de cianuro, para eso explotaron primero a cielo abierto y después con un sector subterráneo.
El mineral se agotó, lo que llevó a los anteriores dueños, la colombiana Mineros SA, a presentar un cierre de mina. Cuando la empresa de Retamero compró el proyecto se dieron cuenta de que en el valle quedaba roca con gran cantidad de oro, cerca de 3 millones de onzas.
Para eso invirtieron y tenían pensado seguir invirtiendo con el plan presentado en el RIGI, para terminar de extraer el metal precioso de esa roca.
Ese punto fue uno de los que finalmente salió de la presentación solicitando el VPU. La otra inversión que quedó afuera fue la mina de cal adyacente a Gualcamayo. Iban a explotar este mineral porque es una de las materias primas necesarias para la extracción de oro.
El nuevo proyecto que busca el aprobado
Con estas dos inversiones fuera del panorama, el grueso del dinero que quiere destinar AISA en Gualcamayo sigue en juego. Se trata de 700 millones de dólares, que ahora están analizando nuevamente si recibirán los beneficios del régimen.

El punto más importante de esta inversión tiene que ver con la planta para explotar DCP. Este sector de la mina es un yacimiento cercano, también de oro, que tiene una conformación mineral distinta a todo lo que extrajo la mina antes y debe ser sacado por flotación.
Para poder avanzar, Gualcamayo tiene que hacer una planta de tratamiento e instalaciones como si fuera una mina nueva, por eso casi el 70% de la inversión presentada estaba concentrada en esta parte.
De aprobarse, la mina de oro podrá volver a explotar y calculan que tendrán un pico de ocupación de 1.000 trabajadores y que la vida útil se extenderá al menos 15 años.
Desde la empresa aseguraron que el proyecto es prometedor porque “está explorado entre un 2,5 y 4% de la propiedad”, por lo que creen que seguirá creciendo. Eso sí, dijo, el RIGI es una condición inicial, al menos en las dos inversiones que dejaron dentro del proyecto actual.