Se trata de una señal necesaria a las inversiones eólicas marinas. El marco regulatorio fomentará la generación verde en aguas jurisdiccionales del país y abriría las puertas a futuras licitaciones. El gigante sudamericano ya es una potencia del shale oil offshore.

El Poder Ejecutivo de Brasil aprobó la ley de energía offshore, estableciendo un marco regulatorio para la asignación y concesión de áreas destinadas a la exploración de proyectos de generación eléctrica marina.

Este paso acerca aún más el desarrollo de parques eólicos en alta mar, marcando un hito en la transición energética del país.

Sin embargo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva vetó los artículos 22, 23 y 24, que no formaban parte del proyecto original e incluían incentivos para centrales termoeléctricas a carbón y gas natural.

Brasil, que ya lidera la producción de eólica terrestre en América Latina, cuenta con un potencial técnico impresionante para generar más de 1.200 gigavatios (GW) de energía eólica marina, según un informe del Banco Mundial.

Según el gobierno, el veto se justificó porque el propósito central de la ley es “posicionar a Brasil como líder en la transición energética global, alineándose con las tendencias principales en energías renovables”.

Además, se señaló que estas tecnologías contaminantes podrían afectar negativamente las tarifas eléctricas para los consumidores y desequilibrar las finanzas públicas.

La aprobación de esta normativa llega en un momento clave para atraer inversiones hacia la energía eólica offshore, un sector que Brasil no podía permitirse dejar pasar.

Además de impulsar nuevas tecnologías y proyectos en sus aguas jurisdiccionales, la ley abre la posibilidad de utilizar estas instalaciones para la producción de hidrógeno verde o comercializar créditos de carbono, así como otros activos derivados de los parques offshore.

Cómo se definirán áreas para instalar proyectos

Es importante señalar que será el Poder Ejecutivo quien determine las áreas habilitadas para la instalación de equipos de generación eléctrica marina. Sin embargo, estas no podrán ubicarse en campos petroleros, rutas de navegación marítima o zonas protegidas por la legislación ambiental.

En el caso de áreas cercanas a bloques petroleros, los operadores tendrán prioridad para obtener la concesión, aunque primero deberán presentar sus argumentos y demostrar si existe alguna incompatibilidad entre las actividades de generación eléctrica y la exploración petrolera.

eolica marina
Brasil aprobó la ley de energía offshore, estableciendo un marco regulatorio para la asignación y concesión de áreas destinadas a la actividad.

Para avanzar en la definición de las áreas asignadas, se requerirán Manifestaciones de Interés (MDI), que también incluirán la verificación de un punto de interconexión disponible con el Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Una vez presentada la MDI, el gobierno deberá lanzar una convocatoria pública, con un plazo mínimo de 120 días, para identificar si hay otros interesados en la misma área.

En caso de que surjan múltiples propuestas, se buscará llegar a un acuerdo entre las partes o se redefinirá el bloque marino para presentarlo en modalidad de oferta permanente.

El contrato de cesión para las áreas offshore estará dividido en dos etapas: evaluación y ejecución.

La fase de evaluación incluirá estudios de viabilidad técnica y económica, análisis de las externalidades del proyecto, estudios de impacto ambiental y levantamientos georreferenciados sobre el potencial energético del bloque.

Por su parte, la fase de ejecución abarcará la construcción del proyecto, la generación de energía, el monitoreo ambiental y la preservación del mar territorial.

Además, las empresas estarán obligadas a notificar cualquier descubrimiento de hidrocarburos, gas natural u otros minerales de interés comercial o estratégico que se encuentren durante las operaciones.

El potencial de la energía eólica offshore en Brasil

En alta mar, los vientos son más constantes e intensos que en tierra, y la vasta extensión del océano permite la instalación de parques eólicos de mayor envergadura, lo que se traduce en un mayor potencial de generación de energía.

Brasil, que ya lidera la producción de eólica terrestre en América Latina, cuenta con un potencial técnico impresionante para generar más de 1.200 gigavatios (GW) de energía eólica marina, según un informe del Banco Mundial publicado en julio.

Rio Negro, energía eólica
Por sus fuertes vientos, especialmente en la Patagonia, Argentina puede generar energía eólica en tierra.

Además, un estudio del Centro Brasileño de Infraestructuras (CBIE) destaca que el sector eólico marino podría generar 516.000 empleos para 2050 y aportar al menos 168.000 millones de dólares a la economía brasileña.

El informe también subraya que el potencial eólico marino de Brasil es «vigoroso, consistente, geográficamente diverso y ubicado cerca de los centros de demanda», lo que posiciona a la energía eólica marina como un componente clave en la matriz energética a largo plazo del país.

Este panorama despertó un gran interés. Hasta abril, se presentaron 97 solicitudes de licencia para proyectos eólicos marinos ante Ibama, la agencia medioambiental de Brasil, que ya abrió un registro para estas iniciativas incluso antes de que se establezca un marco regulador oficial.

Los datos del organismo muestran que la mayoría de los proyectos propuestos se concentran en Rio Grande do Sul, el estado más austral de Brasil, con 27 solicitudes, y en Ceará, en el noreste, donde está la ciudad de Fortaleza, con 25 solicitudes.

Estos proyectos están planificados a distancias de entre 10 y 40 kilómetros de la costa y, si todos se concretan, podrían añadir una capacidad instalada de 234 GW al país.

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